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Sociedad | 10/03/2025   16:58

Del miedo a morir sepultados a la desesperación por rescatar sus pertenencias, un día trágico en Codavisa

Los vecinos de Codavisa despertaron este lunes con un fuerte estruendo; 50 mil toneladas de tierra cayeron sobre la parte alta de la urbanización y provocó un movimiento de tierras que afectó a ocho manzanos de la zona

Vecinos sacan sus pertenencias de sus inmuebles afectados por el deslizamiento. Foto: GAMLP
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Brújula Digital |10|03|25|

A las seis de la mañana, un golpe seco de tierra despertó a los vecinos de Codavisa, una urbanización en la zona Sur de La Paz, en el barrio de Chasquipampa. "Sentí como si la casa se sacudiera de repente", cuenta un vecino. Las lluvias de los últimos días humedecieron todo el terreno y, de pronto, la ladera cedió, arrastrando consigo alrededor de 50 mil toneladas de tierra.

Las primeras horas fueron de caos. Los vecinos de la parte alta del talud salieron como pudieron, algunos apenas con la ropa que vestían. "Intenté abrir la puerta y no podía, la tierra ya la había bloqueado", recuerda otro vecino. Algunos escaparon forzando puertas, otros trepando muros. Minutos después, ocho viviendas colapsaron y la Alcaldía inició la evacuación de al menos 30 casas más.

El operativo de emergencia se desplegó rápidamente. Funcionarios municipales acordonaron la zona y establecieron un cerco de seguridad para evitar el ingreso de personas, ya que la tierra seguía cediendo y el riesgo de nuevos derrumbes era inminente. Pero la tensión creció con el paso de las horas. "No nos dejan entrar, pero mis papeles están allí", reclamaba un vecino. "A ustedes no les importa", gritaba otro vecino, frustrado de que los funcionarios municipales les impidieron el paso.

Alrededor de la una de la tarde, la paciencia se agotó. Los vecinos rompieron el cordón de seguridad y corrieron hacia sus casas. Ya dentro de sus inmuebles algunos lanzaban objetos por las ventanas, otros trepaban por muros. "Las grietas se hacen más grandes cada hora", comentaba un hombre mientras sacaba colchones y mesas. En medio del caos, los vecinos rescataban a sus mascotas atrapadas y desorientadas por la emergencia. Incluso, una joven logró rescatar a su pato.

La lluvia comenzó a caer. Primero una llovizna fina, luego un aguacero que empapó las pocas pertenencias rescatadas. "Esto es lo peor", advirtió el alcalde Iván Arias. "Esta lluvia es la que penetra y sigue debilitando el suelo". La Alcaldía intentó una vez más persuadir a los vecinos para evacuar, pero pocos hicieron caso. Algunos cubrieron sus cosas con plástico, otros simplemente se quedaron bajo la lluvia, sin un lugar seguro a donde ir.

La desesperación se hizo evidente. "Nos dijeron que esperemos, pero ya no podíamos más", confiesa un vecino. Finalmente, la Alcaldía no tuvo otra opción que ayudar a sacar lo que pudieran. A medida que la tarde avanzaba, la lluvia seguía cayendo, y el miedo a nuevos derrumbes creció. 

A media tarde alrededor de 120 efectivos de la Policía Militar llegaron con su traje de campaña para ayudar a los vecinos a evacuar sus pertenencias y el comandante departamental de la Policía, Gunther Agudo, informó que un contingente policial llegará para resguardar la zona en la noche por dos razones: El riesgo de mayores deslizamientos continua y evitar que antisociales lleguen al sector para sustraer objetos dejados por los vecinos en sus viviendas deshabitadas. El problema se agrava puesto que se cortó la energía eléctrica en todo el sector. 

La alcaldía habilitó una sede social y un templo brindo su apoyo para habilitará ambientes a las personas que no tengan donde pasar la noche. Sin embargo, hasta media tarde ninguno de los vecinos expresó su intención de ocupar estos ambientes; según Arias, porque trabajan rescatando sus pertenencias. 

BD/AG/LE





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