“Radiografía de un conflicto” es la
reciente columna de Yuri F. Torrez (YFT), publicada en La Razón (12|4|2024). El
conflicto es por supuesto la reciente pulseta entre Evo Morales, sus muchachos,
y el Gobierno de Luis Arce, a raíz de la “autoprórroga” de los magistrados. Una
pulseta que no fue un circunstancial jaloneo, sino una demostración de fuerzas
que desbordó en violencia. Pura, dura y sin nobleza. Con heridos y muertos (de
ellos ya se sabe –tomar nota los ingenuos– en unos meses nadie se acordará, ni
siquiera su Jefazo, pronto ese hecho se convertirá en una emoción fosilizada).
Vamos a la “radiografía”.
En el centro de la escena, la pugna por orillar a los magistrados hacia uno u otro lado (triste papel para ellos, en realidad, son el garabato que realiza la mano del Gobierno de turno sobre las pasadas y la presente Constitución). El “evismo” atacó por aire, mar y tierra, o sea, tensionar las cuerdas al interior del MAS, azuzar a su bancada parlamentaria y electrizar con el bloqueo de caminos (pisarle los callos al Gobierno, los empresarios y el país, pero no debe extrañarnos en absoluto, Evo Morales, gracias al propio Arce cuando fungía de su ministro, fue elevado a alturas celestiales, que son las de la hybris). Y así se llegó al acuerdo para convocar a elecciones de los magistrados (llevará meses en los que seguirán haciendo tropelía y media. El oficialismo feliz de seguir contando con sus amanuenses y estos con la venia del Gobierno para que la justicia siga siendo una fiesta).
YFT pronostica tensiones in crescendo, o sea, sobrecalentamiento sociopolítico a troche y moche. Concuerdo, pero por una razón adicional: Evo Morales resultó siendo un poseso del poder en la realidad, así como Álvaro García Linera lo era en la teoría. Eso significa que no tiene ni escrúpulos ni consideración ni límites. Para quienes gustan de los paralelos literarios para aclarar las realidades mundanas: estamos ante el Calígula de Albert Camus. La perversión de todos los valores por ser fiel a su voz subterránea que le dice desde su caverna interior: “Yo, luego yo y después yo”. Él contra los otros, hasta lograr doblegar a los otros ante él. La suya es una egolatría colosal que espolea una voluntad de poder abrumadora. De ahí esa audacia indómita que infunde temor; entonces habrá más batallas, más conflictos y más radiografías que nacerán de la misma raíz enajenada. Y ojo, mucho ojo, el presidente Arce fue su paciente y atento alumno durante largos y turbulentos años. ¿También su doble aumentado y corregido?
¿Qué viene, no en la lontananza, sino los siguientes meses que se anuncian humeantes? También esto le preocupa a YFT. Más literatura. Termino con los tres últimos versos del poema Ozymandias de Percy Shelley: “La ruina es de un naufragio colosal/A su lado, infinita y legendaria/Sólo queda la arena solitaria”.
César Rojas es comunicador social y sociólogo.