Corría 2015 y comenzó una relación amorosa con el abogado Gonzalo A.V.M. Con el pasar del tiempo, la agresividad de él quedaba de manifiesto, los gritos dieron paso a los golpes y la violencia aumentó
Izq. Carolina Ulloa trabajando en Unitel. Foto/El Diario. Dcha. Carolina Ulloa con parálisis facial
Brújula Digital|27|05|24|
Alissya Guerrero
La periodista Carolina Ulloa se dedicó por 15 años, a través de sus notas en televisión, a denunciar injusticias, defender a los desprotegidos y a las mujeres víctimas de violencia. Sin embargo, mientras sacaba la voz por otros, callaba el drama personal que vivía: ella era violentada por su ahora expareja.
“Yo ahora entiendo por qué las mujeres no denuncian, porque no hay apoyo real”, afirma Ulloa, quien por años estuvo a cargo del segmento “El Cazador Urbano”, de Unitel.
Corría 2015 y comenzó una relación amorosa con el abogado Gonzalo A.V.M. Con el pasar del tiempo, la agresividad de él quedaba de manifiesto, los gritos dieron paso a los golpes y la violencia aumentó.
Pasaron cuatro años y quedó embarazada. Lejos de conseguir paz, la violencia continuó.
“En 2019 quedé embarazada y tengo a mi hija con él. Me golpeaba embarazada, me empujaba por las gradas, sacaba de los cabellos de la ducha y me sometía a humillaciones en el piso a las que yo callaba por miedo y por vergüenza. Esas son algunas de las cosas que me hacía, muchos fueron testigos de su personalidad violenta incluso en mi extrabajo en Unitel”.
La violencia física estuvo acompañada de maltrato psicológico. Con un embarazo de tres meses, con dos amenazas de aborto, Carolina soportaba que su pareja le exigiera a gritos el pago de un alquiler o de gastos de la casa que pertenecía a la familia de la expareja, como una excusa para sacarla de la vivienda.
“Hasta que un día, para echarme de su casa, me dijo: ‘Carolina, si tú te quedas, te voy a matar”. Así, Ulloa salió del inmueble que compartía con su agresor.
Pensó que recuperaría la tranquilidad y podría darle una mejor calidad de vida a su hija, pero la calma no llegó. Gonzalo siguió con el hostigamiento por la custodia de la niña, amenazándole con que se la iba a quitar. La presión fue tal que Carolina sufrió un cuadro de estrés crónico que derivó en una parálisis facial.
“Gonzalo sabe de quitar la custodia de hijos, ya lo hizo en el pasado con su exesposa, por eso tanto fue el miedo que yo le tenía a él y a sus amenazas de quitarme a mi hija que me da una parálisis facial en la parte derecha de mi rostro, entonces quedo con la cara deforme”.
Lo ocurrido le obligó, en 2021, a tomar la decisión de abandonar su carrera en los medios televisivos y enfocarse en el cuidado de su niña.
Motivada por uno de los episodios más violentos que vivió en la puerta de su domicilio, el 20 de enero, en el que acudió la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia y el denunciado fue arrestado en una acción directa, ella decidió denunciar a su expareja y presentar una demanda por violencia familiar.
Tras este hecho, las autoridades le otorgaron medidas de protección para ella y su familia. “Se prohíbe al agresor comunicarse, intimidar o molestar por cualquier medio o a través de terceras personas a la mujer que se encuentra en situación de violencia, así como a cualquier integrante de su familia”, se lee en lo dispuesto por la fiscal de materia de turno continuo en dependencias de IDIF centro, Yolanda Tania Alfaro Castellón.
Sin embargo, una resolución de la jueza Karen Romero Ibáñez, del Juzgado Público de Familia Primero de la zona Sur, dictaminó: “Las medidas de protección precitadas han sido dispuestas a favor de la demandada, medidas que no involucran a la menor”.
La decisión judicial indica que el progenitor puede ver a su hija desde las 17:30 del sábado hasta las 17:30 del domingo.
“No entiendo cómo una juez puede ir en contra de mi hija, cómo esperan que un agresor imputado por violencia y con los testimonios aberrantes de testigos que lo han visto ser violento con mi hija se lleve a mi niña, cuando además tengo medidas de protección. ¿Qué tiene que pasar para que las autoridades actúen a favor de mi niña? ¿Que el agresor la lastime de cualquier forma a mi hija?”, añadió.
“Antes hacía entrevistas a mujeres víctimas de violencia que tenían miedo que les pase algo y ahora yo tengo miedo”, indica Ulloa.
Además, Gonzalo A.V.M. interpuso un recurso para anular la imputación formal por violencia.
Este miércoles 29 de mayo, un juez decidirá si procede anular la imputación. Ante esto, Ulloa solicitó ayuda a diversas instancias del Gobierno y a los medios de comunicación para evitar que este caso quede impune.
“Él me decía ‘tú sabes los contactos que tengo, las influencias que tengo, soy abogado de familia’; él ha trabajado en el poder Judicial hace años, ha trabajado en la Alcaldía hace años”, indica Ulloa quien teme que haga uso de estas “influencias” para librarse de la imputación y obtener la custodia de la menor.
Brújula Digital también accedió a la declaración de una testigo presentada por Ulloa, quien fue expareja de Gonzalo A.V.M.
La testigo dijo que el hombre también la golpeó y que siempre se vanagloriaba de tener grandes contactos en la justicia.
“Mostró de muchas maneras que al ser abogado gozaba de completa impunidad a todo lo que el cometía para lograr sus fines así fue que en el momento que me di cuenta que este sujeto era violento a todos los niveles posibles”.
En su declaración, aseguró que el abogado “tenía completamente comprado” a un juez y que además había sido violento con su hija mayor que tuvo fruto de una relación anterior.
Se refería a ellas como “animales a los cuales había que adiestrar y si no obedecían merecían castigo”.
La testigo indicó que en algunas oportunidades era obligada a tener relaciones sexuales delante de la menor de tres años, sino la golpeaba.
“Todas las veces que no accedí el me daba golpes en la boca del estómago dejándome completamente sin aire”, se lee en la declaración.
El abogado de Carolina Ulloa, Andrés Zúñiga, indicó que su defendida tiene la suficiente evidencia para pedir “la detención preventiva” del denunciado. Y argumentó que la Justicia debe tomar prioridad para asumir representación de las víctimas por violencia tomando en cuenta que la mujer es parte del grupo vulnerable.
“Temo por mi vida y por la de mi hija, suplico al sistema judicial que no nos desamparen. Un hombre violento no puede ser un buen padre”, concluyó Ulloa.
BD/AGT/JA