París|EFE|27|05|24|
Luis Miguel Pascual
El español Rafael Nadal dijo adiós de entrada en Roland Garros, pero sin confesar si, a punto de cumplir los 38 años, fue una despedida para siempre del torneo que ha ganado 14 veces, el cimiento de su leyenda.
La cancha central de París se llenó por vez primera para un duelo organizado en la primera semana, en el que se medían Nadal y el alemán Alexander Zverev, convencidos los aficionados de que allí pasaría algo histórico: o el fin de su leyenda o un nuevo milagro.
Al final no fue ni lo uno ni lo otro. La recuperación del español fue insuficiente para rivalizar contra el número 4 del ránking, que llegaba con el título de Roma recién logrado y que hizo un partido sólido que impidió a Nadal renacer una vez más: acabó perdiendo por 6-3, 7-6 (5) y 6-3.
Tampoco hubo fin de la leyenda porque el español se negó a cerrar la puerta a un regreso a la tierra de sus mayores gestas, aunque todo en el ambiente apuntaba a que era el día del fin.
El público enfervorizado, los balances poco claros, el discurso en la pista y la impresión de que se ha alejado del máximo nivel. Pero Nadal quiere explorar la posibilidad de seguir jugando y se dio de plazo hasta los Juegos de París, su nueva meta, tras los cuales decidirá si está en disposición de querer seguir.
Zverev, el único tenista en activo que ha jugado las tres últimas semifinales en París, dejó una buena impresión, la que lleva desprendiendo desde que se alzó hace poco más de una semana al ganar en Roma.
El número 4 del ránking se medirá contra el ganador del duelo entre el belga David Goffin y el francés Giovanni Mpetshi Perricard, invitado por los organizadores, que hace unos días levantó en Lyon su cuarto título del curso a los 20 años.
Conferencia de prensa
Nadal aseguró que se marcha de Roland Garros “en paz” consigo mismo, habiéndose demostrado que está “listo para más”.
“No he tenido malas sensaciones. Me he demostrado que estoy listo para más de lo que he hecho, que ha sido caer en primera ronda”, aseguró el español, que lamentó que el sorteo le cruzara de entrada contra “uno de los mejores del mundo”.
Pesa a ello, afirmó que tuvo sus opciones en el partido y que sintió que por momentos hacía buen tenis, aunque insuficiente para batir a un rival de la talla de Zverev.
“Pero creo que he hecho un partido bueno, poniendo en perspectiva todo la forma en la que llegaba. Por momentos he jugado bien, bien de verdad. Otros momentos he cometido errores que se explican por la falta de rodaje. No se construye una casa en dos días”, señaló.
“He podido jugar sin limitaciones, he jugado el partido, he luchado, he tenido opciones reales de poner el partido en la situación completamente diferente contra 1 de los mejores jugadores del mundo. Me voy satisfecho”, afirmó.
De todos modos dijo que “ si es mi última vez en Roland Garros, me voy en paz conmigo mismo, he pasado 20 años aquí, lo he dado todo por este torneo. Mi sueño era volver, he perdido, pero eso forma parte del juego”.
Nadal agradeció el apoyo del público, entre los que estaban los números 1 masculino y femenino, el serbio Novak Djokovic y la polaca Iga Swiatek, además de su compatriota Carlos Alcaraz.
“Es normal que estuvieran, podía ser mi último partido aquí. Es normal que se interesen por verme en este lugar donde tanta historia he acumulado. Eso significa que he dejado una herencia positiva”, comentó.
Sin querer dar un tono de nostalgia a sus palabras, Nadal repasó sus años en la capital francesa, aseguró sentirse “orgulloso” de lo que ha logrado, de su pelea contra las lesiones, pero señaló que por ahora no necesita un homenaje, porque quiere “centrarse en el tenis”.
“No tengo el ego tan grande para necesitar un homenaje hoy”, afirmó el español, que reiteró que si el año próximo no sigue jugando al tenis podrá viajar a la capital francesa para darse el baño de masas que esta edición le querían preparar los organizadores.
“No soy muy de mirar atrás, pero supongo que con el tiempo, cuando todo acabe, valoraré un poco más lo que ha pasado aquí”, analizó Nadal, que reconoció haber atravesado “muchos momentos bajos, de no ver luz” y se felicitó por haber “mantenido la disciplina, aunque no siempre la ilusión” para superarlos.
BD/