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Sin letra chica | 27/08/2023

Marset, ¿a qué vino?

Carlos federico Valverde Bravo
Carlos federico Valverde Bravo

¡Vaya caso! En julio de 2023, un funcionario paraguayo denunció que el cargamento de 10 toneladas de cocaína que salió desde su territorio y fue encontrado en Alemania “pudo haber sido transportada desde países vecinos”, entre los que mencionó a Bolivia.

Bolivia protestó por la “falta de seriedad” del funcionario y… se abrió la caja de Pandora; en pocas palabras, Paraguay se disculpó, pero con un pedido, “arresten a Marset”. Uruguay se sumó al reclamo; el presidente Lacalle Pou reveló que “hace un tiempo” se tenía conocimiento de que el narco uruguayo estaba en Bolivia e indicó que tenía un “particular interés” en su captura. Eso implica que se había informado al país sobre su paradero.

Del Castillo bajó el tono y comunicó haber establecido cooperación entre varios países, Marset se convirtió en el objetivo del gobierno; se lo buscaba en varios departamentos por agua, tierra y aire, aseguró esta semana el viceministro Johnny Aguilera, aunque llamó la atención que a las pocas horas se reconozca que se había perdido el rastro de Marset

¿Por qué se dijo esto? ¿Hay varias miradas en el poder policial?

Pues ahora insisten en otra “novedad”: Eduardo Del Castillo denunció la supuesta protección brindada a Marset por autoridades de gestiones pasadas y uno no puede menos que admirar el grado de cinismo de quien ejerce el cargo de ministro de Gobierno desde hace dos años y nueve meses. En ese tiempo, queda claro que, así como en los años 2019 y 2020 se pudo haber proporcionado “comodidades” y protección a Marset desde su llegada al país en 2018, esas “comodidades” se pudieron haber extendido hasta julio del año 2023, que fue cuando los paraguayos y uruguayos hicieron públicas sus quejas por la creciente actividad narcotraficante que ha crecido como la “popularidad” del ministro (el lector dirá si positiva o negativa).

No vamos a entrar a hablar de “facilidades documentadas” para Marset y su entorno, ni de trámites en diferentes reparticiones estatales, porque estos temas son de público conocimiento, sino que vamos a arriesgar un poquito más allá para argumentar que no resulta casual el hecho de que se constate que, desde que ese narcotraficante llegó a Bolivia, la exportación de cocaína dio un salto cuantitativo, aumentaron las actividades relacionadas al tema (uso de hangares, aeropuertos nacionales y privados, FELCN, controles internos escuelas de pilotos, etc.) y, el arrojo o la impunidad con la que se actuó; en el narcovuelo de BOA se juntan cantidades, protección y logística y podemos seguir el conteo con los cargamentos de toneladas de cocaína incautada en Chile, operativos en Alemania, España (no el de hace unos días sino el de 15 toneladas, en un caso en el que trabajaron Europol, Brasil, Paraguay y Uruguay y que demostró la desconfianza internacional que existe sobre el país.

Y es que no se trata de algo pequeño; Bolivia es un proveedor importante de cocaína; el tercero de tres, con casi 400 toneladas por año (estimado); por las pruebas citadas, quien pudo haber consolidado el crecimiento y manejo de redes de movimiento interno y de exportación, bien pudo ser Marset, de quien el gobierno está haciendo uso publicitario indiscriminado sin reparar que está en falta, no sólo por lo anotado arriba sino porque genera mucha duda acerca de sus trabajos cotidianos de “inteligencia”. (Anoten: dos embarcaciones en Polonia, una capturada y la otra en proceso en la semana que termina, según el niño ministro y la intervención policial a varias fábricas muy grandes, pero vacías de personal y sin droga; las instalaciones estaban en perfecto estado estructural, dando la impresión de haber sido “entregadas”.

Y es que, en estricto apego a los hechos, nunca se supo de alguna acción de Marset en narcotráfico local y da la impresión de que se lo busca por encargo de uruguayos y paraguayos y no por haber cometido delito de narcotráfico sino de manejo irregular de dinero y bienes, aunque se presente a muchos de sus “colaboradores” como ligados a la actividad sin especificar un solo hecho de narcotráfico. Eso nos lleva otra vez a preguntar: ¿A qué vino Marset?

Por los antecedentes en países vecinos da la sensación de que no vino a hacer de Bolivia un santuario, es decir un refugio en el que su actividad anterior porque, de ser cierto el número de casas, actividades, vehículos y otras actividades como crear un equipo de futbol, es claro que el hombre no vino a pasar desapercibido. Si lo logró fue porque alguien se encargó de que ello ocurriera, alguien con mucho poder, lo que nos lleva a plantear que el narcotráfico internacional ve a Bolivia no como el espacio de “paz y tranquilidad” para sus operaciones, merced a la relación directa cocalero-partido-poder político, sino el espacio que le permite “ir por un pedazo de ese espacio”, merced al pleito declarado de quién es el poder que da protección, si el Estado o el dueño de Chapare, léase Evo Morales.

Valle Sacta, en abril de 2022, es el punto de partida del pleito que hace que el narcotráfico internacional busque su propio camino y se relacione directamente con los proveedores de coca y el sistema de protección estatal. Recordemos que Evo Morales denunció, y el hecho luego fue confirmado por el policía que llevó adelante el operativo, coronel Yerko Terán, quien entró a un lugar con varias fábricas y un laboratorio recibiendo la orden de salir del mismo de parte del viceministro Mamani, otro cocalero, aunque no relacionado a Morales.

El gobierno intervino en Valle Sacta, lo que nos lleva a plantear la posibilidad de que hayan sido dos laboratorios de dos organizaciones y protecciones diferentes; ¿las autoridades ordenaron el operativo contra el laboratorio protegido por el denunciante (Morales)?

En este cuadro se deja ver una fisura que los narcos no van a dejar de copar; ellos saben el valor estratégico posicional del Chapare, entiéndase Bolivia en el negocio de “otro poder”, el que tiene que ver con drogas, armas, tráfico de personas, etc. El Chapare es único en el país, su coca no va a los mercados de acullico, lo que significa que va a narcotráfico; el gobierno no se va a atrever a erradicar la coca chapareña y ese es el elemento de interés de los de afuera: ahí está la materia prima y quienes la defienden tienen armas, organización y poder; es con ellos directamente con quienes van a tejer lazos. Cómo se relacionen con el gobierno es un asunto de plata, eso es lo de menos, en el tiempo de Marset en Bolivia pudo haberse generado entre 500 y 700 millones de dólares, o sea plata sobra, tal vez por eso el uruguayo estuvo cómodo y nunca se lo nombró hasta que hablaron los paraguayos y uruguayos.

Esto va a seguir, parece no haber terminado; el gobierno aceptó haber perdido el rastro y en los otros países lo están buscando… mientras, dejemos la ingenuidad de creer que los recientes detenidos son importantes en la estructura narcotraficante, los capos están a salvo…

Colorau el ojo de la yegua, ¿no?



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