OPINIÓN | Inteligencia artificial, servicios financieros y protección de datos

Fernando Durán Valenzuela

Es innegable, como nunca antes, que las máquinas y el software están entre nosotros.

Forman y formarán parte de nuestras actividades, de nuestras decisiones y vidas, pues, las personas (naturales o jurídicas) acuden cada vez, y con mayor frecuencia, a la inteligencia artificial (IA) para ejecutar acciones, resolver problemas y/o satisfacer sus necesidades.

La industria del turismo, por ejemplo, lo hace todos los días para agendar viajes, trazar rutas, reservar hoteles y realizar sus actividades sincronizadas en tiempo y espacio; la automovilística, y por ende la de transporte, utilizan la IA para la fabricación y conducción de movilidades más seguras a través del manejo, ubicación, ruteo y estacionamiento de vehículos en forma automática; las actividades educativas, culturales, de salud, deportivas, esparcimiento, todas, han incorporado de una u otra forma en sus tareas a la IA.

Las de servicios financieros no son la excepción. La utilización de la IA es diaria (24/7), coadyuvan a las Entidades de Intermediación Financieras (EIF) en sus tareas de gestión de riesgos de manera ordenada y sistemática.

La inteligencia artificial

Es de conocimiento general que la IA engloba el desarrollo de sistemas informáticos con capacidades intelectuales para ejecutar y resolver tareas y que se nutren de tecnologías como el Machine Learning, Big Data, computación cognitiva, Data Science o Deep Learning. Alcanzan diferentes campos y capacidades, desde la generación de contenidos a través de la IA generativa con el sistema Chat GPT, hasta asistentes virtuales y aplicaciones GPS.

Así también, verifican datos, generan informes de acuerdo a parámetros o logaritmos específicos, revisan documentos y extraen información de formularios (solicitudes, acuerdos, etc.), reduciendo los errores humanos en cualquier trabajo o tarea, incluyendo las financieras.

La Inteligencia Artificial en las EIF

Como era de esperarse, la utilización de la IA por parte de las EIF se incrementó notablemente con la pandemia de la Covid-19.

Los Consumidores Financieros (CF), recordemos, buscaron en ese entonces soluciones y aplicaciones digitales adecuadas a sus necesidades financieras y de salud (aislamiento social y cumplimiento de cuarentenas, en general).

Ahora, pospandemia, los CF se han modernizado en el uso de servicios financieros digitales, lo cual es bueno, obligando a las EIF a competir entre ellas para ofrecer a sus clientes las mejores alternativas de atención, especialmente, vía plataformas digitales.

Algunas tareas destacadas

Varios aspectos han mejorado y otros están en camino a hacerlo, entre ellos se destacan:

-El trato y servicio al cliente. Las EIF están usando “chatbots” para la otorgación de respuestas rápidas a consultas de saldos en cuentas y emisión de reportes e información sobre transacciones financieras sencillas.

-La optimización de operaciones. La IA está contribuyendo a la automatización de procesos; traduciéndose este aspecto en la atención pronta de solicitudes de créditos, apertura de cajas de ahorro, facilidad en el pago de servicios, transferencias entre cuentas y atención en línea de todo tipo de servicios financieros y no financieros (cursos de capacitación y educación financiera, por ejemplo).

Asimismo, la IA coadyuva a las EIF en el monitoreo de la información estructurada (bases de datos) e información no estructurada (datos económicos y financieros, noticias, informes de mercado y de otras instituciones externas) en cuestión de segundos, lo que favorece, sin duda, a la toma de decisiones por parte de los niveles gerenciales.

-La gestión adecuada de riesgos financieros. Si bien es cierto que cada EIF mide y gestiona sus niveles de riesgo de acuerdo a lo dispuesto por la Ley Nº 393 de Servicios Financieros, la IA contribuye en gran parte al logro de dichos objetivos. Por ejemplo, en lo que corresponde al “Riesgo de Crédito”, la IA se ha convertido en una herramienta importante para mejorar las tecnologías crediticias de las EIF, la evaluación y seguimiento de créditos, la optimización de tiempos de atención y de costos.

-La búsqueda de alternativas de protección a sus usuarios de posibles hechos de fraude. Sobre este punto, la IA ha contribuido a las EIF a mejorar la seguridad y garantizar, en gran parte, la privacidad de los datos personales de sus clientes con aplicaciones como la autentificación biométrica o auditorías de datos a través del uso de sistemas de aprendizaje que miden, por ejemplo, el comportamiento de los clientes. En consecuencia, cuando la IA detecta “patrones inusuales” ponen en alerta a los usuarios y los protegen, incluso con el bloqueo de tarjetas de débito o crédito.

Conclusiones

La IA está y estará inmersa en todas las actividades humanas. En las de servicios financieros se aprecia una tendencia positiva por mejorar la atención de sus clientes (especialmente vía plataformas digitales), así como la optimización de procesos, servicios, la gestión de riesgos financieros y la búsqueda de alternativas de protección a sus usuarios de posibles hechos de fraude.

Debiéndose velar en adelante, por la protección de datos e información (confidencial) de los usuarios.

Fernando Durán V.alenzuela es economista.