No estamos en crisis pues la economía sigue creciendo, las exportaciones están en buen nivel, la inflación es baja, el desempleo es moderado y la deuda externa manejable, pero la economía se va empeorando poco a poco y los diferentes actores económicos reclaman por la adopción de políticas que eviten un mayor deterioro. En la primera parte de este artículo explico las causas del temor de una crisis y en la segunda, sugiero la aplicación de algunas medidas.
El paulatino deterioro de la economía está asociada a tres variables: la escasez de dólares en el mercado cambiario, las periódicas interrupciones en la oferta de hidrocarburos y la falta de acuerdos en el Parlamento.
Del lado de la demanda, la escasez de dólares se explica por las importaciones masivas de todo tipo de bienes, en particular, de hidrocarburos. Las importaciones legales más el contrabando llegan a 14.000 millones de dólares, más de 1.000 dólares por habitante al año y las de hidrocarburos suman 4.000 millones de dólares. La demanda de precaución o de atesoramiento también incide en la demanda debido al temor por el alza de precios, a una devaluación y sobre todo al miedo de que los bancos continúen negándose a entregar dólares, incluso en casos de emergencia.
Del lado de la oferta, no debería haber demasiados problemas pues el ingreso de dólares por exportaciones legales e ilegales llega también a unos 14.000 millones de dólares, suficientes para satisfacer la demanda de importaciones, mas los exportadores son renuentes a traer sus dólares porque los bancos no quieren devolvérselos no obstante la existencia de una normativa de ASFI que les obliga a hacerlo.
Por otra parte, la demanda de combustibles es excesiva debido a un crecimiento exagerado del parque automotor y al contrabando masivo de exportación que el gobierno no logra controlarlo. La oferta se enfrenta a episodios donde el Estado no tiene la liquidez suficiente para pagar oportunamente las importaciones.
Los problemas de escasez de dólares, de aprovisionamiento de combustibles y el déficit fiscal se encuentran estrechamente relacionados. Las importaciones de combustibles absorben una parte importante de la oferta de dólares y el subsidio que reciben (1500 millones de dólares) explica la mitad del déficit fiscal. A su vez, el bajo precio del dólar oficial explica, en gran medida, la tendencia a importar toda clase de bienes, en particular automotores, lo que aumenta la demanda de combustibles.
Para evitar que la economía se deteriore, es necesario adoptar políticas en los siguientes campos: 1) Precio de los combustibles, 2) Mercado cambiario, 3) Acuerdos políticos.
El Gobierno es renuente a aumentar el precio de los combustibles de temor a desencadenar una gran conflicto social y político que no pueda controlarlo. Por ello, es necesario aumentar el precio de los hidrocarburos en una estrategia que no dañe a los usuarios del transporte público ni provoque un aumento excesivo de precios debido al aumento del costo del transporte de mercancías.
La estrategia básica para hacerlo es transferir el subsidio a la gasolina hacia el transporte. Hay varias modalidades para hacerlo, propongo una más: 1) Elevar los precios de la gasolina y del diésel a sus niveles internacionales, 2) Mantener los precios de los pasajes y fletes a su nivel actual, 3) Transferir al transporte el subsidio que reciben actualmente los hidrocarburos , 4) Para efectivizarlo, el Estado reconocerá una compensación a los transportistas y al sector agrícola igual a la diferencia entre el nuevo precio de los combustibles y su precio actual, con la presentación de facturas 5) Este subsidio se financiará con parte del subsidio actual a los combustibles.
El aumento del precio de la gasolina para los automotores privados tendrá varios efectos importantes: 1) La disminución de su demanda, 2) Disminución del déficit fiscal, 3) Eliminación del contrabando de exportación, 4) Disminución de las importaciones de automotores, 5) Menor contaminación, 6) Mayor disponibilidad de divisas.
Con relación al mercado cambiario, sugiero crear una mesa de negociación entre demandantes y oferentes para fijar su precio a un nivel que convenga a todos. Ello evitaría la especulación y permitiría a los exportadores traer sus divisas. Para estabilizar el mercado cambiario, será necesario, además, revisar la política monetaria del Banco Central y ejercer un control estricto sobre el sistema financiero.
Finalmente, urge llegar a acuerdos políticos para destrabar el funcionamiento del Legislativo. Si no se soluciona este problema, es imposible que se aprueben créditos y leyes ni que haya la elección de magistrados. Lograr estos acuerdos requerirá ceder un poco a las demandas de la oposición, como, por ejemplo, sobre el tema de los auto prorrogados. Propongo que se los suspenda y que se apruebe una ley que autorice, en los casos de acefalía, nominar por sorteo a magistrados interinos hasta que se realicen las elecciones judiciales.
Finalmente, creo que es importante realizar una cumbre política que asegure acuerdos de gobernabilidad por lo menos hasta la realización de las elecciones presidenciales el próximo año.