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Vuelta | 23/05/2021

La pandilla

Hernán Terrazas E.
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La pandilla es por lo general un grupo de amigos que se reúnen para dar un objetivo a su vida. Al menos eso es lo que dicen los diccionarios. Quiere decir,  además, que los pandilleros no tienen porqué ser malos o delincuentes y que el término no es siempre despectivo, aunque por ignorancia algunos le den solo ese sentido.

La pandilla es sobre todo un espacio de complicidad, donde la gente comparte una consigna o un grito de batalla. Como el “todos para uno y uno para todos” de los tres mosqueteros, el “síganme los buenos del Chapulin Colorado”, el “ahora sí guerra civil de algunos alteños” o el “quién se rinde,  nadie se rinde” de los pandilleros  que lucharon por la democracia en octubre y noviembre del año 2019.

En Bolivia han existido pandillas de todo tipo y con distinto propósito a lo largo de la historia reciente.

Hubo una pandilla revolucionaria que en los años cincuenta cerró filas para transformar definitivamente al país,  hubo otras más pequeñas que pensaron que podían cambiarlo todo y que partieron hacia las montañas a fines de los sesentas, hubo pandillas mafiosas de uniforme que se reunieron para atentar contra la democracia durante muchos años y también una gran pandilla nacional que la recuperó a principios de los años ochenta.

Hay regiones en el país con vocación de pandilla en el mejor de los sentidos y por eso les va mejor que a otras que no tienen el mismo espíritu y cuyos habitantes no logran alcanzar juntos las mismas metas.

Santa Cruz es un buen ejemplo de pandilla positiva. Desde hace tiempo que la mayoría de su gente cerró filas para impulsar el desarrollo, crear riqueza y promover la prosperidad regional. No lo ha conseguido todo, pero va por un buen camino.

Se trata, además, de una pandilla muy generosa y abierta, que acepta a miembros de otras partes que quieran mejorar sus vidas, al extremo que en el tejido cotidiano de la historia de esa región no se sabe si la puntada fue de un originario o de un recién llegado. El camba nace donde quiere dicen y son muchos los collas que han elegido esa región para nacer de nuevo.

Los cruceños dan siempre buenas lecciones al resto. No en vano han logrado que el crecimiento económico regional sea el más alto del país y que haya mucha gente de fuera interesada en realizar inversiones que sirven para crear empleo y generar oportunidades.

Santa Cruz fue el primero en advertir que no solo se vive de minería o petróleo - pese a que no descansó hasta lograr las regalías que quería - y entonces se dedicó a explorar nuevas posibilidades que permitieron al país salir adelante en tiempos difíciles.

Pero los pandilleros cruceños no solo se juntan para invertir y trabajar, también lo hacen para otras luchas, igual de importantes y acaso más difíciles, como la democracia y las autonomías.

Hace un par de años, por ejemplo, la pandilla de Santa Cruz ganó las calles por más de 20 días para hacer respetar el voto de todos los bolivianos y felizmente esa actitud "pandilleril" se contagió al resto del país que,  después de mucho tiempo, descubrió que las cosas salen  mejor cuando todos reman en la misma dirección.

La pandilla cruceña fue clave para derrocar a un gobierno autoritario y a su líder que buscaban permanecer en el poder a como dé lugar, por cualquier medio y sin respetar ninguna regla del juego democrático.

Los “pandilleros del poder", en cambio, un grupo reducido,  ambicioso y sin escrúpulos, terminaron acorralados y sus miembros huyeron o buscaron asilo fuera del país, aunque después volvieron gracias a la misma democracia que intentaron socavar y la mayoría con el mismo afán de matonaje y venganza.

La cosa es que hay de pandilleros a pandilleros y de pandillas a pandillas.

Están los que piensan que hay que unirse por el bien de todos y los que creen que primero está el bien de ellos. Están los jefes de pandilla que se sirven del resto  y los que trabajan con el resto. Santa Cruz ha estado siempre entre los primeros y tal vez por eso los cruceños se sientan más orgullosos que insultados cuando  alguien  los llama "pandilleros" y el resto de los bolivianos sienta ganas de formar parte de esa pandilla.

*Periodista y analista



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