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Vuelta | 04/02/2025

Candidatos, entre el cambio y la continuidad

Hernán Terrazas E.
Hernán Terrazas E.

Una de las primeras conclusiones que surge del análisis de la encuesta difundida el pasado viernes por Marcelo Claure es que hay una aparente contradicción entre el deseo de un cambio profundo y rápido expresado por los bolivianos y la intención de voto por candidatos que, en su mayoría, representan a líneas políticas tradicionales.

Y es aparente porque, posiblemente, un porcentaje significativo de quienes creen llegada la hora del relevo en las fichas del tablero político, se refugian detrás de la indecisión o apuestan, sin mucha convicción, por candidatos como Chi, que asoman con un inesperado respaldo, o incluso por Andrónico que, a pesar de ser el delfín de la continuidad del MAS, por lo menos ofrece la posibilidad de un recambio generacional en el partido de gobierno.

Lo que está claro es que no hay un candidato o candidata que, verdaderamente, represente o refleje la aspiración de renovación política de la mayoría de los bolivianos. De ahí que, en el arranque de la carrera electoral, todos los actores tengan una intención de voto por debajo del 20%.

En el caso de Chi Hyun Chung confluye el voto conservador y religioso, de sectores que resisten la influencia de las políticas de género y el respeto a la diversidad, entre otras, pero también el de quienes simplemente se inclinan, con cierta rebeldía, por un rostro nuevo, un personaje ajeno a la política activa y al sector público.

Varios estudios previos confirman que el boliviano se define como alguien más bien conservador, de familia, religioso, resiliente y emprendedor. Chi sintoniza con tres de esos atributos y quizá por eso haya conseguido trepar en las encuestas de manera más o menos consistente en todas las regiones del país.

Pero la candidatura del médico coreano, nacionalizado boliviano, obviamente no satisface del todo la demanda de renovación. Como el resto de los candidatos, Chi no se acerca siquiera al 20% de intención de voto y cosecha respaldo mayoritariamente entre jóvenes de clases baja y de ciudades más pequeñas.

En la primera encuesta de Panterra, difundida a fines de noviembre del año pasado, Evo Morales tenía una intención de voto de 18%, casi la misma que ahora consigue Andrónico, por lo que se puede concluir, sin riesgos de interpretaciones falsas, que el respaldo al presidente de Senado refleja la votación actual del “evismo”.

Más que una figura de cambio en el escenario nacional, Rodríguez es una alternativa de unidad del partido de gobierno y, tal vez, de un giro en el discurso hacia posiciones más moderadas y racionales.

Manfred Reyes Villa no es un agente de cambio, como no lo son tampoco los líderes que disputan la candidatura del bloque de unidad. Ha sido alcalde durante varios años y candidato a la presidencia también. Fue el primero en iniciar su campaña, pero su impacto sobre el electorado todavía es limitado.

Reyes Villa no seduce al votante que quiere renovación. Es un buen gestor local y ha conseguido que su fama municipal trascienda regiones, pero es probable que su perfil de alcalde resulte insuficiente para una sociedad que espera a alguien capaz de resolver los problemas económicos, un tema en el que Manfred no ha mostrado mucha solvencia y conocimiento.

La imagen del militar, nacionalista y patriota todavía tiene algún peso en la preferencia de algunos sectores, y Reyes Villa es acaso el único que reúne esos atributos.

El bloque de unidad

Ahora que Carlos Mesa tomó la decisión de dar un paso al costado en su candidatura, el camino queda despejado en este grupo para dos aspirantes principales: Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga. Hay un tercero, Luis Fernando Camacho, con fuerza y respaldo en Santa Cruz, cuya definición política, hacia una de las dos corrientes que prevalecen, podría ser determinante.

Los votantes de Tuto Quiroga son de clase media alta para arriba, hombres y mayores de 40 años, más de élite que los de Samuel Doria Medina, quien logra algún nivel de penetración en clases medias. Ambos son los técnicos de la campaña, es decir a los que se reconoce más capacidad para generar soluciones económicas, pero no crecen en el voto acaso porque son parte de un pasado de exclusión social y que, por eso mismo, inspiran suspicacia en sectores populares e indígenas empoderados que ya no quieren volver a la “trastienda”, ni perder las conquistas qué han logrado en los gobiernos del MAS.

