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La Paz, 16 de noviembre de 2024

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Buenas prácticas | 16/11/2024   07:54

Academia e investigación, clave para la generación de conocimiento y el progreso social

Visión Sostenible |15|11|24|

La sinergia entre la investigación y la academia representa un valioso recurso para la creación de conocimiento, con un potencial transformador para la sociedad. 

Lucía Alvarado Arnez, coordinadora nacional de Investigación de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) y miembro del Capítulo Bolivia de la Organización para las Mujeres en Ciencia para el Mundo en Desarrollo, destaca la importancia de esta colaboración y los desafíos que enfrenta en América Latina.

Bióloga de profesión, Alvarado subraya que la unión entre investigación y academia facilita avances cruciales y respuestas a problemas complejos, como se evidenció en la respuesta global ante la pandemia de COVID-19. Explica que la investigación, basada en métodos rigurosos, permite generar datos sólidos y conclusiones fundamentadas que pueden orientar soluciones prácticas a necesidades sociales urgentes.

“La investigación por medio de metodologías sistemáticas genera evidencias con sustento robusto y conclusiones que puedan contribuir a responder preguntas bien definidas. Es allí donde radica la importancia de la investigación como una fuente de generación de conocimientos básicos o aplicados que contribuyen a las más diversas áreas (…)”, dice la investigadora.

En este contexto, los procesos sistemáticos en investigación son importantes porque producen evidencias confiables y respuestas a preguntas clave. La academia, a su vez, desempeña un rol esencial al promover y nutrir el pensamiento crítico y las habilidades investigativas entre estudiantes y docentes, quienes se convierten en impulsores del cambio.

No obstante, Alvarado señala que es necesaria una coordinación más sólida entre profesores y la creación de equipos de investigación para abordar problemas de interés local, nacional y global. Además, para que esta colaboración entre academia e investigación alcance su máximo potencial, es fundamental superar uno de los obstáculos más grandes en la región: la falta de inversión en investigación y desarrollo (I+D).

Desafíos de inversión en la región

El informe "El estado de la ciencia", publicado en diciembre de 2023 por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Unesco, pone de relieve una preocupante brecha en la inversión en I+D entre América Latina y el Caribe y los países desarrollados. 

En la región, apenas un 0,61% del Producto Interno Bruto (PIB) se destina a estas actividades, evidenciando la necesidad urgente de un mayor respaldo financiero para impulsar la innovación y la investigación científica.

El informe también destaca que mientras Portugal y España lideran la inversión en I+D entre los países iberoamericanos, con el 1,68% y 1,43% de sus PIB, respectivamente, en América Latina sólo Brasil supera el 1% de inversión en esta área. Argentina se sitúa en un 0,52%, mientras que la mayoría de los países de la región dedican menos del 0,5% de su PIB a la investigación. Por otro lado, en países industrializados como Israel, Corea y Estados Unidos, la inversión en I+D alcanza hasta el 5,56%, reflejando una enorme diferencia en la asignación de recursos.

En cuanto a los recursos humanos en investigación, el sector académico es el que concentra la mayor cantidad de investigadores, con un 58% de ellos trabajando en universidades, según el informe de OEI y Unesco. Esto destaca el papel crucial que juegan las instituciones educativas en la generación de conocimiento y el desarrollo de capacidades científicas.

La academia como motor de cambio

Alvarado explica que la academia puede actuar como un agente catalizador para la investigación a través de tres etapas principales. 

En la primera, se fomenta la capacitación de los docentes en competencias investigativas, quienes luego transmitirán estos conocimientos a los estudiantes. En una segunda fase, los docentes se convierten en guías para las nuevas generaciones, promoviendo una formación que va más allá de la memorización y que incentiva el análisis crítico y la aplicación práctica. Finalmente, en la tercera etapa, la academia debe estructurar equipos de investigación con líneas bien definidas, brindando a los investigadores un espacio protegido y multidisciplinario para abordar problemas relevantes.

“La academia y las instituciones de educación superior se consolidan como uno de los espacios más importantes para el desarrollo de investigaciones que generen un impacto positivo en la sociedad”, subraya Alvarado.

Sin embargo, lograr una alianza plenamente efectiva entre investigación y academia requiere superar obstáculos importantes, especialmente en términos de financiamiento y apoyo a proyectos de I+D. Solo a través de un mayor compromiso en estos aspectos, será posible liberar todo el potencial de esta combinación