El proceso electoral actual, en términos de propuestas de los candidatos, difiere de las 6 anteriores elecciones realizadas en este siglo.
Las noticias que difunden los medios de comunicación, así como las que se publican en las redes sociales, no son del todo electorales, muchas tienen que ver con lo que sucede en el ámbito judicial. Jueces, generalmente del Beni, interfieren el proceso con sus fallos. Otras son provocadas por los micro escándalos por la actitud que asumen los denominados “pasa pasas”. También los medios de comunicación nos informan las amenazas con convulsionar el país que incurren algunas personas que no cumplen con los requisitos que rigen las elecciones pero que creen que las normas se han hecho para los terrenales y no para ellos.
En las elecciones pasadas a estas alturas del proceso electoral ya conocíamos las ofertas electorales de todos los candidatos. Sabíamos los planteamientos para solucionar el tema de la atención en salud, educación, empleo. Sin embargo, en la actualidad no hemos pasado de la oferta de los 100 días o que solucionaran la falta de diesel, dólares, carne de pollo y otros aspectos específicos de la actual coyuntura.
Por ejemplo en las elecciones del año 2014 y centrándonos en el tema de empleo, varios candidatos presentaron propuestas para crear nuevos empleos. Las ofertas para solucionar el desempleo partían de crear 5000 empleos mensuales (PAN BOL), lo que equivale a 161 puestos de trabajo por día, y un total de 300 mil empleos en cinco años de mandato hasta generar 750 mil empleos en cinco años (Alianza Libre).
Pero entre las propuestas más consistentes en materia de empleo estaba la de Carlos Mesa realizada en el año 2019 que presentó una visión económica y de empleo que se centró en varios puntos. Primero señalaba que se debía poner en movimiento la economía con un proceso de reactivación con base en la inversión privada debido a que ellos son los que generan empleo.
Pero todos sabemos que el empleo no sólo es una derivada de la inversión, sino también tiene que ver con la educación y la formación de mano de obra. Por ello el empleo se debía producir, de acuerdo a Comunidad Ciudadana, con base en la inversión publico/privada, pero a partir de capacitar a los jóvenes.
En casi todas las elecciones de este siglo se estructuraron políticas para fomentar el empleo formal y de esa manera reducir la informalidad que hoy, por hoy ya llega a más del 80 por ciento. Lamentablemente ganaron las elecciones aquellos que no planteaban programas de empleo, sino ganaron aquellos cuya base social son los informales, por ello la economía informal creció sostenidamente en estos últimos 20 años.
Por otro lado uno de los pilares en los cuales se asientan es en la reactivación de la pequeñas y medianas empresas, estas son intensivas en mano de obra.
A partir de estos debates electorales surgió la necesidad de formular programas de apoyo al empleo juvenil, así como el fomento al emprendedurismo. Inicialmente el apoyo al empleo juvenil lo impulsaba el Ministerio de Trabajo y, ahora, se lo hace en un ministerio con más vocación económica.
Al calor del debate muchas de estas propuestas han sido cuestionadas por los expertos. Se decía que había que evaluar cuidadosamente cada propuesta y considerar la complejidad de la situación económica de Bolivia. Pero a pesar de lo que pudimos decir los especialistas en este tema, las propuestas lanzadas al calor de la contienda electoral, tuvieron su efecto y calaron hondo en la conciencia ciudadana y se han creado programas que duran hasta ahora. Sin embargo, surge la necesidad de realizar ajustes tanto en los objetivos como en los programas específicos.
En estas elecciones al parecer estos temas están supeditados a la reactivación económica. Es más, al parecer se cree que una vez que se regularice el mercado de dólares, de los combustibles, el empleo brotará como semillas en almácigo. Y eso lo sabemos todos.
En resumen, los debates electorales sirven para agendar temas, como se hizo con el del empleo y el que gane se verá obligado a tomar en cuenta.