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El Tejo | 07/10/2019

¿14 días que estremecerán al país?

Juan Cristóbal Soruco
Juan Cristóbal Soruco

Me asusta recordar que en 14 días –el subsiguiente domingo– se realizarán las elecciones generales en las que tenemos que elegir al Presidente y Vicepresidente del Estado, senadores y diputados, que aún hay alrededor de un 20 por ciento de indecisos y que muchos no conocemos a varios de los hombres y mujeres que postulan.

También me asusta que, a 14 días de la elección, con tendencias de voto cada vez más consolidadas, todavía haya organizaciones políticas que creyendo subir unos puntos más acuden a los peores instrumentos de la guerra sucia para atacar a quien está inmediatamente delante de ella, con el peligro de que esa actitud signifique poner jaque a un hasta ahora promisorio futuro político.

Me asustan, qué le voy a hacer, las veladas amenazas autoritarias que lanzan cotidianamente los representantes del MAS, el Gobierno y el binomio inconstitucional; la sumisión de la gran mayoría de sus candidatos a los libretos que elaboran sus estrategas de campaña y la abierta intención de despolitizar un proceso esencialmente político como es una campaña electoral (recuerdo a Ernesto Sábato cuando decía que el hombre es profundamente conservador y cuando esta actitud se debilita, hace una revolución para fortalecerla y que un proceso de esa naturaleza hace que lo que en un principio se escribía con mayúscula termina siendo escrito con minúscula…).

Me preocupa cómo, especialmente en los medios audiovisuales, sus conductores, hombres y mujeres, han asumido una aureola de jueces sabiondos y sacrifican la oportunidad de hacer conocer a los candidatos en aras a tratar de “hacerlos caer” poniéndoles intrascendentes zancadillas, no respetando lo que dicen o forzándolos a responder lo que parecería que el entrevistador quiere que diga.

Me molesta que el candidato inconstitucional pueda eludir la demanda de que debata con sus pares, que quiera convencernos que no lo hará porque está por encima de ellos, que por cuarta vez tengamos las ganas de verlo en cancha en igualdad de condiciones con sus interlocutores, y que haya gente que autoidentificándose como demócrata avale esa actitud.

Pero, al mismo tiempo me alienta la esperanza de que en estos 14 días se preparen las condiciones para que una vez más Bolivia, como lo hizo entre 1978 y 2005, vuelva a definir su destino en un ambiente de paz y optimismo. Y que esta demostración de participación cívica no sea empañada por un grosero, cuanto inútil fraude que sólo nos conduciría al camino de los hechos.

En este sentido, quiero creer que hay en el MAS y el Gobierno algunos dirigentes y autoridades que han comprendido que su ciclo terminó y no quieran pasar a la historia como el sistema político-partidario que se creó desde el retorno a la democracia y fue derrocado en 2003 o, peor aún, dadas sus tendencias autoritarias, reproduzcan la actitud de las dictaduras militares, particularmente la de García Meza, que fue la expresión más decadente del ciclo militar.

Estamos, pues, por un lado, en la recta final no sólo de una campaña electoral, sino de un ciclo histórico que pudo proyectarse poderosamente hacia un mejor futuro, pero que se fue deslegitimando por una visión autoritaria de poder, el servil culto a la personalidad, la desinstitucionalización del Estado, la corrupción generalizada y el desaprovechamiento del período de mayor bonanza económica de nuestra historia. 

Por otro lado, no pierdo la esperanza de que estemos al comienzo de un complejo proceso de recuperación democrática del Estado boliviano y de instituciones que garanticen la pacífica convivencia ciudadana.

Por todo lo señalado, si los astros se alinean, probablemente estaremos viviendo los 14 días que estremecerán a Bolivia y varios países de la región…

Juan Cristóbal Soruco Q. es periodista.



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