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13/08/2024
Columna de columnas

Ironía y risotadas de la historia

César Rojas Ríos
César Rojas Ríos

Sí, no, pero sí. En el discurso presidencial de este 6 de agosto se habló en modo político: hay crisis, pero no somos los causantes, las causas son la “gestión de la pandemia provocada por el Covid-19”, “el retorno al modelo neoliberal” durante la gestión de la ex presidenta Janine Añez, la “crisis inflacionaria mundial”, “el incremento de las tasas de interés internacional”, “la crisis bancaria de Estados Unidos en 2023 y la reciente de la bolsa de valores” (con Japón), “las tensiones geopolíticas en la Europa del Este”… o sea, casi todo y todos son los causantes menos el suscrito. El presidente Arce y su gabinete nada tienen que ver con el deterioro acelerado de la economía.

El gran entendido en política, Max Weber, gracias a unir en carne propia el estudio y la vivencia directa de la política al ejercer la sociología y la labor parlamentaria por el Partido Democrático Alemán durante la República de Weimar, escribió que una de las tres cualidades decisivamente importantes para el político, aparte de la pasión y la mesura, era “el sentido de la responsabilidad”. Esa debía ser la “estrella que oriente su acción”.

En Bolivia los políticos asentirán con la cabeza, pero ya vemos que, tanto en los hechos como en los discursos, disienten radicalmente. Hacen lo posible semánticamente y lo imposible gramaticalmente para eludir la responsabilidad política de los hechos y atribuirla a otros (léase rivales políticos) o diluirla en un sinfín de causas que es como disolver una cucharilla de azúcar en diez litros de agua.

Veamos.

Una novedad elocuente: si uno ha escuchado atentamente el discurso o leído en su reproducción periodística, no aparece ni una sola vez –tan a gusto del uso diario del MAS– las palabras “derecha” ni “imperialismo”. Estos manidos chivos expiatorios no aparecen ni una sola vez como el primum mobile del Mal nacional y planetario. Ni-una-sola. ¿Se han redimido de repente por obra y gracia del espíritu magnánimo del presidente Arce? La que sí aparece como el causante del Mal nacional con todas las letras es la Asamblea Legislativa Plurinacional. “Instamos a la Asamblea Legislativa Plurinacional a viabilizar y no bloquear la aprobación de varias leyes sociales y económicas”. Pero, si ponemos las cosas en contexto, la luz ilumina la verdad dicha a medias: si Luis Arce no se hubiera encandilado con el poder, si hubiera sido leal a Morales, ahora contaría con mayoría en el Congreso. En otras palabras, en el pecado se encuentra la penitencia.

La curiosidad mayúscula: “Asimismo, debemos asumir con mirada crítica que estamos pagando la factura de una mala gestión del pasado en el sector de los hidrocarburos, pues en anteriores gestiones se concentró en la explotación de las reservas de hidrocarburos en nuestro país y descuidó la nacionalización al no priorizar la inversión en exploración”.

¿Mirada crítica?

Uno mueve la cabeza para saber si está escuchando correctamente, ¿Mirada crítica? Dos apuntes: uno, el acostumbrado desmarque y alienación del vicepresidente Choquehuanca en sus alocuciones políticas, su inclinación de hablar como si nada tuviera que ver con los sucesivos gobiernos del MAS, colocándose más allá de la gestión de Morales en el pasado y de la actual de Arce. Uno no sabe bien porqué Choquehuanca se coloca más allá del bien y del mal, desmarcándose del gobierno en que fue canciller y del actual en el que es vicepresidente. Entonces ya se sabe que habla por hablar y que su determinación de hablar para influir es igual a cero. Se trata de un diletante, no de un hombre de estado.

Y otro, el presidente como su vicepresidente, muestra igual grado de desmarque y alienación respecto a su larga presencia en el gobierno de Evo Morales. Habla del pasado como si no fuera su pasado político y, encima, donde ocupó la influyente cartera de ministro de Economía. Es casi como un hijo negando a su padre, pero no solo que lo niega, sino que lo acusa de la irresponsabilidad que también él comete. De esta greda moral están moldeados los dos primeros hombres del país.

La novedad de novedades, la historia no deja de sorprendernos, sin duda se trata de “la ironía en marcha, la risotada del espíritu a través de los hombres y los acontecimientos”, como escribió el bueno de Cioran en Breviario de la podredumbre. ¿Cuál es la ironía respecto de los gobernantes masistas? ¿La risotada respecto del “modelo económico, social, comunitario y productivo”? El liberalismo, tan cruentamente apaleado por los hombres del MAS, resulta que ahora que los acontecimientos queman y apremian, resultó siendo el libro de consulta, o cuando menos, la caja de herramientas de donde extraer el pico y la pala para cavar el camino de salida a la crisis. A las pruebas me remito: “liberación plena de las exportaciones”, “créditos para jóvenes emprendedores”, “programa de incentivos financieros y fiscales para aumentar la producción de biodiesel” y liberalización de los combustibles (Premium Plus y Ultra Premium 100). Bosquejamos una conclusión provisoria: ¿Resultó siendo el estatismo desarrollista parte del problema y el liberalismo acabará siendo parte de la solución?

Finalmente, el presidente Arce no asume la responsabilidad de la crisis; pero tampoco desea asumir la autoría ni las consecuencias de las medidas que plantea para gestionarla: “referéndum”, o sea que decida y asuma la población; “Gabinete Social”, que asuman las organizaciones sociales las propuestas de salida a la crisis; “Diálogo Nacional por la Economía y la Producción”, que asuman los desoídos empresarios ahora sí actores de su reversión. O sea, la nave aventurada en esta turbulenta crisis tiene pasajeros, pero no piloto al mando. El presidente economista resultó asumiendo plenamente su identidad como político y desentendiéndose del economista de la que se ufanó en el tiempo de las vacas gordas. La historia es una ironía y este gobierno está resultando ser una risotada dramática.

César Rojas Ríos es comunicador social y sociólogo.




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