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Columna de columnas | 01/07/2024

Los “golpes” del MAS

César Rojas Ríos
César Rojas Ríos

Octubre de 2003 fue una insurrección popular. El pueblo se levantó contra el segundo gobierno de Sánchez de Lozada que se había vuelto impopular. Nadie puso en discusión el asunto, tampoco nadie quiso nublarlo con salvas ideológicas.

Pero con los gobiernos del MAS no suceden las cosas de esta manera. En octubre de 2019 se produce otra insurrección ciudadana ante el fraude perpetrado por el gobierno de Evo Morales. Las movilizaciones arrecian; pero un gobierno de izquierda no puede aceptar, ni aceptará nunca, que es el pueblo el que se levanta en su contra. Y se valió de mil artilugios para tildarlo de “golpe de Estado”. Pero como en ese momento dijo el general Williams Kalimán: los militares no fueron al Palacio, un general no se sentó en la silla presidencial, ni se quedó a gobernar. Asumió Janine Añez, una senadora, quien no cerró el Congreso y tuvo que gobernar con ese Congreso de mayoría opositora. Pero el gobierno de Evo Morales, hasta el día de hoy y lo hará hasta el final de los tiempos, hablará de “golpe de Estado”.

Este miércoles 26 de julio de 2024, ¿qué sucedió? La justicia investigará; pero ya sabemos que las investigaciones de la justicia no traen luz, sino oscuridad engorrosa. Por tanto, toca razonar. Y ante este tipo de situaciones toca razonar preguntando. ¿Cómo es posible que el general Zúñiga llegue a la plaza Murillo con tanquetas y un nutrido contingente de soldados armados hasta los dientes, y tres horas después, salga arrestado por un viceministro civil? ¿Cómo es posible que una y otra cosa se haga sin disparar ni un solo tiro? ¿Cómo es posible que el “militar golpista”, cuando se carea con el presidente Arce, ni siquiera le levante la voz y más bien se haga alzar la voz con el presidente y algunos de sus ministros? ¿Qué golpe es este donde no se da golpe alguno (no digo ya una ráfaga de ametralladora ni un bazucazo) a ninguna autoridad de gobierno? ¿Cómo es que un militar que llega a ser general, preparado para la guerra y quien va a la plaza Murillo como quien va precisamente a la guerra, no entra a Palacio con su tropa a punta de patadas, culatazos y disparos, y toma preso al presidente y su gabinete que están desarmados?

El cierre del acto: el general Zúñiga va preso y el presidente Arce va directo a los balcones del Palacio a ser aclamado por su carismática intervención de reprimenda a Zúñiga, gracias a su elocuencia relampagueante, que logra aplacar el golpe de Estado en siete minutos de intervención. Si esto es realmente así, el presidente Arce no es un humano, sino un superhombre y los bolivianos podemos dormir y vivir en paz. ¡Si esto fue lo que logró con el comandante general del ejército boliviano, lo que podrá lograr con la crisis económica, que es el campo de su competencia! Nada de qué preocuparse, en pocas semanas las arcas del Banco Central volverán a inflarse hasta los 15 mil millones de dólares y Evo Morales será convencido de retirarse a un monasterio tibetano a ayunar y meditar. Y todos, convertidos en Alicia, ingresaremos con paso marcial en el país de las maravillas.

Y muy bien el presidente Arce podrá decir como César, en el acto III de la obra Julio César de Shakespeare: “Yo soy constante como la estrella Polar, que por su fijeza e inmovilidad no tiene igual en el firmamento. Los cielos están sembrados de estrellas, todas son de fuego, todas resplandecen; pero entre ellas no hay más que una que guarde constantemente el mismo puesto. Lo mismo sucede en el mundo. Poblado está de hombres; pero, a pesar de ello, de todos no conozco más que uno solo que permanezca inquebrantable, inaccesible a las solicitaciones; ese hombre soy yo”.



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