Hace tiempo que La Razón no tiene la razón, si por razón entendemos una argumentación escrupulosamente lógica, mientras racionalizar –pariente, pero, en todo caso, prima lejana– consiste en encubrir la realidad. La razón le da la cara a la realidad sin mirar los costos, mientras la racionalización pretende que la realidad se adapte a los motivos de uno.
“Sensación de crisis” titula el editorial de La Razón (10|06|24), que trata, de pies a cabeza, sobre la crisis que empieza a experimentar la población en su cotidianidad. Uno va al banco y no te dan dólares, uno va donde los cambistas y te venden/compran con un precio alto, uno va al mercado y los precios subieron (claro, incluidos, a estas alturas del partido, los emblemáticos tomates), uno va a las gasolineras y ahora nuevamente te cargan el tanque, pero hace una semana no era así y ¿será que dentro de una semana habrá gasolina?
¿Qué nos dice el editorial de la sin-Razón? Se trata de una “sensación”… o sea, de una mera impresión. O “percepción creciente de que se aproxima una crisis económica”; aunque luego recobra la cordura: “No son buenos tiempos para el modelo económico”, y luego vuelve a perderla cuando se lee: “La sensación de crisis, en este caso de naturaleza múltiple, no necesariamente equivale a la situación de crisis”. Y cierra, tranquilizadora y poniendo paños fríos, “siempre cabe la posibilidad, y la esperanza, de que las cosas mejoren y se encaminen como el país. El gobierno de Luis Arce tiene la palabra”.
–Caserita, ¿cuánto cuestan tus tomates?
–Seis por 10 bolivianos.
–No, ese no su precio, es la sensación suya que le hace ponerle ese precio, por favor, recapacite.
La caserita arquea la ceja, contiene sus palabras, estruja los dientes y responde con una educación falsa:
–Busque nomás en otro puesto.
Y ahí quedamos nosotros con nuestra teoría de la “sensación”, como ahí también quedará Luis Arce con su negacionismo; porque la economía no es una ciencia esotérica, es una ciencia lógica. Ud., yo y la caserita muy bien la entendemos como un desbalance entre ingresos y egresos. El erario nacional necesita ingresar más dólares, pero no hay por dónde y sus mentadas empresas estatales, en vez de estar en la columna de ingresos, están justamente en la de egresos. ¿“No son buenos tiempos para el modelo económico”? Cuidado, no es un tema metereológico, sino y como se dijo, hechas las cuentas entre ingresos y egresos, los números están en rojo. Y como el presidente está enamorado de su modelo, apasionadamente enamorado, pues acabará haciendo locuras, que, día que pase, desenamorarán inclusive a sus fervientes (aunque condicionales) seguidores.
Ahora sí, tengo la sensación que el presidente Arce y su triste Gobierno empiezan a transitar, con pasito candoroso y los ojos revueltos, hacia el laberinto de la soledad. En política, una mala y peligrosa compañía.
César Rojas es sociólogo y comunicador social.