María Eugenia García/Foto UMSA
Brújula Digital|22|05|24|
María Eugenia García, doctora en hidroquímica, es la segunda mujer que ocupa ese cargo de rectora desde la fundación de la UMSA hace 194 años. Elegida el mes pasado con una mayoría inesperada, tiene entre sus objetivos principales, dijo en una entrevista con Brújula Digital, mejorar los índices de investigación de esa universidad.
Una presencia casi tan emblemática en el paisaje de La Paz como el Illimani es el monoblock de la Universidad Mayor de San Andrés; feliz diseño de Emilio Villanueva. Creada en 1830 durante la presidencia de Andrés de Santa Cruz, es la segunda más antigua de Bolivia después de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca (1624).
Hace unas semanas, la UMSA eligió a una nueva rectora; García es la segunda mujer que ocupa ese cargo desde su fundación. Venció holgadamente al rector saliente, Oscar Heredia, a quien acompañó como vicerrectora en las elecciones de hace tres años, y con quien rompió poco después debido a numerosas desavenencias.
García Moreno, antes de obtener su doctorado, obtuvo una licenciada en Ciencias Químicas de la UMSA y diplomados en Educación Superior y Estadística Aplicada a la Investigación Científica.
La anteceden muchos hombres que dieron sus nombres a calles de la ciudad, como Agustín Aspiazu, Belisario Salinas e Isaac Tamayo; todos ellos llamados cancelarios antes de que se adoptara el título de rector, que se usa hoy. Es poco probable que García llegue a ser nombre de calle ni parece estar entre sus preocupaciones, más centradas en impulsar la calidad universitaria en lo social y en lo académico.
La UMSA tiene actualmente 81.000 estudiantes, la Universidad Pública de El Alto 80.000, 16.000, la UCB y la UPB, 17.000. Las universidades públicas del país congregan hoy más del 80% del total de estudiantes universitarios. Antes de la proliferación de universidades privadas, las públicas jugaban un importante papel de lugar de encuentro de clases sociales
La UMSA ha dejado de ser, por ahora al menos, el actor político que un día fue, pero el hecho de que se forme ahí una parte significativa del capital humano que estará cargo del futuro del país, hace que lo que ahí pase y el nombramiento de una nueva rectora, en particular, ameriten nuestra atención.
La rectora ha dedicado toda su vida a la carrera académica y conoce por experiencia directa todos los aspectos de la vida universitaria que ahora le toca dirigir y mejorar.
Aprovechamos para preguntarle qué tal es el agua que bebemos en La Paz. Por su sonrisa, inferimos que no es muy buena, pero no porque tenga arsénico (elemento que estudió en su doctorado) sino contaminación biológica. El Choqueyapu explica esa situación.
La UMSA tiene alumnos de todos los barrios de la ciudad y, sorprendentemente, 40% vienen desde El Alto, probablemente en búsqueda de una mejor enseñanza; así como un cierto número que viene del Brasil a la facultad de medicina. Esta ha sido siempre bien reconocida regionalmente, en parte por el mayor contacto que tienen los estudiantes con pacientes desde el inicio de la carrera. Paradójicamente, les es más fácil tener contacto con vivos que con muertos, ya que el costo de los cadáveres se ha disparado y uno en buen estado cuesta mil dólares.
Uno de los problemas de larga data que tiene la UMSA es la preparación de los bachilleres con que llegan a la universidad. Esta ha sido tradicionalmente muy irregular, por decir lo menos, pero, con la pandemia, que ha afectado con mayor severidad a los estudiantes de bajos recursos, el problema se ha agravado.
La UMSA intentará corregir este déficit con cursos de nivelación, pero algunas debilidades, como la escritura, son graves. Quizá sería otra la realidad si se hubiese continuado con la implementación de la reforma educativa.
En una entrevista publicada en este medio hace unas semanas, García comentó sus preocupaciones y planes sobre varios aspectos sociales; entre ellos, el acoso que sufren las alumnas. De hecho, en esta cuestión ya hay un avance, pues esos días ya se abrió una línea de denuncia para que las y los estudiantes puedan presentarlas sin temor a represalias.
La UMSA cuenta con 2.400 profesores, un tercio de los cuales trabaja a tiempo completo. Uno de los objetivos de la nueva rectora es tener una mayor cantidad de ellos para que puedan involucrarse más en proyectos de investigación; un área a la que la García da mucha importancia. La relación con el Gobierno, dice ella, ha sido relativamente fluida en los últimos años, ya que no ha habido luchas por mayor presupuesto; lo que explica en parte la mayor tranquilidad política en la UMSA. Esto, a su vez, sugiere que la UMSA no ha dado pelea por más presupuesto.
La universidad ya lleva adelante varios proyectos de investigación, con importante apoyo de la cooperación internacional –Suecia, Canadá y España, en particular– como el Laboratorio de Rayos Cósmicos en Chacaltaya, estudio del agua, alimentos y otros. Uno de sus desafíos en este ámbito es ampliar la cooperación con el sector privado para desarrollar soluciones a medida de necesidades concretas de la industria y reforzar el puente entre lo académico y el mercado de trabajo.
Entre sus desafíos más importantes está revisar los planes de estudio e incorporar más elementos de tecnología, tanto en el contenido como en los métodos de aprendizaje y aquí cobra importancia la Inteligencia Artificial.
Los inevitables límites presupuestarios sin duda pondrán freno a todas las iniciativas que quiera llevar adelante la nueva gestión, pero claramente no ha de ser la falta de voluntad ni de ideas.
BD/RED