Hace unos días atrás, Evo Morales habló-amenazó con “lucha armada”. Se entiende, si no le confieren impunidad y no habilitan su candidatura. No es la primera vez, después de la insurrección ciudadana de 2029, declaró “si de acá a poco tiempo, no sé si volvería o alguien vuelva, hay que organizar, como en Venezuela, milicias armadas del pueblo”.
Evo Morales cuando era presidente recurrió al mix Maquiavelo-Nerón; ahora, en su calidad de expresidente, por supuesto que también vuelve al mix, es decir, a la astucia de usar y abusar del desastre para viabilizar su retorno dorado. Sencillamente es su carácter. Lo más robusto en él resultó siendo lo más elemental: hoy ese mix está encerrado en el centro de su existencia y arrincona todo lo demás (y lo demás somos nosotros, devorados por las llamas de nuestros corazones sencillos, en cielos que pretendemos despejados de los truenos emponzoñados de la política).
¿Serán sus declaraciones de ahora en adelante lecciones constantes de inhumanidad? ¿Su alegría se nutrirá como las viejas religiones del temor y la sangre trémula de los vivos? Esther Morales, su hermana nos aclara la ley de su vida: “No le gusta perder, no le gusta que le ganen, ganar no más le gusta”.
Está claro que este dirigente hormonal, solo traerá hormonas de resentimiento y deseo de venganza a quienes lo sigan. No ve sus errores, tampoco logra ver la solución, porque desde el 21-F él se convirtió en una parte severa del problema. Y no lo ve, porque es un Dios que solo tiene ojos para sí mismo y solo se puede ver sentado, no a la diestra del Padre Celestial, sino en la misma silla presidencial. Pero se trata de un Dios ciego. Un Dios herido por una insurrección democrática. Pero un Dios lleno de rencor y con la mirada puesta en el ajuste de cuentas, no es un Dios, sino un demonio y los demonios solo pueden traer un infierno infinito en la empuñadora de las manos, que muy bien pueden ser las “milicias armadas del pueblo”.
Pero Morales no comprende lo siguiente: 2025 no es 2005, entre una fecha y otra median 20 años de gobiernos del MAS. La multicrisis nacional ocasionada no es imputable a otros, sino al “movimiento de movimientos”. Esto nos libera de todo mal, incluida la “lucha armada”, y lo condena a Morales a consumirse a fuego lento en su fiebre delirante.
César Rojas es comunicador social y sociólogo.