Sectores afines a Evo Morales, como los trabajadores sociales comunitarios de Cochabamba, algunos dirigentes del transporte y representantes cívicos han planteado la solicitud de adelantar las elecciones en Bolivia frente al descalabro de la gestión de Luis Arce. Desde todo punto de vista es una desatinada propuesta.
La realización de elecciones adelantadas salva de responsabilidad a los autores de la crisis que crece cada día, porque finalmente tendrían la justificación del incumplimiento del tiempo de ejercicio en la administración del Gobierno.
Los responsables del descalabro que vive Bolivia son los gobernantes que subieron al gobierno desde el 2005 a la fecha. Ellos, Evo Morales y Luis Arce, impulsaron un modelo basado en el extractivismo de recursos como el gas, sin generar verdaderos procesos de transformación productiva.
Como lo dije antes y lo ratifico, bajo el modelo estatal de acumulación de capital se formó una nueva élite del “vivir bien” que optó por el saqueo de los bienes de la nación para beneficio propio a nombre de los pobres y de los indígenas. Este modelo estatal de acumulación subordinó a la economía privada a ser un apéndice del mismo, estableciendo para ello ciertos “pactos corporativos” como la satisfacción de la demanda de las gigantescas compras estatales; la ejecución de obras en departamentos y municipios, muchas de ellas no licitadas, sino bajo la modalidad de invitación directa o llave en mano. Durante los 18 años, el sector financiero gozó de buena salud, salvo este último tiempo que fue sancionado monetariamente en dos oportunidades por la ASFI, por el incremento no regulado del cobro de comisiones por envíos de dólares al exterior. Cabe señalar que las multas salieron de las mismas comisiones no reguladas.
El sector cooperativo, otro de los andamiajes del modelo del MAS, en el sector aurífero y de la minería tradicional ha generado ingresos extraordinarios a nuevos ricos que pagan regalías bajas y fueron eximidos de pagar impuestos.
Entonces, el Gobierno de Arce debe terminar su mandato y debe tener la totalidad de la responsabilidad de sus actos en la dirección de la economía.
El segundo aspecto que es desatinado en la solicitud de adelantar elecciones en Bolivia es el efecto directo sobre la agenda democrática, es decir, en Bolivia se tienen que realizar las lecciones judiciales, generales y subnacionales; previamente debe funcionar el sistema rápido de transmisión de datos TREP en los procesos de votación; debe sanearse el padrón electoral o ejecutarse un nuevo empadronamiento; tiene que reasignarse escaños parlamentarios a los departamentos en base a los datos del Censo 2024, entre otras tareas de la agenda.
Un adelantamiento de elecciones sepultaría elementos cardinales de esta agenda democrática para realizar atrabiliariamente un deseo antidemocrático.
Si se diera el caso de un adelantamiento de elecciones, Evo Morales sería el directamente beneficiado, porque cuenta con un partido estructurado, generaría acciones de violencia para ser habilitado como candidato presidencial, en un tiempo adelantado de elecciones, tiempo naturalmente irregular e ilegal. Por estas consideraciones no debe regalarse a Evo Morales un espacio de facto para habilitarse.
Debemos llegar a las urnas en agosto de 2025 con la absoluta claridad que la crisis económica es de entera responsabilidad de los masistas.