Los firmantes del Acta de la Independencia fueron 48 diputados de los cinco Departamentos de la antigua Audiencia de Charcas.
El dato es interesante si se revisa las cifras: los diputados de Charcas, hoy Chuquisaca, eran siete, mientras que los de Potosí llegaban a 14. La Paz tenía 12 diputados, Cochabamba 13 y Santa Cruz apenas dos.
Entre Charcas y Potosí sumaban 21 mientras que La Paz y Cochabamba llegaban a 25; es decir, eran mayoría. Pese a eso, los debates estuvieron dominados por los chuquisaqueños, que eran minoría, mientras que los potosinos les hacían coro.
No mencionamos a Santa Cruz porque sus dos únicos diputados, Antonio Vicente Seoane y Vicente Caballero no participaron en las sesiones de la Asamblea Deliberante. El primero llegó justo para firmar el acta y el segundo lo hizo después, pero se le permitió firmar de todos modos.
Eran, indudablemente, otros tiempos. La balanza del poder se inclinaba hacia el sur debido a la innegable influencia de la minería potosina, que había dado lugar al surgimiento de un tribunal de justicia, la Audiencia de Charcas, que, poco después de su establecimiento, se convirtió en un órgano de gobierno.
¿Hasta cuándo duró la influencia del sur? Hasta 1899, cuando estalló la guerra civil cuyo principal efecto fue el cambio de la sede de gobierno. El Ejército del norte, liderado por José Manuel Pando, se alió con el caudillo indio Pablo Zárate, que había logrado articular un ejército integrado mayoritariamente por guerreros de la etnia kolla, a quienes también se denomina aimaras. Por razones obvias, no existe documentación de los ofrecimientos que Pando le hizo a Zárate, llamado “el Willka”, para que este combata con él, pero está claro que, sin ese apoyo, no habría ganado la guerra. Derrotadas las tropas constitucionalistas de Severo Fernández Alonso, la sede de gobierno, que debía funcionar en la capital, Sucre, fue llevada a La Paz, donde funciona hasta hoy.
Terminada la guerra, el 22 de abril de 1899, Zárate y su Estado Mayor fueron arrestados en Sica Sica, encarcelados y posteriormente ejecutados. Por eso es que nunca se sabrá las condiciones de su alianza con Pando. A partir de entonces, La Paz comenzó a gobernar el país ejecutando un centralismo que persiste hasta nuestros días, y defiende, en consecuencia.
Ese centralismo fue evidente en la celebración del primer centenario de fundación de Bolivia, cuando el desfile principal, el del 6 de Agosto de 1925, se realizó en La Paz y no en Sucre, donde había nacido la Patria.
Habían pasado 100 años y la correlación de poder fue cambiada con fuego, sangre y traiciones. En los siguientes 100 años habría todavía más cambios, como veremos la próxima semana.
Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.