cerrarIMG-20250923-WA0008IMG-20250923-WA0008
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Brujula Digital BancoSol PDF 1000x155px
Quien calla, otorga | 01/11/2025

La turista folclórica

Alfonso Gumucio Dagron
Alfonso Gumucio Dagron

La cadena de mediocres y vergonzosos ministros de Relaciones Exteriores del MAS concluye finalmente con la turista folklórica (ratito, estoy buscando su nombre…) Ya: Celinda Sosa Lunda, de quien la página web del ministerio de Relaciones Exteriores nos dice que nació en la comunidad de Yesera, en Tarija, un pueblo con 363 habitantes (362 desde que ella se fue). La misma página informa que luego de concluir el bachillerato “se entregó por completo al trabajo con las organizaciones y movimientos sociales”, lo cual al parecer es meritorio cuando se trata de dirigir las relaciones internacionales de un país.

Ocupó cargos sindicales en la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Tarija, en la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia y en la Federación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias Bartolina Sisa. De ahí dio un salto a una ONG, el Centro de Capacitación e Investigación de la Mujer Campesina y fue su directora Ejecutiva por 18 años (1988-2006). Ya en los gobiernos del MAS fue ministra de Producción y Microempresas, pero no nos dimos cuenta aunque durante su gestión “germinó la idea de la creación de empresas estratégicas nacionales” como Lácteos de Bolivia, Papelbol y Cartonbol, tres de las más de 300 empresas que nacieron quebradas o subvencionadas, y que el MAS creó para dar empleo a sus militantes.

Aunque su biografía oficial no dice nada de las quiebras que su brillante cabeza “germinó”, sí dice que se fue acomodando en años siguientes en diversos puestos del Estado, de manera que nunca estuvo en situación de desempleo, como la mayoría de los bolivianos: Representante Presidencial en el departamento de Tarija, Oficina de Coordinación Departamental de Autonomías en este departamento, Gobernación Departamental de Tarija, Banco de Desarrollo Productivo… Y todo esto pasando, por supuesto, como tantos otros masistas, entre los gobiernos de Evo Morales y Arce Catacora, sin que existiera la menor señal de lealtad a ninguno.

Así como su nota biográfica oficial precisa detalladamente los puestos que ocupó y sus años de servicio, no especifica en qué centros de enseñanza, ni en qué años hizo “estudios en gestión y planificación”, ni cómo adquirió una “amplia formación para el desarrollo de proyectos productivos y cadenas de producción”. Su ascenso político está mejor contado en El País por Miguel V. de Torres, que en la página de la cancillería.

En cualquier caso, fue nombrada por Arce Catacora como ministra de Relaciones Exteriores el 14 de noviembre de 2023, por lo que habría cumplido dos años en el cargo pocos días después del cambio de gobierno.

No ha sido la ministra de Relaciones Exteriores más mediocre del MAS. En ese concurso se lleva la flor David Choquehuanca, también producto de las ONG. Los que le siguieron, Fernando Huanacuni Mamani, Diego Pary Rodríguez y Rogelio Mayta Mayta no tenían mejores credenciales: no quedará de ellos ni rastro en los anales de la Cancillería de Bolivia. Todas fueron gestiones grises, mediocres y lamentables, que contribuyeron al aislamiento de Bolivia y al fracaso de la política internacional de nuestro país.

Sin embargo, quedará en la memoria el desfile de moda tarijeña que protagonizó Celinda Sosa, aunque fue igualmente mediocre su gestión. De sus 24 meses como ministra, sólo recordaremos dos cosas: por una parte, su atuendo folklórico tarijeño, con pollera, mantilla y sombrero, que adoptó desde que asumió ese ministerio para que su presencia fuera más colorida en las fotos dentro y fuera de Bolivia (lo que estoy subrayando no es la vanidad sino la impostura), y por otra parte, su imbatible trayectoria de turista mundial: en 24 meses recorrió el planeta varias veces.

Con o sin motivo, Celinda Sosa se recetó viajes internacionales a todos los países que quería conocer. Cualquier reunión donde la presencia de Bolivia no era necesaria, y que podía haber sido atendida por un diplomático acreditado, contaba con la presencia folklórica de la canciller. Hizo a nivel internacional lo que Evo Morales y Arce Catacora hicieron en el territorio nacional: viajar todos los días (a un costo inmenso para los contribuyentes), para challar pequeñas obras que los alcaldes podían perfectamente haber inaugurado. Los viajes (avión, helicóptero, seguridad y personas acarreadas) terminaban costando más que las obras inauguradas.

La misma fobia a la sede de gobierno padeció Celinda Sosa Lunda: irse lo más lejos posible de La Paz, de Tarija y de Yesera, su pueblo natal. Puedo equivocarme, pero el seguimiento somero que hice de sus movimientos indica que hizo al menos tres viajes internacionales por mes durante los 24 meses de su gestión. Es decir, más de 70 viajes al exterior.

Esto implica un abuso de sus atribuciones y un daño económico al país, más aún en un periodo de escasez de dólares y de depresión económica. ¿A cuánto se eleva el gasto de todos esos viajes de la canciller? ¿Cuántos viajes fueron realmente justificados y cuántos el mero deseo de conocer otro país más?

Hay que tomar en cuenta que cada viaje implica decenas de miles de dólares, porque incluye el costo del boleto para ella y su comitiva, viáticos para el pago de hoteles y comidas, seguros de viaje y otros gastos que suman y suman.

Me parece que todos los ciudadanos tendríamos que conocer de manera precisa cuánto nos ha costado la veleidad de la ministra Celinda Sosa. Por ello, elevo a los nuevos (y no tan nuevos) diputados y senadores la sugerencia de que instruyan una solicitud de informe escrito al ministerio de Relaciones Exteriores, para que de manera concreta y sin ambages se responda a las siguientes preguntas:

a) ¿Cuántos viajes realizó durante su gestión la ministra?; b) ¿A qué países y con qué motivos?; c) ¿Cuánto costó cada viaje (detalle: pasajes, viáticos para ella y sus acompañantes); d) ¿Cuáles fueron los resultados de sus gestiones (aparte de los “memorándum de entendimiento” es decir, las cartas de buenas intenciones que suelen firmar los países para justificar esos desplazamientos)?

Escribo esto en momentos en que la canciller, calladita, está nuevamente visitando China (dicen que con su hijo, aunque no he podido confirmar ese dato). Uno se entera de refilón de esos viajes, porque —así como el aparato masista ha sido muy eficiente para propagandizar sus logros más pequeños— ha mantenido una sospechosa discreción para referirse a la viajadera de funcionarios del Estado en estos tiempos de profunda crisis económica, funcionarios que además (y no es un detalle menor) ya van de salida. Quizás por eso aprovechan para viajar más y sin motivo, porque saben que se acabó su abuso del poder.

@AlfonsoGumucio es escritor y cineasta 



BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
Recurso 4
Recurso 4
ArteRankingMerco2025-300x300
ArteRankingMerco2025-300x300