El expresidente (1917-1920) resulta ser hoy el reverso moral del MAS. Su respeto por la ley y la serenidad constitucional fueron interpretados como cobardía. Un golpe de Estado lo destituyó, lo despojó de sus bienes y lo lanzó al exilio.
Brújula Digital|08|11|25|
Hugo San Martin
El ciclo político del Movimiento al Socialismo (MAS) llega a su fin tras 20 años de gobierno que dejan para la historia del país un recuento de innumerables casos de corrupción envueltos en una danza de cifras económicas exorbitantes. Esa fue la manera como muchos masistas, que entraron pobres al gobierno, encontraron la forma de hacer fortuna. Hoy dejan el poder, pero salen ricos y poderosos, blindados por una red de intereses que construyeron en el Estado a lo largo de su paso.
En esta Bolivia de coincidencias y paradojas, hace poco más de un siglo (en 1920) vivimos un episodio parecido a éste, también con un cambio de gobierno que puso fin a una hegemonía, en ese entonces la liberal. En ese tránsito, el hombre que encarnó ese cambio resulta ser hoy el reverso moral de lo que vivimos con el MAS: José Gutiérrez Guerra (1869-1929), el presidente que entró rico al gobierno de Bolivia y salió pobre.
Educado en el Merton College de Oxford, formado en economía y finanzas, José Manuel Gutiérrez Guerra representaba, en la Bolivia de inicios del siglo XX, lo más sofisticado del liberalismo nacional. Hombre culto, de visión cosmopolita, banquero próspero y de espíritu conciliador creyó posible compatibilizar la prosperidad económica con la estabilidad institucional y la tolerancia política.
Cuando asumió la Presidencia, en agosto de 1917, el país veía en él a un mandatario que traería racionalidad a una política acostumbrada al caudillismo y la violencia. Formó un gabinete mixto, incluyendo figuras que provenían de corrientes distintas, en un intento sincero de reconciliar a una nación agotada por décadas de antagonismos entre paceños y chuquisaqueños, entre militares y civiles. Sin embargo, esa su amplitud fue percibida como debilidad en un contexto político en el que el poder aún se medía por la fuerza y la fidelidad partidaria.
Gutiérrez Guerra gobernó Bolivia entre el agotamiento del ciclo liberal y el ascenso de un nuevo bloque de poder, el republicano.
Cinco factores debilitaron su mandato:
En tiempos de crispación, su respeto por la ley fue interpretado como cobardía. Mientras los republicanos agitaban la calle, él defendía con serenidad la institucionalidad. El 12 de julio de 1920, un golpe de Estado lo destituyó. Gutiérrez Guerra no ofreció resistencia. Su caída simbolizaba el ocaso de un sistema agotado.
Pero esa caída trascendió su papel de gobernante y de político, lo golpeó en su condición de hombre. Sus bienes fueron confiscados. Su banco, donde había construido una trayectoria brillante, y sus propiedades agrícolas heredadas de su familia, le fueron arrebatos, dejándolo sin fortuna ni patrimonio.
El exilio
Depuesto y despojado de sus bienes, se refugió, primero, en la legación de Estados Unidos, partiendo a Nueva York. En esa ciudad trabajó en el Irving Bank, donde –según documentos de la época– alcanzó un cargo importante, gracias a su preparación y reputación financiera.
Pero desde Bolivia llegaron calumnias políticas y pedidos de extradición. “No creí digno ni honroso usufructuar de esa situación privilegiada”, escribió Gutiérrez Guerra. Por orgullo y por ética, renunció voluntariamente al cargo que tenía.
Abandonó Estados Unidos y se trasladó a Chile, específicamente a la ciudad de Antofagasta. Allí, sin fortuna y con un salario de supervivencia, vivió modestamente, sin resentimiento y con un inquebrantable sentido de dignidad.
Murió el 3 de febrero de 1929. Su tumba se ubica en el antiguo Cementerio Municipal de Antofagasta, donde una sencilla placa recuerda su nombre. Entre el polvo del desierto y el silencio del exilio reposa uno de los hombres más honestos que gobernó Bolivia: el presidente que perdió el poder, la fortuna y la salud, pero nunca la decencia.
Hugo San Martin es abogado constitucionalista, master en ciencias políticas y master en estudios estratégicos y seguridad internacional.