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Sociedad | 14/07/2020   04:04

Revelan nombres del directorio de La Razón, se trata de personas cercanas a García Linera

Archondo sostiene que en el directorio Gill nombraba a dos personas de su confianza, Etienne y Abreu. Los otros eran de la confianza del exvicepresidente: Exeni, Aliaga y Pérez de Rada. A ellos hay que añadir a Ortuño, Benavente y Rossell.

Brújula Digital |14|7|20|

El portal de noticias H Parlante reveló los nombres de los miembros del directorio de La Razón y llegó a la conclusión de que tenían cercanía con el exvicepresidente Álvaro García Linera, quien controlaba de hecho la línea editorial de ese periódico.

Según Rafael Archondo, director del portal, y que tuvo acceso a un acta de la reunión de directorio realizada el 25 de abril de 2019, éste estaba compuesto por Carlos Gill, el propietario, su compatriota Rafael Abreu, la comunicadora Sandra Aliaga, el comunicador José Luis Exeni y el cientista social Ernesto Pérez de Rada (director suplente). También participaron la síndico de la sociedad, Ana Andreé Michel.

Pese a haber obtenido millones de dólares anuales de publicidad estatal durante el gobierno anterior, La Razón atraviesa por una severa crisis económica, que ha obligado a despedir a 97 funcionarios. Otros 40 aceptaron renunciar con anticipación.

Según Archondo, en un directorio anterior de la empresa participaron en 2017 Carlos Gill, Mauricio Etienne, Rafael Abreu, Sandra Aliaga y José Luis Exeni. Exeni era por entonces vocal del TSE y Etienne, socio constructor de Gill en negocios como el teleférico de las ciudades de La Paz y El Alto. Gill, un empresario originalmente chavista, consiguió lucrativos contratos con el Estado boliviano. Controla hasta ahora los ferrocarriles oriental y occidental del país, el único sector que el gobierno del MAS no nacionalizó durante su largo gobierno.

Por otra parte, en la junta de accionistas participan Alejandro Antezana Salvatierra, en nombre del híper-mayoritario Gill (99,7% de las acciones) y Marcelo Hurtado, en representación de una mínima porción (0,2%). Hurtado era paralelamente socio de ATB y de PAT. Otro porcentaje, aún más pequeño, (0,003%) corresponde al periódico Extra.

El libro Control Remoto, de Raúl Peñaranda, caracterizó a esos y otros medios como “paraestatales”, puesto que funcionaban como si fuera del gobierno, siendo privados.

Archondo recuerda que en diciembre de 2019 Hurtado dijo en una rueda de prensa: “No tengo ninguna participación societaria laboral ni de ninguna índole” con las empresas de Carlos Gill. No era verdad. Hurtado está detenido por presuntos delitos cometidos como presidente de PAT.

Archondo sostiene que en el directorio Gill nombraba a dos personas de su confianza, Etienne y Abreu. Los otros eran de la confianza del exvicepresidente: Exeni, Aliaga y Pérez de Rada. A ellos hay que añadir a Armando Ortuño, que fue parte del directorio antes de asumir la gerencia, de la directora, Claudia Benavente, y del exgerente Pablo Rossell.

“¿Qué tienen en común estos nombres?”, se pregunta Archondo. Y responde: “Sin duda alguna, su afinidad de larga data no solo con el gobierno del MAS, sino sobre todo con el entonces vicepresidente Álvaro García Linera”.

Agrega que García Linera “gozaba de influencia directa en La Razón, hecho que se reforzó desde que en 2010 Claudia Benavente ocupó la dirección del medio. El quinteto Exeni, Aliaga, Pérez de Rada, Ortuño y Benavente aportan suficiente carga como para inclinar la balanza diaria de La Razón a favor de García Linera”.

En ese sentido, la nota de H Parlante sostiene que Gill se encargaba de la parte empresarial, quien le dejaba la orientación política y los contenidos a García Linera.

Al aparato persuasivo en el que se quería convertir La Razón “hay que sumarle un ingreso anual de, al menos, cien millones de bolivianos en publicidad estatal, directamente acordada entre Benavente y García Linera”.

Brújula Digital obtuvo un documento de contabilidad de La Razón mediante el cual se establece que Exeni recibía honorarios por escribir editoriales para ese diario; también lo hacía por esa misma razón Claudio Rossell (hermano de Pablo y exesposo de Benavente).

Archondo denuncia que el mayor flujo de dinero no iba hacia el diario. Además, “Gill cobraba caro el vuelco editorial de La Razón. Por ejemplo, sus empresas lograron rápidos contratos (sin licitación) con el Estado para las obras civiles de Mi Teleférico o la venta de radares para el Ministerio de Defensa”.

“La Razón dejó de hacer periodismo y se transformó en una especie de gran ministerio paralelo, pesado y ciego como un rinoceronte”, dice el periodista.

Inclinación por el MAS

Este es el retrato que hace Archondo de los personajes de mayor influencia en La Razón:

“Claudia Benavente es amiga de García Linera desde que éste estaba preso en la cárcel de Chonchocoro (…). Sus simpatías políticas están profusamente documentadas en los programas de televisión que dirigió hasta 2019”.

“Sandra Aliaga: Fallecida en diciembre de 2019 y dotada de una simpatía desbordante, Aliaga fue militante del Partido Comunista de Bolivia. Su excamarada de partido, Remberto Cárdenas, escribió un homenaje en la edición online del semanario Aquí: “La amiga a la que despedimos con mucha tristeza apoyó al llamado proceso de cambio”.

“José Luis Exeni: Uno de los hombres de más confianza de García Linera. Llegó a la sala plena del organismo como delegado de Evo Morales. Luego regresó por méritos acumulados, pero también por instrucciones partidarias de la bancada del MAS. Su labor como experto en elecciones estuvo consagrada al MAS. Tuvo varios momentos laborales en la propia Vicepresidencia, pero también en el PNUD, espacio de investigación académica fuertemente anclado a García Linera en los últimos años del gobierno anterior”.

“Armando Ortuño y Ernesto Pérez de Rada fueron investigadores del PNUD. Sus perfiles profesionales no guardan relación alguna con la actividad periodística. Un asunto a debatir en el país es la adscripción activa de ciertas agencias de cooperación externa al poder político de turno. Estos dos miembros del directorio de La Razón deben su ingreso a dicho ámbito privado por su demostrada lealtad con el poder instalado desde 2006 en Bolivia. Sus intervenciones públicas y sus escritos los pusieron en sintonía constante con el ‘proceso de cambio’”. 

“Pablo Rossell, gerente de La Razón entre 2015 y 2017, ostenta el mismo sello de intelectual calculado. Sin embargo, decidió destrabar los frenos. En 2019 saltó explícitamente a la vida partidaria cuando aceptó fungir como vocero del programa de gobierno del MAS”.





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