Tal como está el mundo, aprovecho la
magistral descripción del infierno en nueve círculos del poeta italiano Dante
Alighieri y la inclusión que hizo de los personajes de su tiempo en ello, para
advertir que llegarán a ese destino muchos personajes que ahora dirigen el
destino del planeta.
A nivel mundial, pienso que Lucifer deberá recibir a Putin, Trump, Orban, Ayuso, Abascal, Netanyahu, los líderes de Hamás. De nuestra región, Maduro y su esposa, Ortega y su esposa, Correa, Bukele, Milei…
Del país llegará, probablemente, una larga comisión encabezada por los exmandatarios fugados Evo Morales y Álvaro García Linera, Héctor Arce Zaconeta, Iván Lima, Juan Ramón Quintana, todos los magistrados elegidos desde año de 2011, suplentes incluidos. También el Fiscal General del Estado, la mayoría de los fiscales designados y muchos cortesanos y cortesanas que han gozado de las mieles del poder desde 2006 utilizando las más indignas formas de adulación.
Seguramente acompañarán a ese séquito Murillo, Marinkovic y quienes se rifaron la primavera democrática que se abrió en 2019 por intereses mezquinos y falta de visión de largo plazo.
El trabajo de Lucifer será destinarlos a los nueve círculos en que Dante dividió el infierno. Los hay para ocupar desde el séptimo círculo, donde están los violentos contra el prójimo, los tiranos y los suicidas, también los violentos contra Dios, la naturaleza y el arte que son divididos en tres grupos: los blasfemos, los sodomitas y los usureros.
El octavo círculo será probablemente el más poblado. Ahí se castiga a los pecadores que usaron la malicia de modo fraudulento contra los que no son de confianza. A los proxenetas y a los seductores, a los aduladores que se encuentran en excrementos humanos. Los que hicieron mercimonio (tráfico) de bienes espirituales (ahora puede incluirse el narcotráfico, la trata de personas, etc.), los adivinos y los magos, que proclaman tener facultades reservadas exclusivamente a Dios; los malversadores, que tomaron provechos ilícitos de sus cargos públicos. Los hipócritas, que afirmando que lo hacen "en beneficio de todo el pueblo", provocan la ruina de los otros. Los ladrones. Los consejeros fraudulentos. Los falsificadores
Finalmente, en el Noveno Círculo, el de la Traición, donde se castiga a los culpables de malicia y fraude agravados. Ahí están castigados los gigantes, que son al mismo tiempo condenados y custodios del último círculo. Está aquí castigado Judas, que traicionó a Jesús, y varios conocidos personajes históricos que traicionaron a sus mentores.
En fin, desde el país se puede llenar todos los niveles del Infierno descrito por Dante. Sólo falta, como en un crucigrama, poner los nombres de los que se cree candidatos a cada círculo.
Lo que precede puede servir, también, para observar que –pese a la tentación, que siempre está presente en varios estratos de nuestras sociedades, de impulsar la confrontación, el abuso, la arbitrariedad para el usufructo del poder– la humanidad ha dado grandes saltos para construir espacios de convivencia pacífica, en complejos procesos en los que se avanza y retrocede, y, paradójicamente, con más voluntad de acción luego de colapsos civilizatorios y grandes confrontaciones.
Hay muchos síntomas de que vivimos, en el país y el planeta, uno de esos momentos… y de que ya se encargará Lucifer de castigar a quienes impiden concretar, precisamente, esos espacios de paz.