Es claro que los resultados del Censo
Nacional de Población y Vivienda 2024, desde una mirada democrática de la
relación entre un Estado y su sociedad, deben servir para dos importantísimas
acciones: 1) el Pacto Fiscal (redistribución de la plata) entre el Gobierno
central, las gobernaciones y los municipios; y 2) la redistribución por
departamento del número de diputados en la Asamblea Legislativa. Pero la falta
de transparencia en la gestión del presidente Arce ha generado desconfianza respecto
de dos asuntos sensibles que están en las preguntas que se utilizará este 23 de
marzo: la autoidentificación étnico-cultural de las personas y los nombres y
los apellidos pedidos en la boleta censal.
1. Los principios y normas de todo Censo
Los censos son actividades basadas en criterios científicos (sociológicos y demográficos), técnicos (estadístico-comparativos, cartográficos, etc.) y legales (apego a los derechos de las personas establecidos en la Constitución). En este último aspecto, por ejemplo, por norma los datos que se declaran en los censos son reservados, es decir son datos que el Estado debe manejar respetando los derechos a la intimidad y la confidencialidad que están establecidos en la Constitución.
Por estas razones científicas, técnicas y normativas, en ningún censo que se llevan a cabo en otros países, ni en el último CNPV del 2012 en Bolivia, se cometió los errores que está cometiendo el gobierno nacional respecto de la Autoidentificación y la solicitud de Nombres y apellidos de las personas censadas.
2. La Autoidentificación entre 2012 y 2024
Es claro que, a tono con las corrientes más actuales del pensamiento antropológico, sociológico y etnológico, las preguntas sobre autoidentificación deben también cumplir con criterios científicos, técnicos y normativos.
En la boleta del censo de 2012, la formulación de la pregunta No 29 fue la siguiente: “Como boliviana o boliviano ¿pertenece usted a algunas nación o pueblo indígena originario campesino?”. La pregunta inicia correctamente con el reconocimiento de una identidad cultural global que es la identidad boliviana que enmarca e incluye a todas las otras 39 identidades parciales y más pequeñas que están enlistadas en la boleta. La mención de esta identidad boliviana como marco de las otras le dio legitimidad y legalidad pues sólo reiteró lo que ya está escrito en el Artículo 3 de la Constitución que señala que “La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano”.
En la Boleta del censo de este año, la autoidentificación étnico-cultural se desmarca de lo establecido en el Art. 3 de la Constitución y más bien retrocede a la parcializada y difusa pregunta del censo de 2001. La formulación de la pregunta 32 de la boleta censal del censo de 2024 es la siguiente: “Se autoidentifica usted con alguna nación pueblo indígena originario campesino o afroboliviano?”. Así, en el tema autoidentificación el censo de este 23 de marzo retrocede a la boleta de 2001 y, además, hace que los datos que se obtengan ahora no sean estadísticamente comparables con los del 2012 por la caprichosa y vaga formulación de la pregunta.
3. Los nombres y apellidos entre 2012 y 2024
Sobre los nombres y apellidos solicitados en los censos de 2012 y 2024, un cotejo de las dos boletas permite puntualizar lo siguiente:
a) En 2012 se pidió en todos los casos solamente los nombres para las preguntas de migración, discapacidad, y mortalidad. b) En 2024 se pide solo nombre en las preguntas de migración, mortalidad y natalidad, pero se adiciona la pregunta 22 y se pide, como el censo de 1992, un listado de las personas con nombres y apellidos que durmieron en este hogar o vivienda.
Es este último punto el que genera dudas debido a la desconfianza existente en la ciudadanía ante los persistentes intentos del Gobierno, a través de varios proyectos de ley fallidos hasta ahora, de buscar mecanismos de control policiaco de la sociedad y violar los fundamentales derechos humanos a la integridad y seguridad de la persona, derechos que tienen relación con la intimidad y confidencialidad de los datos recogidos en el censo de 2024.
4. Las posibles reacciones ciudadanas
Por toda la información hecha pública hasta el momento, la ciudadanía –sobre todo urbana y de las grandes ciudades– participará masivamente en el censo de este 23 de marzo. Pero, a la vez, lo hará tratando de asegurarse que no pierda sus características centrales, es decir que sirva para recoger información numérica sobre la población y la vivienda y no para proporcionar nombres y apellidos; también tendrá una actitud muy crítica frente a la pregunta 32 de autoidentificación para evitar el manejo etnicista y discriminador de los datos que se hizo después del censo de 2001. En resumen, al parecer la ciudadanía será parte del censo, pero con gran desconfianza con las acciones del Gobierno actual.
Carlos Hugo Laruta es sociólogo y docente investigador de la UMSA.