POLLOS
POLLOS

La Paz, 27 de diciembre de 2024

Acerca de nosotros

Brujula-Digital-BancoSol-PDF-Solfestivo-Diciembre-1000x155px-
Brujula-Digital-BancoSol-PDF-Solfestivo-Diciembre-1000x155px-
Buenas prácticas | 05/11/2024   07:00

El juego, una herramienta para aprender con emoción y libertad

BEC_SmartPlay-Viajera-956x150px (1)
BEC_SmartPlay-Viajera-956x150px (1)

Visión Sostenible |04|11|24|

Por Lily Zurita

Emoción, libertad, reto, reglas claras, diversión o experiencias propositivas, entre otros, hacen del juego una herramienta metodológica clave en el proceso de enseñanza aprendizaje para la obtención de mejores resultados en los estudiantes. 

Esta técnica, más conocida como gamificación, ha adquirido popularidad en entornos digitales educativos, porque el uso de gráficos, música, sonido, inteligencia artificial, realidad virtual y otras actividades, permiten absorber conocimientos y mejorar las habilidades blandas.

“El juego no sólo es importante por su capacidad para hacer que el aprendizaje sea más divertido y atractivo, sino también por su capacidad para promover el desarrollo integral de los estudiantes y prepararlos para enfrentar desafíos del mundo real”, asegura Ariel Villarroel, de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Este modelo funciona porque motiva a los alumnos, desarrollando un mayor compromiso e incentivando el ánimo de superación.  

“En la educación tiene que haber emoción, tiene que haber ciertas reglas del juego y que el estudiante, cuando está dentro de un ambiente de juego, se sienta en libertad”, indica, por su parte, Pablo Llano, docente de Unifranz. 

La diversión, según Llano, es una poderosa estrategia para garantizar que los conocimientos se graben en la memoria a largo plazo. A través de experiencias lúdicas, se logra no sólo la memorización, sino también la conexión emocional con el contenido.

Gamificación

En la búsqueda de innovación educativa, la gamificación emerge como una estrategia didáctica que fusiona lo lúdico con el aprendizaje, provocando experiencias activas, estableciendo retos o creando sensaciones de pertenencia a una comunidad. Además, proporciona un sentido de progreso, permitiendo a los estudiantes experimentar la satisfacción de superar dificultades y avanzar en su aprendizaje.

Estas actividades pueden adoptar diversas formas, desde juegos estructurados hasta juegos libres que permiten a los estudiantes explorar y aprender de forma autónoma. 

Enfoque lúdico

Imma Marín y Esther Hierro, de la consultora española Marinva, especializada en el uso del juego, sostienen que las metodologías lúdicas basadas en el comportamiento para el aprendizaje utilizan técnicas específicas para inducir comportamientos que faciliten la adquisición de conocimiento, tales como el aprendizaje basado en juegos.

Por otro lado, existe una estrategia más holística que busca infundir un espíritu de juego en todo el proceso educativo y que abarca una filosofía más amplia que transforma la experiencia de aprendizaje. 

“Se trata de llevar el espíritu de juego al aprendizaje, de forma que se crea un espacio seguro para explorar ideas de maneras ‘no convencionales’, asumir riesgos y ser vulnerables, donde la crítica está permitida en un espacio donde no serán juzgados”, indican.

El juego, en estos casos, se convierte en un lugar donde el error no es penalizado, donde todo es posible y los desafíos se presentan como oportunidades para el crecimiento.  

Este enfoque utiliza el juego como herramienta para la adquisición de conocimientos y habilidades en los estudiantes; y reconoce que el juego es una actividad natural y fundamental en el desarrollo humano que promueve el aprendizaje de manera activa, participativa y significativa. También, fomenta la exploración, la experimentación y la resolución de problemas a través de juego de roles, rompecabezas, simulaciones o competencias, entre otros.

Implica, asimismo, la creación de un ambiente educativo que promueva la creatividad, la colaboración, la autonomía y el disfrute del proceso de aprendizaje con la transformación del aula en un espacio dinámico y estimulante donde los estudiantes se sienten motivados y comprometidos con su propio aprendizaje.

Finalmente, reconoce el valor del juego como una herramienta poderosa para motivar y potenciar el desarrollo integral de los estudiantes, convirtiendo el aprendizaje en una experiencia divertida, significativa y transformadora.