Campesinos unidos ya no más

El 26 de junio de 1979 gobernaba David Padilla Arancibia cuando los campesinos del país, a la cabeza de su líder Genaro Flores y por convocatoria de la Central Obrera Boliviana (COB), fundaron la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB); la entidad aglutina hasta hoy a los sindicatos campesinos y se erige como representante de los pueblos originarios quechua, aymara y guaraníes de Bolivia.

El sindicato de esta confederación no es similar a su homónimo obrero; según Gregorio Iriarte, el sindicato agrario tiene poco que ver con el sindicato obrero ya que el primero designa un tipo de asociación tradicional de familias unificadas por obligaciones y derechos en torno a la posición familiar-comunal de tierras y responsabilidades políticas locales. Están agrupados en subcentrales. Cada central pertenece a una de las nueve federaciones departamentales. Todas estas federaciones, más las federaciones regionales constituyen la CSUTCB.

Una de las características principales de este sindicalismo es que las decisiones se las toma por consenso en sus asambleas comunales.

Los campesinos y, por ende, los pueblos originarios, fueron históricamente olvidados por las clases dominantes y por los políticos de toda laya, así como por las organizaciones sindicales en el siglo XX. Nunca tomaron en cuenta que los trabajadores y trabajadoras rurales eran fundamentales para el funcionamiento de la economía.

A lo largo de la historia del coloniaje y de la república que se extiende hasta el Estado Plurinacional los habitantes rurales dieron muestras de estar descontentos con la situación de sojuzgamiento. Muestra de ello es que entre los años 1861 y 1944 se produjeron muchas rebeliones campesinas, como las liderizadas por los hermanos Tomás, Dámaso y Nicolas Katari, hasta los cercos a la ciudad de La Paz, organizados por Julián Apaza (Túpac Katari). Desde 1945 hasta nuestro tiempo se sucedieron más movilizaciones campesinas e indígenas. Todas estas movilizaciones las realizaron unitariamente bajo un liderazgo central.

Walter Guevara quizá fue el primer político en reconocer la importancia económica y política de los trabajadores rurales explicada en su famosa Tesis de Ayopaya. Él los ubica como sujetos que tienen que beneficiarse de la política y reconoce el aporte que realizan a la economía. Es a raíz de esas reflexiones que los conductores de la revolución de 1952 se atreven a impulsar la reforma agraria, con ello los campesinos alcanzaron, por decirlo de alguna, forma su independencia política de las clases dominantes.

En el primer gobierno de Siles Zuazo (1956-1960) se nombra al primer ministro de Asuntos Campesinos con lo que se da inicio, según Silvia Rivera, a una subordinación pasiva del campesinado, la misma que se santifica con la movilización de milicias campesinas hacia las minas de siglo XX y Catavi. Esta quizá es la primera acción para lo que más adelante se conoce como el pacto militar campesino.

El pacto militar-campesino, que en la práctica fue el pacto de Barrientos Ortuño con los sindicatos rurales de Cochabamba, se rompe por completo con la masacre en Tolata y Epizana en 1974, durante el gobierno de Banzer; los campesinos protestaron por el alza de los precios de la canasta familiar.

Durante los gobiernos del MAS se incorporó a la CSUTCB a la estructura del partido llamado “el instrumento”. Creo que desde ese momento esta organización pierde su autonomía y se quiebra su unidad debido a que su accionar está más dirigido a lo político.

Los evistas perdieron en el último congreso de la CSUTCB, pero lograron crear una dirigencia paralela. Al parecer esta es la primera vez que la organización se divide. La primera tarea de la nueva directiva es dejar de jugar a ser parte de un partido y reconstituir su unidad.