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Con los pies en la tierra | 26/08/2022

¿Comunicación estatal o manipulación mediática?

Enrique Velazco R.
Enrique Velazco R.

La denunciada asignación arbitraria y abusiva de recursos públicos destinados a comunicación social en los últimos meses obliga a dilucidar si existen elementos que, más allá de un abierto favoritismo económico a ciertos medios, pudieran además ser parte de una estrategia política de manipulación de la opinión pública.

El crítico y respetado pensador de la izquierda norteamericana, Noam Chomsky, en 2010 divulgó las “Diez Estrategias de Manipulación Mediática” a las que recurren las agendas políticas “ocultas” para manipular a la población a través de los medios de comunicación. Transcribo estas estrategias, dejando a los lectores decidir si cualquier semejanza de las estrategias con la realidad vigente en Bolivia, es mera coincidencia.

1- La estrategia de la distracción: El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción. Consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales en economía, y en áreas de la ciencia. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar”.

2- Crear problemas, y después ofrecer soluciones: Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales; o la reducción y/o el desmantelamiento de los servicios públicos.

3- La estrategia de la gradualidad: Para hacer aceptable una medida inaceptable basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años. Así fueron impuestas en las décadas de 1980 y 1990, condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo): Estado mínimo, privatizaciones, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes para los asalariados, precariedad y flexibilidad ocupacional; si hubiesen sido aplicadas de una sola vez, estos cambios hubieran provocado una revolución.

4- La estrategia de diferir: Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Como el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” tiende a creer que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo para que el público pueda acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarlo con resignación cuando llegue el momento.

5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad: La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante: “si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, por la sugestionabilidad, ella tenderá, probablemente, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico”.

6- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión: Hacer uso del aspecto emocional (ideologizado) es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos...

7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad: Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que impone a las clases inferiores respecto a las clases sociales superiores, sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores”.

8- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad: Inducir al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto...

9- Culpabilizar a terceros y reforzar la auto-culpabilidad: Hacer creer al individuo que otros son culpables de su desgracia, y él es corresponsable por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto-devalúa y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, ¡no hay revolución!

10- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen: Los rápidos avances de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y los poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” tiene un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Enrique Velazco Reckling, Ph.D., es investigador en desarrollo productivo.



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