En horas de la mañana del 10 de julio de 2024 en la plaza Abaroa se daba un enfrentamiento entre los actuales funcionarios públicos del arcismo y los que quieren serlo de nuevo, los del evismo. Se trata de dos grupos violentos que pretenden imponer al país las piedras y los golpes como forma de resolver los problemas.
Nadie hubiera esperado ver el día en que masistas rompan la imagen de Evo o Arce en las calles o que utilicen el insulto para denostarse unos contra otros.
Mientras tanto, el encuentro multipartidario llegaba al compromiso de 12 puntos, pero que no fue suscrito por Evo Morales, ausencia que lo perfila como figura antidemocrática de cuerpo entero.
Evo Morales pretendía el respaldo en dos temas: en primer lugar, el reconocimiento del Congreso de Lauca Ñ, donde fue designado presidente del MAS y candidato a la Presidencia, de manera que el TSE se abstuviera de verificar el cumplimiento de estatutos y la elección de directivas; en segundo lugar que se mantenga la elección primaria cerrada, que le daba la ventaja de ser electo candidato con resolución vinculante para las elecciones de 2025 y sortear así cualquier impugnación a su postulación. Empero nadie lo apoyó y por lo tanto salió derrotado.
En cuanto al acuerdo multipartidario, por fin, el Tribunal Supremo Electoral asume la agenda democrática boliviana que consiste en elecciones judiciales, vigencia del TREP, auditoría al padrón electoral, reasignación de escaños parlamentarios con los resultados del Censo 2024; reconocimiento a los derechos políticos de los pueblos indígenas, que pasa por resolver la contradicción de la Ley Nº 1096 que restringe el artículo constitucional 209 que daría viabilidad a la postulación de candidatos indígenas originarios campesinos a la Presidencia.
En cuanto al transfugio político, ya era tiempo que el TSE asuma acciones efectivas contra quienes abandonan los proyectos políticos con los que fueron electos o electas.
En el tema de la violencia política contra mujeres y autoridades acosadas es también correcto garantizar acciones más efectivas contra las autores de estos actos de agresión.
Respecto a las elecciones primarias, nuestra apuesta siempre fue clara, es decir, Bolivia necesita elecciones primarias ciudadanas abiertas para mejorar los mecanismos de democracia interna de los partidos y alianzas políticas. Con el acuerdo multipartidario se sepulta las primarias cerradas y esperemos que se abran las puertas para futuras elecciones donde los candidatos sean seleccionados por voto ciudadano.
En suma, es waliki el acuerdo multipartidario. Sin embargo, sabemos que el “papel aguanta todo", por ello es responsabilidad de las organizaciones políticas, de la sociedad civil y el TSE participar en el cumplimiento de lo pactado.
De manera complementaria, es importante hacer llegar al Tribunal Supremo Electoral la necesidad de contar con un Reglamento para las Circunscripciones Especiales Indígenas, introduciendo el empadronamiento con autoidentificación para los votantes rurales y pertenecientes a minorías indígenas dentro del territorio del departamento, tal como delimita el texto constitucional.
Complementariamente, el Tribunal Supremo Electoral deberá eliminar las mesas electorales “mixtas” donde la papeleta y el acta electoral contienen columnas para el voto presidencial, para la diputación uninominal y la especial indígena en el mismo texto. Esto no puede darse nuevamente en las elecciones del 2025.
También es imprescindible que el Tribunal Supremo Electoral explique a la opinión pública acerca de la creación de nuevos asientos electorales, es decir, una trazabilidad de los mismos desde el año 2019.
Ahora que la democracia tiene un camino trazado en Bolivia, aportemos para su cumplimiento.