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Vuelta | 14/02/2020

Carrera electoral: distracciones y decisiones

Hernán Terrazas E.
Hernán Terrazas E.

Y en menos de lo que pensábamos las elecciones están encima. Si se descuentan las dos últimas semanas de febrero, con su carnaval de por medio, quedan dos meses para llegar a las urnas y definir, de una vez, cuál es el rumbo que los bolivianos elegiremos para el país.

Mientras tanto y con campañas que no terminan de ser tales, el debate se ha centrado en la habilitación de Evo Morales para una candidatura por Cochabamba al Senado. No se habló de otro tema en los últimos días, al extremo que incluso los candidatos de otras organizaciones políticas han amenazado con presentar recursos de impugnación contra la postulación del exmandatario en las listas masistas.

¿Cambiaría algo con Morales en campaña?

Difícil saberlo. Puede tener el efecto de consolidar la unidad de la militancia en torno a sus candidatos. Solo se trata de cerrar filas y para eso qué mejor que un buen ataque de los adversarios de siempre.

Pero también, por qué no, la presencia de Morales en campaña puede resultar incómoda para el MAS, ya que les abriría un flanco de rememoración de la violencia de octubre-noviembre, la referencia más inmediata vinculada a Evo y eso no solo fortalece el discurso de los otros candidatos, sino que intimida a quienes posiblemente estén dispuestos a votar por ese partido como un homenaje póstumo al ausente.

De todas maneras, da la impresión de que a la exoposición  le sigue preocupando mucho Morales, como si su llegada a Bolivia coincidiera con un crecimiento milagroso de la preferencia por Arce y Choquehuanca, quienes a decir verdad no parecen haber dado el estirón político que les permita aportar con más votos a una preferencia hasta ahora inamovible de ese partido.

Si las encuestas no mienten, el MAS no pasa de la frontera del 25%. No ocurrió antes y según se observa en todos los estudios conocidos, tampoco ocurre ahora. Es más, corren versiones de que la difusión de futuros sondeos podría mostrar una disminución de la intención de voto de ese partido.

El suspenso en este tema va de la mano de los plazos legales que debe cumplir el Tribunal Supremo Electoral. Hasta ahora los informes parciales de ese  órgano no revelan mucho o, más bien confunden, porque nadie sabe si las observaciones a la candidatura de Morales tienen que ver con su residencia permanente, con su fotocopia de libreta limitar o quién sabe qué omisión en la presentación de sus documentos.

No está mal que el OEP se ciña a lo que dispone la norma, pero no se debe olvidar que los plazos no significan que se deba llegar al último día para emitir un pronunciamiento definitivo sobre un tema tan controversial. Mientras más tiempo legal se toma el TSE, más expuesto está a la presión de todo mundo.

De hecho, lo que se ha podido ver en estos días es que las posiciones en contra de la habilitación, que obviamente son mayoritarias, se han convertido en eje coyuntural de las campañas. Candidato que no se pronuncia en contra está fuera de la carrera y por eso ninguno quiere dejar pasar el asunto sin emitir una opinión o plantear un reclamo finalmente dirigido al árbitro electoral, que por ahora está sometido a un fuego cruzado y protegido –no se sabe por cuánto tiempo más– por el blindaje de credibilidad de su presidente, Salvador Romero.

A la espera de los resultados de una primera encuesta nacional que el fin de semana será difundida por una red televisiva nacional, la gente todavía mira en distintas direcciones, evalúa y demora su decisión, acaso porque lo que ha ocurrido es que, al menos del lado anti-MAS, no está dicha la última palabra ni definido con certeza el voto.

Por eso, son otros temas los que prevalecen, como si ante la inminencia de la cita electoral se produjera en el votante una suerte de nerviosismo similar al que se siente cuando uno está a punto de ser sometido a una prueba de opciones múltiples y ninguna del todo convincente. Y si algo distrae en el camino, mejor que mejor, pues eso posterga una decisión que, más que nunca, puede ser determinante para encaminar la verdadera transición en todos los órdenes de la vida del país.

Hernán Terrazas es periodista.



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