1000x155px Brujula Digital - Horizontal
1000x155px Brujula Digital - Horizontal
Ahorrate Problemas 1000x155px
Ahorrate Problemas 1000x155px
Intensamente | 15/12/2023

Milei y Latinoamérica

Carlos Hugo Laruta
Carlos Hugo Laruta

El domingo 10 de diciembre Javier Milei asumió la presidencia de Argentina después de ganar la segunda vuelta con el 55,69% de los votos, frente a Sergio Massa, que obtuvo el 44,30%. Para los que gustamos de  analizar la realidad política latinoamericana, su discurso inaugural fue sumamente interesante y completo. Su síntesis, en palabras del propio Milei, establece que lo suyo “no es un proyecto de poder, sino un proyecto de país”. Veamos algunos aspectos mencionados en su discurso inaugural.

1. Ajustó cuentas con la historia argentina

La izquierda populista latinoamericana siempre intentó pintar de negro toda la historia republicana previa a su llegada. En el caso boliviano, el MAS rondó el paroxismo de querer cambiar el nombre del país, a las ciudades, las plazas, las escuelas y a los sucesos centrales de la historia, como la revolución nacional de 1952 y a la democracia instalada desde 1982. En Argentina, Milei rescató con meridiana claridad el componente ciudadano y liberal de la historia argentina desde su fundación, proyectándolo hacia un luminoso futuro inmediato y mediato.

Revindicó el nacimiento en 1816 de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, resaltó el liberalismo instalado en 1853 y, desde ahí, la estabilidad y el crecimiento económico alcanzado hasta inicios del siglo XX. Pero remarcó que, desde este inicio de siglo y durante más de 100 años, se instaló en Argentina un modelo colectivista, estatista, prebendal y corrupto.

Salvando las obvias distancias históricas con Bolivia, diríamos que Milei habría reivindicado a Bolívar, Sucre y Santa Cruz y ensalzado claramente el periodo liberal boliviano que, aun en el marco de un Estado oligárquico, se proyectó prácticamente hasta la Guerra del Chaco y la revolución del 52. Milei hubiera hecho una ácida crítica al corporativismo del cogobierno MNR-COB, a la Asamblea Popular del 70 y sus desvaríos y, desde luego, al acentuado corporativismo sindicalero prebendal, estatista y corrupto del MAS en el siglo XXI boliviano. Milei ajustó cuentas con la historia argentina, sin duda, y buscó los orígenes de su visión en las entrañas mismas de su propio país.

2. La herencia del populismo izquierdista en Argentina

Al respecto, Milei inició diciendo que “ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros”. Los datos sobre la situación económica argentina, fueron presentados siempre en dos planos, el de los datos macroeconómicos del déficit fiscal, y el d la realidad del 45% de la pobreza y 10% de  indigencia generadas por el modelo económico y social de la izquierda populista.

Y junto a ejemplos de fracaso del llamado modelo colectivista (en Bolivia le llamaríamos corporativismo sindical), su análisis de la situación económica buscó sentar las bases de las medidas de ajuste que empezaría a tomar su gobierno. Focalizó su mirada en el déficit fiscal, el rol nefasto de Banco Central y la irresponsable emisión monetaria del kirchnerismo. E identificando a la inflación del 15.000% como la consecuencia de ello, señaló también como al colectivismo-corporativismo en sus múltiples facetas, llevó a la “pesadilla social y económica” que afectó el aparato productivo, empujó al alza descontrolada de precios y ocasionó el altísimo desempleo en Argentina. Conscientes de las diferencias, esas palabras nos retrotraen al periodo de la hiperinflación en Bolivia (1983-85) y –quizá, ojalá no– a lo que pudiera venir el 2024 si se agrava la crisis económica en nuestro país. 

3. El programa de shock y las líneas centrales inmediatas

Con ese análisis del estado de situación, sustentó que, dada su gravedad, no había otra alternativa que el ajuste estructural. Frente a la gravedad de la situación heredada, planteó un programa de shock que sería implementado en una secuencia inmediata de medidas de ajuste de la estructura económica, financiera, fiscal, y cambiaria.

En su faceta política, sin mucho detalle, destacó que no se detendrá en venganzas políticas contra el populismo derrotado electoralmente; es decir, que no ingresará en la secuela de detenciones, juicios, encarcelamientos y demás acciones del típico gusto de la izquierda populista en América Latina, y más bien convocó al acompañamiento de la oposición aunque dejó en claro que de ser necesario utilizará la fuerza legal y legítima del Estado si es que se busca impedir que se apliquen las necesarias medidas del ajuste, probablemente en consideración de sus limitaciones en el número de parlamentarios y las posibles acciones del populismo desde los sindicatos peronistas.

En síntesis y respecto de la crucial lucha ideológica contra el populismo izquierdista latinoamericano, en su discurso inaugural, en algo que podría ser muy significativo, Milei remarcó dos elementos: uno religioso, con referencias al Antiguo Testamento, la guerra de los Macabeos, y la fiesta judía del Jánuca (de la luz); el otro, que el  conjunto de cambios a realizar no era parte de un proyecto de poder (acciones solo para conservar el poder o administrar el Gobierno), sino que eran parte de un nuevo proyecto de país, lo que aquí en Bolivia llamaríamos una “nueva visión de país”. Habrá que estar atentos a lo que ocurra en Argentina.

Carlos Hugo Laruta es sociólogo y docente-investigador de la UMSA.



300X300 Brujula Digital Lateral  (1)
300X300 Brujula Digital Lateral  (1)