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19/12/2021
El Tejo

Agendas diferentes

Juan Cristóbal Soruco
Juan Cristóbal Soruco

Esta semana se ha vuelto a constatar que el Presidente del Estado no tiene empatía alguna con las que parecen ser prioridades de la ciudadanía, cada vez más afectada por las crisis sanitaria, económica y judicial. Para peor, el equipo gobernante nos señala en forma cotidiana que no tiene más norte que mantenerse a como dé lugar en el goce del poder y consciente o inconscientemente está conduciendo al país a una confrontación violenta con consecuencias muy difíciles de prever, salvo que se ahondará la pobreza y se terminará de arrasar con los valores y principios democráticos.

Es difícil encontrar otra explicación a la decisión presidencial de irse pa’ Cuba pese a que, por un lado, convocó a una reunión a los gobernadores departamentales (como lo hizo un par de semanas a alcaldes) para explicar la Ley del Plan de Desarrollo Económico que tanta resistencia ha provocado en las regiones y universidades, y, por el otro, sus colaboradores organizaran una cacería de dirigentes cívicos de Potosí, violando la Constitución Política del Estado (CPE) y las leyes penales del país, asemejándose de esta manera cada vez más a las dictaduras militares que antaño nos gobernaron.

Así, mientras el país ingresaba a un nuevo escenario de crispación política, el primer mandatario posaba junto con los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua en uno de los ambientes privilegiados de la casta gobernante cubana. Y en contraste con el discurso prepotente y autoritario al que utiliza para dirigirse al país, en la isla caribeña perdía toda compostura al pedir por segunda vez un humillante perdón a los médicos cubanos que salieron de Bolivia durante el gobierno de la ex presidenta constitucional Jeanine Añez, hoy convertida en presa política del régimen.

Se puede añadir a esta renovada arremetida autoritaria la advertencia del subjefe del MAS en sentido de que a la detención de los dirigentes cívicos potosinos y el excandidato vicepresidencial Marco Antonio Pumari, seguirán las de Mesa, Quiroga, Camacho (y cuanto nombre recordó al hacer la declaración) y al ministro de Justicia, que aunque no se crea es abogado, defender los métodos utilizados por su gobierno para apresar a ciudadanos.

Pareciera, en fin, que el presidente Arce quiere tener los mayores méritos para ser aceptado como par en el grupo de mandatarios del socialismo del Siglo XXI, olvidándose, empero, que en esta arremetida, que finalmente sabemos a quién quiere beneficiar, puede verse afectado él mismo, y la historia universal tiene ejemplos que serían muy edificantes si se los conociera para no caer en los mismos errores.

En esas estamos y pese a los intentos que se hacen para salir de ese ambiente viciado y dirigir la mirada más allá del horizonte, siempre terminamos sumergiéndonos en éste y dejamos pasar cosas importantes en el escenario mundial y regional, que nos deberían interesar porque finalmente nos afectarán.

Sin embargo, debemos esforzarnos para no perder la esperanza en que algún rato la cordura se imponga y en el país se pueda establecer un pacto de largo plazo que permita recuperar la institucionalidad democrática. De una u otra manera es lo que se hizo en los albores de la década del 80 del siglo pasado, lo que permitió avanzar en la creación de un Estado más democrático e inclusivo y en el que, pese a adversidades de diferente naturaleza, se achicaron las brechas que existían en el país, aunque no en forma suficiente.

Pero, para eso, una condición sine qua non es que las agendas de prioridades del gobierno y la sociedad coincidan y sobre eso se deberá trabajar.

Juan Cristobal es periodista



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