La ciudad de Cobija es casi dueña de un departamento… la explotación y exportación de materias primas provenientes de los recursos naturales, el turismo, la agricultura, la ganadería, la madera y la castaña, tienen su decisión comercial en ella. Los principales recursos pandinos siguen siendo la castaña y la madera como hace 40 años atrás, con la misma crítica que los productos se procesan en Riberalta, a 447 kilómetros de distancia.
La mitad de la población de Pando no ha nacido en ese departamento y las autoridades están presionadas a coordinar con Riberalta, lo que no ocurre. Los 7.000 habitantes de Federico Román, los 24.000 de Madre de Dios, los 14.000 de Manuripi y los 4.000 de Abuná, 50.000 habitantes en total según el censo de 2012, tienen más relación por cercanía con Riberalta que con Cobija.
La población en volúmenes del Censo 1992 fue de 38.072 para Pando y 10.001 para Cobija. El 2001, 52.525, Pando y 22.324, Cobija; y el 2012, Pando arrojó un criticado 110.436, y Cobija una discutidísima población de 46.297. Las estimaciones para el 2023 son muy dispares y contradictorias, van, para el departamento, aproximadamente 154.400 habitantes, mientras Cobija oscila desde 75.000 a 90.000 según la Agenda Urbana elaborada con el apoyo de ONU Hábitat, hasta 140.000 habitantes, que plantea el municipio por el volumen de servicios en salud, educación, transporte, vivienda que administra. Mientras, la extensión departamental es de 63.827 kilómetros cuadrados, tres veces más grande que la república de El Salvador.
En atractivos, Pando con base en Cobija, ofrece la Reserva Manuripi, de vida silvestre Bruno Racua, las piedras, ríos y platos de Puerto Rico, el Parque de la piñata y el Monumento al carretón, mientras se clasifica a la ciudad, palabras más o menos, como amazónica, capital departamental, turística, ciudad intermedia, zona franca, integradora… Cobija está en el corazón de la Amazonía, con posibilidad de realizar una oferta integral de desarrollo sostenible y de un destino entendiéndolo como el territorio departamental, al administrar una propuesta diversificada de servicios con atractivos, y una capacidad de gestión instalada. Realizando una búsqueda simple, existen en el Google, en la fecha, 13,4 millones de resultados relacionados con Cobija.
Las investigaciones sobre concentración de población en áreas urbanas y abandono tendencial de áreas rurales en Bolivia, plantean la necesidad de fortalecer ciudades intermedias; la migración parece irreversible sobre las capitales de departamento, las áreas metropolitanas de los departamentos del eje central, con una concentración mayor en la región metropolitana de Santa Cruz de la Sierra, y mostrando a Riberalta, San Ignacio de Velasco, Yacuiba y Cobija, con proporciones mayores al crecimiento nacional y de sus departamentos, en números reales y crecimiento constante.
En Cobija se da con toda su fuerza la tendencia nacional de exigencia indiscutible: población 60% menor de 30 años; vida en ciudades; necesidad de producir competitivamente para ganar mercados internacionales; incorporación de inteligencia artificial como condición básica; y, existencia de una clase media, profesional, comerciante y productora de servicios, que tiene a cinco minutos de la plaza Germán Busch, al coloso de América, expresado en las ciudades de Brasilea y Epitaciolancia, y que le abren un mundo de relaciones, consumo y producción como no lo tiene nadie en Bolivia.
El municipio cuenta con un proyecto “Cobija te cobija” que propone desarrollo económico con enfoque territorial para la transformación social, urbana y cultural y con sostenibilidad ambiental; plantea recuperar el Puerto Bahía como la Perla del Acre y la importancia histórica de la goma como oro negro, identidad y cultura, generando integración, construyendo una Ecociudad, y sumándose a proyectos productivos que lleva la Gobernación en áreas turísticas, frutos amazónicos y potencialidades del café.
Esta suma de potencialidades tiene cuatro exigencias que definen la vida, la producción sostenible y los liderazgos en el territorio, y que no pueden ser desconocidas sin plantear riesgos muy complicados: las condiciones legales y materiales de vivir en la Amazonía, que impide a las personas hacer lo que se les venga en gana; la existencia de una temperatura y humedad ambiental, inmodificables; y, la simbiosis de árboles y ríos en una combinación exigente. Cuando analizo estas variables, encuentro la explicación a por qué, a pesar de una migración de proporciones avasallantes, los que viven y quienes llegan, deben comportarse culturalmente de manera pacífica, con las condiciones que les impone la naturaleza. Más o menos, como un caribeño en la Antártida.
Es posible que ahora comprendan algunos colonizadores de pacotilla por qué no les funcionó la aventura de fundar ciudades en la Amazonía, trasladando habitantes que desconocían las condiciones de adónde los llevaban y por razones partidarias, los agredían en sus derechos humanos básicos.
Cobija es la suma de Bolivia en este momento. Y está en la Amazonía.
@brjula.digital.bo