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03/08/2023
Ortodoxias y heterodoxias

El método Putin

Juan Antonio Morales
Juan Antonio Morales

Con una abrumadora propaganda y pisando a fondo el pedal del nacionalismo, Vladimir Putin logra que una mayoría de la población rusa siga apoyando sus aventuras expansionistas. Maestro del double speak del que hablaba George Orwell en su novela 1984, llama Operación Militar Especial a la invasión de Ucrania para anexar territorios, una guerra colonial como las del siglo XIX. Putin también llama “objetivos militares” a los barcos cargueros que transportan el trigo y a los silos ucranianos. Sorprendente que el trigo para el pan nuestro de cada día sea considerado bélico. Double speak es decir una cosa por otra con la finalidad de ocultar el verdadero sentido de lo que se está diciendo.

A los rusos de poca fe, que no creen en sus discursos, que se oponen a la guerra y que la llaman por su nombre, Putin les inicia procesos penales por traición a la patria y los encarcela. Ser opositor, por cualquier razón, es un delito penal. El informe de 2023 de Human Rights Watch consignando las violaciones a los derechos más elementales en Rusia es demoledor.

Los métodos del líder ruso también se aplican en nuestra América Latina. En Nicaragua, al que ose criticar a la pareja presidencial Ortega-Murillo se le inicia también un proceso penal por traición a la patria y, además de la cárcel y la tortura, se le confiscan todos sus bienes. En nuestro país no se va tan lejos como en Nicaragua o en Rusia, pero hay una utilización abusiva de la propaganda oficial y tentaciones de autoritarismo. Felizmente se tiene el control del televisor para cambiar de canal o apagarlo para escapar de la agobiante propaganda. Ha habido también amenazas, que no se han materializado, por ejemplo, del entonces director de la ASFI (ANF del 26 de febrero de 2023) de enjuiciar a los analistas y “opinadores” por haber hecho notar, apoyados en datos oficiales, que las reservas internacionales estaban en un nivel peligrosamente bajo y que era prudente tomar medidas correctivas. Las amenazas han desaparecido, pero continúan las descalificaciones.

Se repite hasta el cansancio que no hay crisis porque tenemos litio. No hay empero más dólares (ni yuanes) ni progreso alguno en el tema del litio. Se ha anunciado, con bombos y platillos, un acuerdo con la CATL, la fabricante más grande de baterías del mundo, pero se desconocen sus términos. ¿Habrá un contrato en firme de producción?

Volviendo al double speak, nuestro gobierno se declara revolucionario, pero sus amistades son con gobiernos que están entre los más reaccionarios del planeta, solamente porque son anti-norteamericanos. Se está de ñañas con Irán, que es una teocracia, que encarcela (a veces mata) a las mujeres que no portan el hiyab (el velo) correctamente y que llegan a la indecencia de hacer ver un mechón de sus cabellos. El otro amigo del alma, el gobierno ruso, quiere regresar a la época zarista y a sus tradiciones y se hace bendecir con el ultraconservador patriarca Cirilo de la Iglesia Ortodoxa, seguramente por afinidades. Sea dicho de paso, en el país se emplea hiperbólicamente el término genocidio, pero el gobierno no dice nada con relación a los bombardeos rusos inmisericordes a poblaciones civiles de Ucrania.

La última perla de estilo Putin es la de amenazar con enjuiciar penalmente, empleando argumentos de baja ley, a un juez boliviano del Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina por haber fallado supuestamente contra el país. Hasta prueba fehaciente de lo contrario, el juez se pronunció de acuerdo a ley, según su conciencia y su buen entender. La crítica del gobierno debía estar dirigida al fallo y a sus fundamentos, si los hubiera, y no al juez. Está en la esencia misma de un acuerdo de integración limitar la soberanía de los países para asegurar las condiciones de competencia necesarias para el comercio ampliado, y eso nuestro gobierno lo debería saber. El problema no es el juez, como nos dicen los voceros del gobierno, sino la política nacional de enormes subsidios a los combustibles.

Juan Antonio Morales es doctor en economía.



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