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Sociedad | 22/03/2025   04:30

|COMENTARIO|La poderosa Panamericana y los vuelos al Beni|Alberto Echalar|

Soy oyente de la radio Panamericana y doy fe de su cobertura imparcial. En los años 80, sin GPS, guiaba mi avión con su señal AM para cruzar la cordillera. Fue clave para la aviación civil hasta los 90. ¡Gracias!

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Brújula Digital|22|03|25|

Alberto Echalar Ascarrunz

Soy un asiduo oyente de radio Panamericana y puedo dar fe que es un medio que da cobertura en condiciones semejantes tanto a opositores como a oficialistas. Tal vez debido a eso es la radio más escuchada del país.

A pesar de la amplia cobertura a opositores, el Estado en todos sus niveles, ya sea central o subnacional, le da ingente publicidad, que obliga al radioescucha a tragarse las mentirosas y abusivas propagandas dirigidas a ensalzar la personalidad de los mandatarios (pagada con nuestra plata); obviamente, la empresa debe subsistir económicamente y es totalmente válido y legítimo que divulgue esa publicidad.

Pero esta nota trata de otra faceta de la radio, talvez desconocida por la mayoría del público. Empecé mi actividad como piloto comercial al principio de la década del 80, todavía no existían los sistemas de navegación por GPS. La actividad aérea civil en el aeropuerto de El Alto utilizaba principalmente aeronaves con motores recíprocos (de combustión interna) y estos eran tanto los grandes cargueros que traían carne como las avionetas que conectaban especialmente al Beni con La Paz, con grandes limitaciones en los techos de operación (altitudes máximas a las que una aeronave puede operar).

Casi todos surcábamos la cordillera Real, viniendo o yendo al Beni, pasando entre los picos más altos de la misma ya que no podíamos volar sobre los mismos. En condiciones visuales, este vuelo era espectacular, con una vista grandiosa de las cumbres nevadas y el comienzo de la vegetación yungueña que acababa en las últimas estribaciones de la cordillera y luego las llanuras benianas.

Una experiencia mucho más desafiante se producía cuando había mal tiempo: a veces toda la cordillera estaba cubierta por nubes y durante el ascenso desde el llano eran comunes vientos predominantemente cruzados que hacían imprevisible el rumbo de la aeronave. En situaciones así era imposible adivinar dónde estaban los pasos de la cordillera. Las radioayudas de muy alta frecuencia (VHF) instaladas en El Alto solo se recibían una vez pasada la cordillera. 

Ahí entraba Panamericana con una potente transmisión en AM en los 580 kilociclos y una antena de transmisión instalada prácticamente en la cumbre del camino a los Yungas y que coincidía con el paso más favorable de la cordillera.

Los equipos de búsqueda automática de dirección (ADF por sus siglas en inglés), instalados en los aviones, trabajan en ese mismo rango de frecuencia, por lo que una vez que despegábamos del Beni, sintonizábamos 580 y volábamos con dirección a la antena de Panamericana. Podíamos así ingresar con seguridad a La Paz. Ya pasada la cordillera los pilotos comenzábamos a recibir las radioayudas en VHF para la aproximación final al aeropuerto de las aeronaves.

Esta poderosa señal de Panamericana se la podía recibir desde la última estribación de la cordillera e inclusive de Rurrenabaque y San Borja y del lado del altiplano, de más allá de Oruro.

Ya en los años 90 empezaron a aparecer los primeros GPS para aviación a precios muy asequibles, haciendo más precisa la navegación aérea. Paralelamente fue desapareciendo la aviación civil del aeropuerto El Alto.

Pero la contribución a la facilidad de la navegación aérea desde y hacia el Beni gracias a radio Panamericana fue realmente de un valor incuantificable. Gracias Panamericana. 

Alberto Echalar Ascarrunz es piloto comercial.





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