Siguiendo las reacciones frente a la invasión rusa a Ucrania he encontrado que además de las dos posiciones tajantes entre los que la condenan abiertamente y las que la defienden sin matiz alguno, hay posiciones “terceristas” que son ambivalentes y expresión de lo que se vivió en la Guerra Fría entre EE.UU y la ex URSS desde fines de los 40 a principios de los 90 del siglo pasado.
Entre las posiciones radicales de condena unos consideran que el propósito de la invasión rusa es una faz del enfrentamiento que se presenta en diversas regiones del planeta entre democracia y autocracia. Otros, que la invasión es obra de un demente interesado en recrear el viejo imperio ruso, más por la vía de los viejos zares que por la de la ex Unión Soviética. Cual sea la razón, Rusia ha puesto al mundo en vilo y hay que derrotarla.
Quienes justifican la invasión aseguran que se trata de la reacción frente a una política de hostigamiento de la Unión Europa (UE) y EE.UU (fundamentalmente a través de la OTAN) hacia el gobernante ruso, quien no habría tenido otra alternativa, para defender a su país, que invadir Ucrania, gobernada no solo por un títere de occidente, sino, además, “filonazista”.
Valga un paréntesis. Bolivia, como Argentina, se hallan en un brete: mientras los mandamases Evo Morales y Cristina Fernández, respectivamente, respaldan la invasión rusa, sus mandatarios --impuestos por ellos-- tienen que hacer malabares para agradarlos sin descuidar la situación regional frente al conflicto. Así, su actuación en los foros internacionales es una vergüenza que no satisface a nadie.
Entre las posiciones ambivalente incluyo a quienes condenan la invasión rusa a Ucrania, al mismo tiempo que presentan argumentos que responsabilizan también a Ucrania, EE.UU y UE por el conflicto.
Comencemos por los partidos anti UE en la propia Europa, afiliados ideológicamente en forma indistinta en las aún denominadas derecha e izquierda que, al parecer, han recibido apoyo político y económico del mandatario ruso para sus actividades. Sobresalen Vox de España y Le Pen en Francia, que han tenido que condenar la invasión, pero buscando justificarla pues sería una reacción a la provocación de la UE y EEUU y su deseo de imponer sus principios políticos al mundo. Además, defienden al mandatario ruso y atacan al ucraniano.En nuestra región, los gobiernos del ALBA, con excepción de Bolivia, se han alineado tras la defensa de Rusia. Los gobiernos del Grupo de Puebla y Brasil, han condenado la invasión, pero al mejor estilo lepenita, la intentan justificar.En cuanto a personalidades, hombres y mujeres de 65 años y más, que vivieron en la plenitud de la Guerra Fría entre EE.UU y la ex URSS, sufren la gota gorda frente a la invasión, como ejemplifican el Papa Francisco y Lula de Brasil. Se trata de ciudadanos que sintieron el poder de la superpotencia en la región y ante un hecho de violencia en el que aparece EE.UU, les es difícil condenar militantemente a su eventual adversario. “Alguito debe hacer hecho ese país para que aquello suceda”…
El papa Francisco declaró que buscaba “ir a Moscú a encontrar a [Vladimir] Putin para pedirle que frene la guerra iniciada a fines de febrero (…) y advirtió que ‘los ladridos de la OTAN’ cerca de las fronteras rusas pudieron haber ‘facilitado” el origen del conflicto’”, reseña Reuters de una entrevista dada a Il Corriere dela Serra. “Para el Papa, ‘es un enojo que no sé decir si fue provocado, pero quizás sí facilitado’”.
Por su parte, Lula, acuerdo a una reseña de El País de España en una entrevista que le hace la revista Time de EE.UU, dijo que “Putin no debería haber invadido Ucrania. Pero no solo Putin es el culpable, son culpables los EE.UU y la Unión Europea (…) Yo hice una crítica a Putin (…) diciendo que invadir estaba mal. Pero creo que nadie está buscando contribuir para tener paz”. Y más adelante acusa “al presidente de Ucrania de tener un comportamiento ‘un poco raro’ y creerse ‘lo más’ (…) ‘Deberían haber tenido una conversación más seria con él: 'Mire, usted es un buen artista, usted es un buen comediante, pero no vamos a hacer una guerra para que usted aparezca” (me pregunto, si Lula es reelecto y en Bolivia gobierna un personaje que no le gusta, ¿podría invadir el país?).
En fin y generalizando: si has nacido antes de 1970, probablemente, salvo una conversión democrática radical como la que he sufrido, condenarás la invasión rusa, pero buscarás argumentos para justificarla o paliar su ferocidad.
Juan Cristóbal Soruco es periodista