Este ejercicio de evaluación, con seguridad, ayudará a los nuevos diseñadores a proponer metas y resultados más desafiantes. Aportando al inicio de esa necesaria evaluación, les transcribo la Meta 1 (de 68) con los 12 resultados (de los 340) que deben cumplirse dentro los próximos 9 meses; como ayuda y referencia, cuando hay datos disponibles, coloco al final de cada resultado el valor más reciente:
Meta 1: Erradicación de la pobreza extrema material y reducción significativa de la pobreza moderada
Resultados esperados a enero del 2020:
1. Se ha reducido al 9,5% la población en situación de pobreza extrema (17,1% en 2017 con datos INE).
2. Se ha disminuido al 24% la población en situación de pobreza moderada (36,4% en 2017 con datos INE).
3. Se ha reducido hasta un 22% las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI).
4. Se ha reducido hasta 25 veces la relación de ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre (en 2017 la relación era de 40 según UDAPE)
5. Se ha cubierto al menos el 80% de los hogares más pobres y vulnerables con programas sociales.
6. Se ha ampliado el apoyo integral a niñas, niños y adolescentes en situación de calle, en centros de reinserción social con la participación de los municipios.
7. Se ha promovido la incorporación de niñas y niños en situación de calle en familias sustitutas.
8. Se ha incrementado la cobertura de programas y servicios de Desarrollo Infantil Temprano (DIT) en niñas y niños menores de 4 años.
9. Se ha promovido el apoyo y atención integral a niñas, niños, jóvenes y adolescentes en situación de calle.
10. Se ha promovido el acceso de personas con discapacidad registradas en programas integrales de inclusión social basados en la comunidad.
11. Se han impulsado programas de rehabilitación basados en la comunidad para la restitución y el ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad.
12. Se ha fortalecido el apoyo integral para personas adultas mayores en centros de acogida y otros espacios para su ejercicio al derecho a una vejez digna.
Los resultados 5 al 12 no tienen indicadores medibles, por lo que quienes los evalúen tendrán que hacer un ejercicio de honestidad intelectual para establecer, primero, qué es lo que efectivamente esperaban alcanzar; segundo, si hay avances razonables respecto al 2015; y, tercero, si el avance es resultado de políticas expresas para promoverlos.
Esta última observación debería servir también para que los nuevos diseñadores de planes consideren que un “resultado” que no sea específico, medible, asignable, realista y esté enmarcado en un plazo temporal definido, nunca será un “objetivo”: en el mejor de los casos se queda en el ámbito de buenos deseos y, en general, corresponde a la demagogia electoralista que nos ha condenado a la pobreza de la que no podemos escapar.
De todas maneras, tendrán que armarse de paciencia porque la
meta es apenas el 1,5% de las 68 metas y los 12 resultados representan el 3,5%
de 340. Ánimo y buen humor.
Enrique Velazco es experto en temas de desarrollo.
@brjula.digital.bo