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Cartuchos de Harina | 07/05/2022

Boric no jubila a todo el pasado chileno

Gonzalo Mendieta Romero
Gonzalo Mendieta Romero

La Constituyente chilena genera dudas sobre la suerte de nuestro vecino. No obstante, en Santiago también hay continuidades. La impresión de que esta solo es la gestión experimental de una nueva generación soslaya que el presidente Boric recibe también el consejo y la colaboración de figuras de la alta burocracia chilena.

Mientras, el posible reinicio de la relación binacional se perfila, por ejemplo, en el plan de organizar una asociación o, más modestamente, una entidad en la cual Bolivia, Chile, Argentina y México cooperen respecto de sus reservas de litio.

A la vez, enterrando su infortunada frase para Bolivia de “no poner la carreta delante de los bueyes”, Boric dijo que espera que ambos países cierren “este capítulo que se ha extendido por más de 20 años". Y la agente chilena en La Haya, Ximena Fuentes, agregó, a propósito del Silala, que “no se puede hablar ni de ganador ni de perdedor, sino que ambos Estados lograrán la certeza jurídica que les permitirá cooperar en materia de recursos hídricos compartidos".

Esas declaraciones de Boric y Fuentes son un intento de exorcizar la radioactividad del Silala. Nadie sabe medir en Bolivia, por ejemplo, la reacción potosina u opositora ante un fallo leído desde el soberanismo sobre las aguas del Silala. Esa fue la narrativa nacional previa al proceso, pero no la postura en La Haya.

En ese marco, la continuidad chilena está allí, en el peso de personas conocidas, así sean menos visibles que la acrobacia de un grupo de constituyentes y su polimorfa grey. Ximena Fuentes, por ejemplo, agente en La Haya y subsecretaria, es una suerte de bisagra generacional; por su experiencia pública, se la conecta con el Partido Socialista o, recordando su vida universitaria, con la Democracia Cristiana.

Ricardo Lagos es, por su lado, un expresidente activo, con variados contactos telefónicos y personales. Ya en octubre de 2018, luego de la derrota boliviana en La Haya, Lagos sugirió retomar con Bolivia las negociaciones anteriores al litigio, al salir de la reunión de expresidentes con Piñera. Después, en una entrevista con La Tercera de Chile, también en octubre de 2018, Lagos adujo que “…lo lógico es buscar una solución de otra forma” y que había que ser generosos con Bolivia, subrayando que “esa generosidad reditúa para Chile enormemente. Usted cambia la relación geopolítica en el cono sur: es pensar de otra manera.”

En ese juego entre la nueva y la previa generación, se hallan también la canciller Antonia Urrejola y el Partido Socialista. Ella tiene un vínculo antiguo con José Miguel Insulza, actual miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Urrejola fue asesora jurídica de confianza de Insulza. Y este no pudo contener su jactancia oficialista en una entrevista de hace días: “con nuestra participación en el Gobierno estamos más que satisfechos. Tenemos el ministerio de Hacienda que es socialista, de RREE socialista, de Defensa socialista, de Vivienda socialista… Y además el subsecretario del Interior.”

Otras personalidades conocen bien Bolivia y preservan a la par su impronta en Chile. Como Michelle Bachelet, que esta semana hasta se animó a recomendar que Bolivia eligiera “a un/a titular de la Defensoría del Pueblo independiente, imparcial”. O Juan Gabriel Valdés, embajador en Estados Unidos recién designado por Boric. Valdés fue canciller de Eduardo Frei y embajador de Bachelet.

En septiembre de 2008, en media convulsión boliviana, Valdés fue enviado por Bachelet ante el presidente Morales, a nombre de UNASUR. Luego de su reunión, sintomáticamente se desarmó el cerco del MAS a Santa Cruz. Valdés fue tal vez muy persuasivo con Evo sobre las eventuales responsabilidades de un enfrentamiento en el oriente. En 2008, el dúo Bachelet-Valdés se tornaba en trío con Insulza como Secretario General de la OEA.

Boric admite, así, que no todo el pasado chileno debe jubilarse. La pregunta es si en La Paz alguien (¿Álvaro?) posee los datos de la planimetría y el personal con los cuales Bolivia encararía la relación binacional, si hubiera la ocasión.

Gonzalo Mendieta Romero es abogado y escritor



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