cerrarBrujula-Bicentenario La CascadaBrujula-Bicentenario La Cascada
Brújula digital EQUIPO 1000x155px_
Brújula digital EQUIPO 1000x155px_
Cartuchos de Harina | 06/09/2025

Los jesuitas sentenciados: ser impopular y estar a salvo

Gonzalo Mendieta Romero
Gonzalo Mendieta Romero

Adlai Stevenson fue un político “liberal” estadounidense. Él decía que “una sociedad libre es aquella en la que se puede ser impopular y estar a salvo”. Bolivia no cumple ese estándar. La justicia falla según el clamor popular, la presión de los medios o, peor, los gustos del gobernante o del dinero. Ahí tienen a Camacho o a la secretaria de Evo en 2020; fuera de la política, al médico Jhiery Fernández. Pasó casi cuatro años en prisión por la supuesta violación y muerte de un bebé.

Acusar delitos monstruosos sirve también para desalentar a quijotes y amigos. Nadie quiere ser asociado con infamias. Jueces, abogados, fiscales y litigantes torcidos rentan de esa advertencia tácita. Si no fuera por el audio filtrado de una juez, Jhiery Fernández seguiría encarcelado. Pocos desafiarían la maldición contra el “violador” de un bebé.

La Constitución prohíbe la pena de infamia, pero ya ni sabemos qué significa. No azotamos al inculpado en público, pero asesinamos la reputación ajena sin preguntar, exaltados. Corremos a distinguirnos moralmente de los que aparentan representar, para ti o para mí, el mal o la depravación.

No es trivial el abuso de menores. Me sentiría traicionado y lleno de bronca si mi hijo sufriera la lascivia de un sacerdote. Estos delitos no son exclusivos de la Iglesia, pero es más grave que la mansedumbre del pastor esconda a un lobo. Escudar a los responsables también mancha a la institución. Pedir perdón no alcanza.

Respeto y me conduelo de quienes relatan abusos del padre Pica, Alfonso Pedrajas S.J. Pero en varios procesos contra jesuitas los jueces solo siguen la ola de lo atroz de las alegaciones. Sacerdotes ahora impopulares, con el buen nombre castigado, son ya indefendibles. Uno es mi amigo Ramón Alaix S.J. Mi afecto no vale para eximirlo. Solo doy mi testimonio: es humano, bueno, espiritual.

Ninguno de los jesuitas vivos está imputado por ultrajar niños. Al joven provincial de la Compañía le abrieron un proceso por hechos anteriores a su nacimiento. Y para enjuiciar a los dos exprovinciales se inició una investigación a Pedrajas, ya fallecido. En España el caso se archivó, entre otras cosas, por la muerte previa de Pedrajas, una regla penal básica. Aquí no.

Muchos desconfían de la Iglesia. Les es sinónimo de oscurantismo, colonialismo o superstición. Reputados por tantos como una rémora, los que visten los hábitos son estereotipados. Por ejemplo, relacionando el celibato con perversiones, como antaño se hacía con los homosexuales.

Dos exprovinciales de la Compañía de Jesús han sido condenados a una pena de un año y pueden apelar. Se les atribuye encubrir actos nunca juzgados (!) de Alfonso Pedrajas. El País de Madrid destapó la noticia del diario de este sujeto; eso activó a la fiscalía boliviana. Esta pidió la cooperación de la justicia española.

La fiscalía de Madrid informó que no constató que el diario sea verdadero. Lo llama “supuesto” en la conclusión de su investigación penal archivada. Sostiene que no pudo corroborar las afirmaciones del denunciante, sobrino del supuesto autor del diario, y que no hay terceros sospechosos.

El País no informó eso del modo que celebró que aquí se revelaran archivos de la Compañía de Jesús como se impide en Madrid. No sé si a El País lo entusiasma igualmente que en España se asegure el debido proceso, pero en Bolivia ese refinamiento se pase por alto. El País no es juez.

Los jesuitas deben ser juzgados conforme a la ley; no basta con infamarlos. Quizá peco de parcial, pero me hace dudar de los móviles de la acusación que se amparara en influyentes abogados del MAS. O en un testigo voluble, ardiente en los medios, sobre cuya sola palabra se funda esta condena.

La prescripción rechazada a los jesuitas, por ejemplo, no fue un intento de exculpar criminales, sino de defensa, ya que razonar no sirve. Por lo demás, es una garantía de no procesarte cuando ya no puedas hallar prueba o testigos para descargarte. Y de que no se sentencie en un ambiente radicalmente distinto al de cuando tuvieron lugar los supuestos hechos.

Muchos juicios estos años nos sobrecogieron por sus inicuas resoluciones. Este caso me produce un peso similar. No estaría bien callarlo.

Gonzalo Mendieta Romero es abogado.



BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
200
200
ArteRankingMerco2025-300x300
ArteRankingMerco2025-300x300