Un recorrido por la Gallardo y supermercados, da cuenta del fuerte impacto de la medida del gobierno. La gente busca productos alimenticios; los precios se fueron por las nubes.
Brújula Digital|18|12|25|
“Paz se ha equivocado. Debían ser medidas paulatinas, no de golpe; es como si te operaran sin anestesia”, comentó un vecino que llevaba ya un par de horas haciendo fila para comprar en una tienda de abarrotes en la calle Gallardo de La Paz.
La reacción de la población boliviana al decreto 5503 que anunció la noche del miércoles el presidente Rodrigo Paz, fue espontánea. Pocas horas después, y durante la madrugada, proliferaron las filas en las estaciones de servicio. Y desde muy temprano, este viernes, los mercados y supermercados se llenaron a tope. Y es que el fin de la subvención de los combustibles, conlleva una fuerte carga: el incremento en cadena de los precios de diferentes productos y servicios, partiendo por los alimentos básicos de la canasta familiar.
Brújula Digital recorrió esta populosa zona de abasto y algunos supermercados en busca de acercar a los lectores a un panorama general. El maple de huevo está a Bs 30, todavía se mantiene el precio”, comentó la casera de una tienda cerca de la Max Paredes. Pero este es casi el único producto cuyo costo no subió. Entre las 09:30 y las 10:00 varios ciudadanos expresaron su molestia por los exagerados incrementos:
“Lamentablemente, con este anuncio del presidente, ha subido todo. El (quintal) de arroz ya había bajado, pero en pocas horas otra vez está a Bs 580 y hasta Bs 600”, comentó una ama de casa. “Hay muchas tiendas cerradas esperando nuevos precios, no quieren vender para después ganar más”, dijo otra. “El aceite estaba a Bs 90 (el galón), ahora a Bs 130”, protestó un señor, y agregó, “el gobierno tenía que aumentar salarios antes de tomar este tipo de decisiones”.
Aceite, harina, fideos y arroz eran, de lejos, los productos más demandados. Vecinos los compraban por paquetes, quintales y arrobas. Muchos tomaban taxis para transportarlos y no fueron pocas las disputas con los conductores, porque las tarifas también aumentaron, a veces, desproporcionadamente.
Supermercados desbordados
En días laborales, a las 09:15, los supermercados suelen estar casi vacíos. Hoy, a esa hora, en el Hipermaxi de Las dos torres, en la avenida Arce, las filas daban vueltas los pasillos; sobre todo en las secciones de carnes, abarrotes y productos de limpieza.
En ninguna de las sucursales de esta cadena visitadas en la jornada se pudo evidenciar aumento de precios, ni a los compradores quejándose. “Aún no han tenido tiempo, porque tienen que cambiar precios producto por producto e ingresarlos a su sistema”, comentó una joven en el “hiper” de la Rosendo Gutiérrez (Sopocachi) donde, al promediar el mediodía, ya no había gran parte de los cortes de carne. La señora que atiende el anaquel aseguró que se iba a reponer en breve.
Cerca a las 10:00, en el Hipermaxi de Calacoto, las fichas para comprar carne llegaban hasta casi el número 100. Al momento del registro de Brújula Digital, era atendida una señora con el ticket 59.
Apenas pasadas las 13:00, en la sucursal de la misma empresa del Megacenter (en la zona de Irpavi), la gente cargaba sus carritos con todo lo que podía. A ojo de buen cubero, lo más demandado era el aceite –entre dos a seis botellas de litro por cliente–, además de diferentes tipos de fideos y paquetes de papel higiénico. Extrañamente, la fila de la carne no estaba muy larga.
Qué mejor indicador para evaluar la real situación de la micro economía, que un recorrido por los centros de abasto, y una toma del pulso del comportamiento y el humor de la gente.
BD/MZS
