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Mundo | 27/06/2024   05:00

|OPINIÓN|Palestina libre no es lo mismo que un Estado islamista|Amal Aseff|

EFE

Brújula Digital|27|06|24|

Amal Aseff

El columnista Agustín Echalar hace una equivocada equivalencia en su más reciente artículo en el portal Brújula Digital. Dice que “Palestina libre es igual a un Estado islamista” que, por lo tanto, viola los derechos de las mujeres, de las lesbianas y de los homosexuales.

No se entiende la lógica de Echalar: ¿entonces es mejor mantener la ocupación israelí? ¿Nos está diciendo Echalar que ahora las mujeres y los homosexuales palestinos tienen derechos? ¿Y que eso cambiaría si fuera una ‘Palestina libre’”?

No se sostiene el argumento: no hay que darle a Palestina un Estado, dice Echalar, porque las mujeres, las lesbianas y los homosexuales no tendrán derechos. Tampoco los tienen ahora, peor aún bajo la invasión israelí. Pero eso no tiene nada que ver con el derecho de los pueblos a la autodeterminación. El argumento de Echalar es tan simplista como errado: como los musulmanes no dan derechos a la comunidad LGTB, entonces no merecen tener un Estado, es decir que “Palestina sea libre”.

¿Y cuál es la solución que ofrece? Que Israel siga ocupando los territorios palestinos, como si eso ayudara a la comunidad LGTB que tanto le interesa a Echalar. No, tener a Israel como Estado ocupante no le ayuda, señor Echalar, a esa comunidad. Ni al resto de los palestinos.

“Palestina libre” no significa crear un Estado islamista, significa tener un Estado palestino reconocido que proteja a su pueblo, cosa que hoy, precisamente, no ocurre. Casi 40.000 muertos, la mayoría de ellos civiles inocentes, lo demuestran. ¿Eso defendemos porque queremos defender los derechos de la comunidad LGTB? 

Una Palestina libre no quiere decir tener un Estado islamista opresor. Fatah, el partido que controla Ramallah, la que debería ser capital del Estado palestino, y que supervisa un territorio cada vez más escaso en Cisjordania (en la que ocupantes israelíes desplazan a palestinos con ayuda del Ejército) es un partido democrático, que respeta a las mujeres y, créalo o no el simplismo de los conservadores como Echalar, también a la comunidad LGTB.

Fatah es un partido más democrático y más tolerante que el Likud, que sostiene a un extremista como Netanyahu, acusado de crímenes de guerra no por los palestinos, sino por la Corte Penal Internacional. Lo invito a hacer esa investigación y a comparar el liderazgo de Netanyahu (destemplado, nacionalista, intolerante, militarista, abusivo, arbitrario y corrupto), con el de Mahmoud Abbas (moderado, tolerante, compasivo, abierto). Si tiene internet, puede hacer, usted mismo, señor Echalar, esa comparación.

Señor Echalar, no todos los musulmanes varones son barbones, trogloditas, terroristas y usan turbante, ni todas las mujeres musulmanas usamos burka o hiyab, como creen usted, Trump y Milei. Un millón de musulmanes viven de manera totalmente adaptada y productiva solo en Nueva York. Y en toda Europa ocurre algo similar, sin mayores dificultades. Ninguno ha atacado a la comunidad LGTB más que el promedio de los otros grupos étnicos, como usted cree.

En sentido contrario, no todos los judíos son demócratas y tolerantes. De hecho, dos tercios de los israelíes dicen que la muerte de niños y mujeres inocentes “es algo que debe aceptarse” en Gaza con tal de derrotar a Hamás. ¿O sea que el pueblo debe sufrir por lo que hacen sus autoridades dictatoriales? Es descorazonador. Ni los rusos aprueban en tan alta proporción la muerte de civiles ucranianos.

Amal Aseff, trabajadora social, reside en Buenos Aires





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