Quiroga y Doria Medina son, sin ánimo de descalificación, los “niños bien” de la política boliviana y, aunque sin duda preparados y competentes para encontrar una salida a la crisis, tienen limitaciones de “clase” y de pasado para llegar y convencer a segmentos mayoritarios.

En el espectro de tendencias políticas, Tuto Quiroga es el que está más a la derecha, mientras que Doria Medina intenta aproximarse a un centro que, por ahora, está tomado por Reyes Villa y algunos simpatizantes del MAS que no se resignan a ver destruido el proyecto en el que creyeron.

Puede inferirse, también, que unidad es un concepto que abarca a todos los aspirantes que no son del MAS. La gente quiere una candidatura única, pero sin exclusiones. Es decir que el votante no establece una distinción entre Reyes Villa, Quiroga o Doria Medina, aunque ellos hagan un esfuerzo para mostrarse distintos entre sí.

Por eso, aunque con un potencial respaldo de más del 30%, el bloque de unidad no tiene por dónde más crecer, si no es a costa del voto de Manfred o incluso de Chi, dos protagonistas que corren por fuera y que no tienen la menor intención de abandonar una carrera en la que figuran, por ahora, como los primeros.

¿Primarias con todos o con unos cuantos? ¿Sin primarias la elección contra el MAS está perdida? Estás son preguntas a las que deben responder lo antes posible todos los líderes políticos interesados en un cambio de conducción política y de modelo de desarrollo que marque la ruta a seguir en el año del Bicentenario de Bolivia.

La gente respalda este proceso, pero sin el compromiso de los protagonistas políticos la iniciativa podría quedarse solo en una buena intención. Se sabe que, para los candidatos de bloque de unidad es impensable una primaria que sume a Reyes Villa y Chi, porque se supone que la candidatura de éstos es funcional a la del MAS.

Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina consideran que el esquema del que son parte es el único de oposición y que, por lo tanto, cualquier metodología de selección del aspirante único debería aplicarse estrictamente en ese ámbito.

La suma de votos del bloque – siempre a la luz de la encuesta de Marcelo Claure – supera el 30% y casi duplica la intención de voto de Manfred Reyes Villa, pero no es fácil asegurar que el proceso que llevará a la selección del candidato se realice sin inconvenientes o, peor aún, sin que alguno de los que son parte decida correr por su cuenta.

Los números muestran, por ahora, que una primaria sin candidato único del bloque de oposición beneficiaría a Reyes Villa, pero al mismo tiempo una primaria con todos dentro, según Quiroga y Doria Medina, significaría dar por hecho o avalar que el alcalde cochabambino es parte de la oposición al MAS.

Ajuste

La economía es un tema clave. Casi el 70% de los consultados por Panterra dice que la crisis es el principal problema, pero eso no necesariamente significa que la gente esté de acuerdo con un ajuste que implique añadir sacrificios a las actuales limitaciones.

Las cosas están mal, pero no a extremos como los vividos en los primeros años de la década de los años ochenta del siglo pasado, tiempos de hiperinflación, grave escasez y sacrificios.

El temor, sobre todo entre aquellos que en la década pasada dejaron la pobreza y que ahora se aferran a la clase media, es que el ajuste los devuelva a un pasado, anterior a los gobiernos del MAS, de mayor precariedad y limitaciones.

No debe ignorarse que, para muchos, bienestar es un concepto asociado a los tiempos de bonanza - 2008-2014 – del gobierno de Evo Morales, por lo que no sería raro que una de las determinaciones del voto pase por ese filtro histórico reciente.

No hay que olvidar que, en 1985, siete años después del fin de la dictadura, el general Hugo Banzer ganó las elecciones de ese año, incluso con primeros lugares en los centros mineros, precisamente porque existía la percepción de que, aunque sin libertades, durante su gobierno la economía no había sido un problema.

Una fotografía que puede cambiar

La encuesta de Panterra refleja las percepciones de los bolivianos consultados entre el 5 y el 21 de enero de este año. Que la gente piense así hoy no significa que no pueda cambiar en los 6 meses y poco más que nos separan del día del voto.

Hay tiempo, por lo menos hasta abril, el mes en el que comienza el calendario electoral, para que pasen muchas cosas, incluso la aparición de nuevos candidatos, sobre todo candidatas, que atraigan a votantes todavía escépticos y desalentados por la falta de opciones de renovación. Lo que el país observa hoy en la escena política, no es necesariamente lo que esperaba. Habrá que ver si eso cambia.

Hernán Terrazas es periodista.



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