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Pluri Multi | 10/06/2024

Adiós, Susana

Carlos Toranzo Roca
Carlos Toranzo Roca

Hasta 1986 no conocía Santa Cruz, no tenía amigos cambas, pero las paradojas del exilio de los 70 y la primera parte de los 80 hicieron que en México pueda iniciar una amistad profunda con cruceños de pura cepa, con gente interesada en el cambio social y con una mirada cruceña de los problemas nacionales.

A Susana Seleme la conocí por medio de René Zavaleta; ella por la relación con uno de sus tíos tenía conexión con la política boliviana, con la revolución nacional y, por supuesto, también con la guerrilla, pues una hermana suya militaba en esas ideas. Estudiaba una maestría en Flacso-México y era estudiosa de Marx y, claro está, la producción intelectual de Zavaleta.

A ella sumé de amigo a Carlos Hugo Molina, joven abogado, poeta, músico impenitente y optimista declarado que, pasados los años, me ayudó a conocer Sana Cruz y a entender que sin ese departamento Bolivia sería coja, incompleta, no legible; él vivía junto a Neco Aguilera, joven sociólogo a quien conocí fugazmente en la revolución universitaria de los años 70 portando su fusil para defendernos de los “fachos”.

Neco, alto, desgarbado, militante de las ideas de izquierda con tono camba es un alma buena. Y sumé también al camba Jorge Cabrera que tomaba mis clases de El Capital, quien pasados los años me explicó que ese libro, en realidad, abría la senda del capitalismo por la vía de la transformación tecnológica, en marxista, por el incremento de la composición orgánica del capital. La mayoría de los estudiantes que tomaba mis clases en México leía a Marx por el sueño de hacer la revolución, pero el camba Cabrera lo hacía para impulsar innovaciones tecnológicas; tal vez pensaba en mejorar “Helados Cabrera” un negocio que inició su madre. Paradoja, cada quien lee con sus propios ojos y con intereses diversos. El camba Cabrera mezcló desarrollo tecnológico y tradición cruceña.

Susana fue secretaria privada del presidente Jaime Paz, es decir que en su visión de avance de la democracia aceptó, en esos años, “cruzar los ríos de sangre” por lo que los miristas fueron duramente criticados; seguía leyendo a Marx y literatura marxista, pero ya no quería hacer la revolución, más bien deseaba posicionar mejor a Santa Cruz en la política nacional.

Susana era tan culta como impetuosa, se metía a cualquier discusión y hacía ruidos enormes con la defensa de sus posiciones. Su esposo Mario, médico, era más cauto, de poca presencia pública, de baja intensidad, él nos ayudó a Martha y a mí a lograr que fuera exitoso el segundo embarazo de mi esposa y por ello vino al mundo nuestro segundo hijo, Ricardo, en México en 1979.

El más largo recorrido juntos con Susana fue en el PIEB; con ella, encabezados por Godofredo Sandoval y con el empuje de Silvia Escobar, Xavier Albó, Fernando Mayorga, Fernando Prado, Sonia Montaño, Gilberto Pauwels y Rossana Barragán tuvimos unos 20 años de impulso de la formación de investigadores jóvenes con la idea de promover la excelencia académica y la pertinencia social.

Las discusiones de Susana con Fernando Mayorga fueron de antología. Ella era ya parte del elenco estable de los analistas políticos de la TV. Eso esos años se fue ligando al Comité Cívico, no siempre de ideas profundamente democráticas. Como ella era una paradoja andando, al inicio del régimen del MAS se ocupó de presentar a la sociedad cruceña a Álvaro García Linera, lo hizo con entusiasmo quizás porque éste hablaba de cambio social; sólo al pasar los años reconoció que cometió un grave error.

Con la pasión como parte de su personalidad, se ocupó de criticar el autoritarismo y el proyecto dictatorial del MAS. Fue, no cabe duda, una “intelectual orgánica” de la defensa de la autonomía cruceña: pensaba que uno de los más grandes males de la política nacional es el excesivo centralismo estatal. Pero, más paradojas, no dejaba de citar a Marx aunque también la conmovía el pensamiento de Hannah Arendt.

Susana fue una pensadora de tiempo completo, sus trabajos muestran una defensa inclaudicable de la libertad y de la democracia. Un poco antes de su partida me envió uno de sus últimos artículos. Creo que el accidente que sufrió hace unos meses la empujó a dejarse ir y no luchar por su salud y su vida.

Adiós Susana, gracias por tu amistad y tus enseñanzas.




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