Mala pata tienen los responsables nacionales y extranjeros que elaboran los relatos cambiando la historia del país o decidiendo qué es real o qué es mentira, para que los utilicen las autoridades del gobierno y el MAS porque, siendo una tarea de larga data, resulta que ahora es bastante más difícil hacerlo. No sólo porque la gente tiene acceso a través de la internet a una extraordinaria información histórica, sino que cada vez más ciudadanos saben que un mecanismo de dominación de los poderosos es, precisamente, inventarse la realidad.
Además, estos guionistas quieren inventar la realidad de hace ¡un año y medio! O sea, quieren inventar hechos que todos, incluso los fugados, sabemos que no sucedieron. Pero, ese no es su problema, ellos están encargados de crear una realidad diferente a la verdadera, así sea que incluso muchos de los adherentes al gobierno y al MAS no crean lo que se les dice que repitan, pero saben que su manutención en los próximos años depende de que lo hagan.
No sólo saben cómo les iría si se animaran a recuperar algunos valores, sino también que para que se imponga la nueva versión de los hechos ese aparato de poder cuenta con la administración de justicia y las entidades del Estado creadas para defender a la sociedad y la ciudadanía, como el Ministerio Público, la Procuraduría del Estado y el Defensoría del Pueblo, que hacen su parte para sancionar al que no cree las narraciones elaboradas por los guionistas del MAS y del gobierno. O sea, “crees lo que te decimos o haces y actúas como si creyeras, y punto”.
Junto al uso del aparato del Estado aparecen sistemáticamente grupos violentos decididos a poner en orden a los disidentes. Ya se los vio actuar en Senkata, Sacaba, en la quema de los buses municipales de la sede de gobierno o en la quema de las viviendas de algunas personalidades en octubre-noviembre de 2019. Ahora, ocultos tras unos barbijos XXL, un grupo de personas anunció algo así como la existencia de un comando de pirómanos del MAS, y ha amenazado con quemar la casa de la Presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB) por defender a ciudadanos, hombres y mujeres, que el MAS y su justicia han decidido enjuiciar violando los más elementales principios jurídicos y constitucionales.
Como los guionistas deciden quiénes existen y quiénes no, han dicho, por boca del Ministro pandillero, que no hay ese tipo de grupos en el país, así aparezcan profusas fotografías de ellos con dignatarios de Estado de diverso rango y líderes del MAS…
Asimismo, representantes de los denominados movimientos interculturales (antes colonizadores) amenazan y agreden a mujeres y hombres indígenas que marchan desde Beni hacia Santa Cruz exigiendo el respeto del Estado a su existencia, territorio y organización hoy severamente avasallados por gente que el gobierno y el MAS traslada a esas regiones para ocupar sus tierras. Pero, para los guionistas, los invasores son los agredidos y los indígenas agentes del imperialismo, financiados por ONG de la derecha para desestabilizar al país.
Atención: estos guionistas no son visibles, están compartimentados elaborando diariamente su material y probablemente es tanto lo que inventan que, al final, deben creer lo que producen. Vale la aclaración porque los intelectuales adherentes al proyecto del MAS que difunden su pensamiento a través de redes sociales, algunos medios y organizaciones presuntamente académicas, sí dan la cara pero, por lo que he podido indagar, poco o nada pueden convencer. Sólo ayudan a mantener la fe del carbonero y buscar justificaciones al creciente autoritarismo estatal en curso.
Pero, la confianza que los porfiados creadores de realidades al servicio de los gobernantes de turno tienen en la eficacia de sus creaciones, hace que olviden que la mentira tiene no más patas cortas…
Juan Cristóbal Soruco es periodista