Cinismo de capa y espada

Me estoy frotando los ojos una y otra vez. Estoy a punto de desencajarlos. Voy más allá del apóstol Tomás, quien necesitaba ver para creer, yo lo leo y sigo sin creerlo. El exministro, abogado y “hombre fuerte” de los sucesivos gobiernos de Evo Morales, Héctor Arce Zaconeta (HAZ), escribe una curiosa columna titulada “La meritocracia como única solución” (La Razón, 20|2|2024). La verdad, hay columnistas que por respeto a las palabras y al intelecto deberían sumergirse en un saludable silencio hierático.

No es el caso, ni mucho menos.

¿Serán los años? “Son los años quienes al ilustrarnos nos corrompen y nos convierten en cínicos”, escribió en su momento Llorenç Villalonga, el escritor catalán autor de Disparates. Pues HAZ es un cínico de capa y espada. Nos dice, textual, letra por letra, que nuestra “justicia tan venida a menos que prácticamente se encuentra en terapia intensiva y con pronóstico reservado”. Ahora que les toca sufrir los reveses del monstruo judicial que alentaron con gran determinación y oportunismo político (es como si los caníbales se hicieran los desentendidos de morfarse el cuerpito de uno de sus congéneres y encima nos dieran lecciones de veganismo). El ejemplo pienso que ilustra y desenmascara a estos cómplices de la decadencia de la justicia, y los deja en off side.

Pero HAZ quiere seguirnos metiendo el dedo en la boca y nos lanza su piedra filosofal… nos habla de “idoneidad personal y una conducta intachable, es lo que se conoce como ‘mérito’ y la acción de tomar decisiones valorando esta situación: ‘meritocracia’”. Hermosa pieza, el diablito apuntando hacia el cielo. Y esta otra joya de elocuencia arborescente para abultar el libro de Borges (usted ya sabe cuál): “La historia juzgará si esta Asamblea estuvo o no a la altura del momento histórico que atraviesa nuestra justicia, sumida como nunca antes en el fondo más oscuro de un pozo, del cual solo saldrá de la mano de hombres y mujeres probas que no le deban su cargo a un partido político como fue en el pasado y que no le deban su cargo a alguna organización social o poder corporativo, como ocurre con muchas de las actuales autoridades en todos los niveles de la Justicia. Que le deban su cargo a su esfuerzo y sacrificio dentro de la ciencia del Derecho”. Kafka, en alguna parte, ríe a carcajadas porque se siente confirmado en la visión que nos presentó en su novela El Proceso.

Cuidado, cuidado, si esas palabras vienen de la boca cavernosa de HAZ acabaremos por descreer del propio cielo de la meritocracia. Si ese señor nos lo aconseja, sin rubor en la cara, ni una gota de traspiración cruzándole la frente, me siento tentado a descreer. Dudo. Me tienta mirar a otro lado; pero, ¿a cuál? No, el norte sigue siendo el norte. Debemos avanzar hacia la meritocracia, hacia la selección de notables, ese término que tanto disgusta y espanta a los masistas, porque ni lo comprenden ni lo quieren entender, pues ninguno de los suyos califica.

César Rojas Ríos es comunicador social y sociólogo.