Hoy están dadas las condiciones para avanzar en la construcción de una hoja de ruta que guie la plena normalización de nuestras relaciones. No temo equivocarme, sería uno de los logros más importantes para ambos países.
Brújula Digital|08|11|25|
Gabriel Gaspar
La presencia del Presidente Gabriel Boric en la toma de posesión del Presidente Rodrigo Paz es una señal prometedora. Una visita presidencial de esa naturaleza no ocurría desde que asumió Evo Morales en su primer mandato, ocasión en la cual participó el entonces presidente Ricardo Lagos, hace ya dos décadas atrás. Recordemos que la relación bilateral entre los dos países se mantiene a nivel consular, desde fines de la década de los 70 del siglo pasado.
Ambos países, independiente de las ideologías de los gobiernos, tenemos un amplio campo de cooperación por razones económicas, comerciales y de seguridad, por nombrar algunos ámbitos.
Ejemplo de ello es la necesidad de abastecer a Bolivia de los insumos necesarios para su normal funcionamiento, y los desafíos que a ambos lados de la frontera nos plantea el contrabando, la inmigración irregular, y, sobre todo, la presencia de organizaciones criminales transnacionales.
A largo plazo, es evidente, que una normalización de relaciones ayudaría a la necesaria integración, no solo entre los ambos países, ya que también ayudaría de manera extraordinaria para que el Matto Grosso brasileño y el noroeste argentino puedan beneficiarse de mejores y más expeditas rutas para el comercio internacional, especialmente el orientado hacia las economías asiáticas. Se abriría así un horizonte de progreso compartido para nuestros países.
Medidas prácticas pueden ser avanzadas en el corto plazo, como la reactivación del ferrocarril Arica – La Paz, lo que permitiría incrementar y facilitar el abastecimiento comercial y energético que Bolivia necesita y que arriba al puerto de Arica. Vale también para los planes del ducto de Sica Sica.
Hoy están dadas las condiciones para avanzar en la construcción de una hoja de ruta que guie la plena normalización de nuestras relaciones. No temo equivocarme, sería uno de los logros más importantes para ambos países en materia de política exterior. Cobra mayor resonancia este acercamiento en tiempos de incertidumbre global y, reconozcamos, también tiempos de dispersión y fragmentación en la respuesta a lo anterior.
Que el multilateralismo regional muestre limitaciones no priva que podamos desplegar iniciativas bilaterales más amplias aún que demuestren la probabilidad cierta de una mayor concertación.
Lo anterior destacaría más aún si asumimos que dentro del difícil momento que vivimos, en regiones de nuestro continente se llevan a cabo aprestos bélicos. Bolivia y Chile podemos demostrar juntos, en los hechos, que en estos mismos momentos hay regiones del planeta que apuestan por la cooperación, el entendimiento y la paz.
Gabriel Gaspar es diplomático chileno.