La Paz, 11 de diciembre de 2024
Visión Sostenible |11|12|24|
¿Qué diferencia a un empresario de éxito del resto? El mundo empresarial y laboral es un ambiente muy competitivo, con nuevos profesionales ingresando al mercado laboral cada año y generando una guerra por los mejores puestos, pero también por los productos que revolucionarán el mercado.
Al ser así, las empresas siempre buscan el mejor talento, uno que se diferencie de los demás y que transforme su entorno para beneficio de la empresa, pero también de sus trabajadores y el mundo en general.
“Es importante reconocer que las competencias laborales no son estáticas; evolucionan con el tiempo en respuesta a cambios tecnológicos, tendencias económicas y dinámicas sociales. La sostenibilidad en el desarrollo de competencias es importante, lo que implica la necesidad de invertir en el aprendizaje continuo y en la capacidad de adaptación de la fuerza laboral”, señala Diego Urioste, coordinador del Observatorio Nacional del Trabajo (ONT), parte del centro de pensamiento estratégico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
¿Cuáles son las cualidades que distinguen a un empresario o trabajador exitoso del resto? ¿Cómo se pueden desarrollar estas competencias?
Tomar decisiones rápidas, buscar crear impacto, adaptarse proactivamente y ser confiable y consistente son las cuatro competencias esenciales para ser exitoso en el trabajo, de acuerdo con un estudio publicado en la Harvard Business Review (HBR), denominado ¿Qué distingue a los CEO de éxito?
Este estudio se realizó en base a una investigación de 10 años de la universidad de Harvard llamado ghSmart’s CEO Genome Project.
La investigación indica que uno de los comportamientos más destacados entre los altos ejecutivos es la capacidad de tomar decisiones rápidas y resolutivas. Esto implica que, aunque no siempre se tomen las mejores decisiones, es crucial hacerlo de manera rápida y con convicción, ya que la indecisión y el miedo a tomar decisiones pueden frenar el normal desarrollo de las actividades de la empresa y por ende el éxito.
Buscar crear impacto es la segunda competencia más importante para un empresario o trabajador. Esto quiere decir conocer las necesidades y prioridades de clientes, público o inversionistas para satisfacer esas expectativas y generar mejores resultados.
“Esto permite alinear tanto tus esfuerzos como los de tu equipo”, señaló HBR, por otra parte, significa tener la habilidad de comunicar claramente las metas y prioridades para trabajar de manera más efectiva.
Adaptarse de manera proactiva implica entender que el mundo y sus necesidades cambian constantemente, por lo que la adaptabilidad se convierte en una herramienta indispensable. Este enfoque se centra en los objetivos a largo plazo y no solo en las necesidades inmediatas.
Una última conducta clave para lograr el éxito es la entrega confiable y la consistencia en la calidad del trabajo. Esto incluye respetar fechas límite y cumplir lo que se promete.
Las conclusiones de la HBR derivan de análisis de perfiles de diversos CEOs a lo largo de la década, y subrayan que, si bien no todos tienen la misma visión del éxito, los comportamientos consistentes y las decisiones firmes son pilares comunes entre los más exitosos.
Estos comportamientos no sólo son aplicables en el ámbito empresarial, sino que también pueden adaptarse a diversas facetas de la vida cotidiana. Mantener una buena actitud, establecer rutinas y ajustar comportamientos son claves que pueden ayudar a cualquiera a avanzar en sus proyectos y alcanzar sus metas.
Competencias
Comunicación efectiva, resolución de problemas, motivación y delegación, astucia política, integridad y honestidad son algunas de las competencias que las empresas buscan con mayor interés en sus empleados, de acuerdo con un estudio realizado por el ONT.
El análisis revela que en el nivel estratégico de las empresas se valoran, en mayor proporción, las competencias de comunicación efectiva (escrita), resolución de problemas y habilidades de contacto (astucia política). Mientras que las menos valoradas son las de independencia/autonomía, visión del negocio y motivación y delegación.
“En el nivel estratégico, se enfatiza la comunicación efectiva y la resolución de problemas. Esto sugiere una necesidad de claridad en la transmisión de visiones y estrategias, así como la capacidad de abordar desafíos complejos. La astucia política, es decir, la habilidad para navegar por el entorno corporativo y fomentar alianzas, es crucial para la gestión a alto nivel”, explica Urioste.
Por otro lado, a nivel táctico, las competencias más valoradas son las de motivación y delegación, integridad/honestidad y responsabilidad. Mientras que las menos valoradas son las de impacto e influencia, manejo de conflictos y habilidades de contacto.
“A nivel táctico, la motivación y delegación son esenciales, lo que refleja un enfoque en la gestión de equipos y la eficiencia operativa. La integridad y la responsabilidad son valoradas, lo que sugiere una expectativa de liderazgo ético y confiable en la gestión diaria, por otra parte, la menor valoración del impacto y la influencia podría indicar un enfoque más en la ejecución que en la estrategia, y la menor importancia del manejo de conflictos podría reflejar la naturaleza más estructurada y menos volátil de los roles tácticos”, finaliza el coordinador del ONT.