Familias bolivianas recordaron este sábado a sus difuntos y les recibieron con las llamadas mesas o altares repletos de panes, dulces, bebida y comida instalados en casas particulares y lugares públicos
Brújula Digital|EFE|01|11|25
Familias bolivianas recordaron este sábado a sus difuntos y les recibieron con las llamadas mesas o altares repletos de panes, dulces, bebida y comida instalados en casas particulares y lugares públicos, además de una t'antawawa o pan antropomórfico típico de la festividad de Todos los Santos que midió dos metros de alto.
La creencia señala que las almas de los difuntos llegan de visita al mediodía del 1 de noviembre y permanecen en el plano terrenal durante 24 horas.
Para recibirlas, sus familiares y amigos preparan mesas o altares con la comida y bebida favoritas de los difuntos, como el que fue armado en la Terminal de Buses de La Paz por iniciativa de la administración de esa institución dependiente de la Alcaldía y los comerciantes que venden distintos productos en el lugar.
La mesa estuvo dedicada a los conductores de autobuses fallecidos en accidentes de carreteras, explicó a EFE Fernando Zambrana, el secretario general de la Sociedad de Comerciantes Ambulantes Interior Terminal de Buses.
"Hoy es un día donde se le da todo el cariño a las almitas que están llegando a las 12 del mediodía. Ponemos esta mesa porque hay chóferes que han muerto en accidentes (...) entonces nosotros ponemos la mesa para recibirles a ellos", señaló Zambrana.
El dirigente precisó que colocaron en el altar panes con forma de escaleras que ayudan a las almas a descender y subir al cielo, o con forma de caballo para facilitares el tránsito y también los 'tuqurus' o tallos de cebolla que es donde se cree que las almas almacenan agua para su viaje.
También colocaron frutas, coronas hechas de plástico de color negro y morado, arcos formados con cañas de azúcar y los llamados suspiros o merengones para que los difuntos "tengan aliento para volver a donde han venido", indicó Zambrana.
Los estudiantes de gastronomía del Instituto Técnico Nueva Bolivia contribuyeron al altar con algunos platos que se comen habitualmente en esta festividad, como el ají de garbanzos.
Además se incluyeron dulces, refrescos, agua bendita y flores de retamas "para que todo lo malo se vaya de la terminal, que no haya más accidentes", señaló el dirigente.
El habitual ruido de la terminal fue interrumpido al mediodía con el rezo de tres padrenuestros e igual número de Ave Marías para recibir a las almas, concluyendo con un "que se reciba la oración".
T'antawawa gigante
Un elemento central en esta festividad en Bolivia son las t'antawawas, los panes antropomórficos que representan a los difuntos y que llevan pequeñas máscaras de yeso con rostros pintados de hombres, mujeres y niños.
Otras t'antawawas se hacen con máscaras de danzas folclóricas bolivianas, superhéroes o personajes de programas de televisión o películas, en alusión a los gustos de los fallecidos.
La pastelería local Lecker Brot tuvo este año la iniciativa de hacer la "t’antawawa más grande de Bolivia", con dos metros de alto que representó a un "moreno", la figura masculina de la danza típica boliviana de la morenada.

La administradora del establecimiento, Adriana Guillén, explicó a EFE que la iniciativa tiene como antecedente el pastel gigante de la emblemática montaña Illimani, que es parte del paisaje de La Paz, que hicieron hace dos años y en esta ocasión se propusieron hacer una 't'antawawa', a propósito de la festividad de Todos Santos.
"Hemos dicho por qué no honramos, por qué no nos animamos a hacer eso y le damos un cariño a la gente para que también puedan sentirse parte de esta festividad y nosotros acompañar a los seres queridos que ya no están con nosotros", indicó Guillén.
Hacer este "monumento" de 45 kilos de masa de pan brioche dulce tomó más de una semana de un trabajo en el que intervino una veintena de personas, "un trabajo duro, pero en equipo", mencionó la administradora.
La 't'antawawa', que llevaba decoraciones de color rojo, amarillo y verde como la bandera boliviana, se lució en las puertas de la pastelería y los transeúntes pudieron sacarse fotografías junto a ella.
Tras algunas horas de exposición, los pasteleros repartieron el pan entre la gente que se acercó al lugar.

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