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14/03/2022
Sin reservas

Plan Cóndor: todo está guardado en la memoria

Odette Magnet
Odette Magnet

“Era el período de la Guerra Fría. América Latina, como región, cayó en la esfera de influencia de Estados Unidos. Así, cualquiera que fuera percibido como integrante de un partido comunista o incluso de un partido socialista, se consideraba que trataba de subvertir los modelos socioeconómicos que esos países estaban adoptando.”

Así inicia la italiana Francesca Lessa un video-de seis minutos- sobre el Plan Cóndor en América del Sur durante la década de los 70. Titulado La Operación Condor al Descubierto (disponible ya en YouTube, en inglés y español), se da a conocer en vísperas del 46 aniversario del Golpe de Estado en Argentina, el 24 de marzo de 1976. Se trata del broche de cierre de la investigación más exhaustiva sobre el tema hasta la fecha cuya autora es la doctora Francesca Lessa, doctora en Relaciones Internacionales de la London School of Economics, investigadora y docente de Estudios Latinoamericanos y Desarrollo en la Universidad de Oxford, Inglaterra.

Durante ocho añosse propuso desentrañar y denunciar cómo las dictaduras sudamericanas coordinaron sus políticas represivas para secuestrar, torturar y asesinar a los/as opositores políticos/as y exiliados/as sin distingos.

Perseverante la mujer. Y valiente. En el 2017 fue amenazada de muerte, junto a otras doce personas- ministros, activistas, abogados, fiscales- por el Comando Barneix, en realidad era un solo hombre. La sorprendió en el exterior y no pudo regresar a Uruguay, donde vivía entonces. Pero no detuvo su trabajo. Con los años su aporte ha resultado clave para los juicios que se han celebrado para juzgar a los responsables de estos delitos, especialmente en Italia y en el sistema interamericano.Como si fuera poco, es autora del libro The Condor Trials(Los Juicios Cóndor) que se publicará en Estados Unidos en mayo próximo (https://yalebooks.yale.edu/book/9780300254099/condor-trials).

El Plan involucró a ocho dictaduras militares sudamericanas –Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Brasil, Perú y Ecuador– en una red que cubría cuatro quintos del continente y ejerció el terrorismo de Estado más brutal del siglo 20. Su legado: decenas de miles de personas asesinadas o desaparecidas durante las décadas de 1970 y 1980. La complicidad entre los gobiernos militares fue absoluta y eficaz. Las policías secretas compartieron información y trasladaron a sus detenidos de un país a otro. El pacto de silencio entre los autores nunca se ha quebrantado y ninguno de ellos ha mostrado un asomo de arrepentimiento.

Sin importar la geografía, desde distintos puntos de la cordillera de Los Andes, muchos de los "desaparecidos" fueron arrojados durante la noche a la inmensidad del océano, con sus vientres cargados de piedras para que no flotaran a la superficie. América del Sur se convirtió en una zona de terror e impunidad sin fronteras. El mayor número de víctimas (487) de la coordinación represiva fueron secuestradas en el período entre marzo de 1976 y diciembre de 1978.

Mi hermana María Cecilia y su marido el médico Guillermo Tamburini fueron secuestrados de su departamento de calle Córdoba 3386, en Buenos Aires, en la madrugada del 16 de julio de 1976. Ella, socióloga, tenía 27 años, él, 32. Sus cuerpos no han sido encontrados.

El 27 de mayo de 2016, al cierre del juicio Plan Cóndor en Buenos Aires, Humberto José Román Lobaiza y Felipe Jorge Alespeiti -ambos del ejército argentino- fueron los únicos dos imputados en el secuestro y desaparición de mi hermana. El primero fue condenado a 18 años de presidio y, el segundo, a doce. Alespeiti fue juzgado en el año 2009 por 107 secuestros y desapariciones. Murió en julio de 2019, mudo y senil, con la piel gris, las mejillas hundidas y la mirada vacía. Ambos ya cumplían arresto domiciliario por otros crímenes de lesa humanidad.

“Probablemente no todos los responsables se enfrentarán a la justicia. Muchos de ellos ya han muerto, por lo que han conseguido una especie de ´impunidad biológica’, aclara Lessa. “Pero muchos otros sí lo harán. En Argentina, más de mil personas han sido condenadas. Igualmente, en Chile se ha condenado a otras mil. Eso señala un cambio en las prácticas y un rechazo claro a la impunidad del pasado.”

Fundado en 1975 en Santiago de Chile, Cóndor tenía como misiónexterminar a quienes eran considerados enemigos, subversivos peligrosos para la patria. Argentina, Uruguay y Chile fueron los miembros más activos.  Argentina tuvo la presidencia de la organización en 1976 y 1977, los dos años más sangrientos de Cóndor.Su brazo operativo tenía su base en Buenos Aires.  Cuando la dictadura militar concluyó, el país arrojó el triste saldo de 30 mil desaparecidos.

Dos bases de datos contienen toda la información recaudada -hasta entonces dispersa- por la doctora Lessa. Una con los nombres de 805 víctimas de la coordinación represiva, que fueron secuestradas entre agosto de 1969 y febrero de 1981. La otra, con los 45 juicios que se han efectuado en varios países, principalmente en el Cono Sur pero también Italia y Estados Unidos.

Todo está guardado en la memoria.

La sistematización del material sobre las violaciones de derechos humanos y los delitos constituyen un esfuerzo pionero: nadie había intentado antes realizar esa tarea. Además, Lessa escarbó en los documentos de archivos latinoamericanos y de Estados Unidos y, no menos importante, hizo más de cien entrevistas con actores locales para incorporar sus voces. En dos oportunidades- 2008 y 2014- intentó reunirse con victimarios en Uruguay, pero ellos se negaron.

La investigación revela que los primeros casos de secuestro, tortura, detención y traslados clandestinos de ciudadanos brasileños refugiados en Uruguay tuvieron lugar ya en 1969, mientras que los últimos se refieren a militantes chilenos del MIR, detenidos en la zona fronteriza entre Argentina y Chile en 1981.

Cabe destacar que los uruguayos fueron el grupo más perseguido (48 por ciento de las víctimas), 24 por ciento argentinas y catorce por ciento chilenas. El 69 por ciento de los delitos fueron cometidos en Argentina. Asimismo, hubo un alto número de muertos y desaparecidos (45.5 por ciento) pero también un porcentaje similar de secuestrados, torturados, y posteriormente liberados (47 por ciento).

Pese a las décadas transcurridas, el dolor aún me rompe el alma y el insomnio me acecha sin tregua. La herida sangra y no cierra. Ni por decreto ni con indulto. No cierra con un punto final ni con el olvido. Paradojalmente, esa herida nos une, en ella nos reconocemos.La pregunta -dónde están-que persigue a las familias de los caídos sigue sin respuesta y, mientras tanto, las fotografías de sus rostros se han teñido de sepia. Pero nuestra memoria sigue intacta, fresca, recién parida. Como el primer día.

Ver video:

 https://www.youtube.com/watch?v=GA44sszBetY&t=320s 


Odette Magnet es periodista y escritora chilena




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