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21/12/2020
Articulista Invitado

El inexistente cuarto poder

Carlos Armando Cardozo
Carlos Armando Cardozo

Jeff Daniels interpreta a Will McAvoy (The Newsroom) un reportero de gran fama en los Estados Unidos que tiene un episodio revelador que lo lleva a replantearse su rol como presentador de noticias (o anchorman) recapacitando sobre sus motivaciones e ideales, esto transcurre durante un foro de comunicadores para una universidad estatal donde compartía palestra con otros dos reporteros. Dentro de su intervención al ser consultado por una asistente ¿por qué Estados Unidos (América como usualmente se refieren los estadounidenses) es el mejor país del mundo? Él, a diferencia de sus colegas, se sincera consigo mismo y habla con la verdad, es crítico al punto de incomodar, pero finaliza su intervención reconociendo que Estados Unidos fue el mejor país del mundo gracias a una sociedad más informada, al tanto de los verdaderos problemas, conscientes y empoderados cosa que obviamente no ocurre en la actualidad.

Un mensaje cargado de mucha emotividad (digna de las producciones de HBO), pero un trasfondo verdaderamente importante que podríamos extraer y contextualizarlo a nuestra realidad. ¿Qué clase de medios de comunicación tenemos en el país? Al hablar de cuarto poder ¿es posible evidenciar la influencia de los medios de comunicación sobre la sociedad?

Para responder esto, basta con revisar los principales medios de comunicación masiva, la televisión abierta en sus sectores informativos cumple con su principal función: comunicar. Sin embargo, no manejan una línea editorial propia, no establecen una posición sobre problemáticas del medio; ojo no confundamos, no me refiero a partidos políticos o candidatos sino a problemas estructurales como: pobreza, desempleo, informalidad, asfixia impositiva, corrupción, gasto e inversión pública, deuda pública, balanza comercial, entre otros.

Es notorio el letargo de los principales medios de comunicación en televisión abierta, programas de entretenimiento ganan la totalidad de su espacio en el aire mientras que los programas informativos se remiten exclusivamente a la mañana, medio día y noche. Ni hablar de programas independientes de análisis que buscan una mirada alternativa a la del medio en cuestión, en buena parte aplastados por la presión del Gobierno y su monopolio de publicidad que permite sobrevivir a muchos canales.

El silencio no es la única moneda válida en esta suerte de “intercambio de servicios” medios de comunicación - Gobierno. Cuando se trata de dar cobertura o entrevistas a autoridades o políticos, el periodista se restringe a dar micrófono al entrevistado; porque si este se siente de alguna manera cuestionado o presionado más allá de su tolerancia puede entender esta actitud como una agresión del medio.

Entiendo el temor de gran parte de comunicadores que se encuentran constantemente monitoreados si se muestran demasiado “críticos” al preguntar de más y poner en aprietos al político o autoridad; tienen una familia, necesitan el trabajo y no pueden darse el lujo de ser exiliado de todo el gremio de medios por ostentar la “marca” de veto gubernamental.

Pero ¿cuál es el costo para la sociedad? Lamentablemente es un costo serio, el sueño profundo, distraídos con la información parcializada que se nos presenta, satisfechos con el estatus quo, que trae consigo una serie de males en el individuo:

Conformismo, falsas expectativas y una mala toma de decisiones, sin proyectos de vida individual presas del colectivismo, mal educados, mal atendidos en salud, mal remunerados y mal asesorados para administrar nuestra vejez.

En una palabra, “vulnerables”.

Esto se refleja en las autoridades que elegimos, esto se refleja en los derechos que exigimos en las calles, esto se refleja en la vida que tenemos, esto se refleja en las instituciones que nos prestan servicios y finalmente esto se refleja en la clase de bolivianos que somos.

Salvajes, violentos, incoherentes, títeres, parásitos del Estado, racistas, discriminadores, ignorantes e intolerantes. Son todos resultados del tipo de sociedad que se cultiva a través de la información que tiene de sus medios de comunicación.

Bolivia es un país polarizado políticamente, entre oficialistas y opositores, socialmente entre pobres y ricos, pero ninguna de estas rivalidades debería preocuparnos tanto como la polarización entre ciudadanos desinformados e informados.

Cierro con una frase del ficticio, pero no menos icónico Will McAvoy: “Recuperando el cuarto poder. Recuperando el periodismo como una profesión honorable. Un telediario nocturno que informa sobre un debate acorde con una gran nación. Civilizado, respetuoso y que vuelva a lo que es realmente importante”.

Carlos Armando Cardozo es economista, magister en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático.



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