Las víctimas, de entre 23 y 25 años, no pertenecían al personal regular de la empresa, pero contaban con autorización oficial para recolectar mineral residual.
Brújula Digital|03|08|25|
Cinco mineros artesanales murieron el viernes en el interior de la mina de oro Amayapampa, ubicada en el departamento de Potosí, tras un derrumbe que los sepultó bajo un talud de tierra, informó la Policía. Con este hecho, ya son 73 los trabajadores mineros que han perdido la vida en lo que va del año en esa región.
El hecho ocurrió a más de 4.000 metros de altitud, en uno de los yacimientos auríferos más grandes de la región, explotado a cielo abierto por Comibol.
Las víctimas, de entre 23 y 25 años, no pertenecían al personal regular de la empresa, pero contaban con autorización oficial para realizar labores de “paqoma”, una práctica tradicional que permite recolectar mineral residual.
La seguridad laboral minera de Bolivia es una de las peores del mundo. En marzo, un derrumbe similar en una mina de Sorata, departamento de La Paz, provocó la muerte de cinco trabajadores. Las autoridades no informaron de sanciones ni medidas tras aquel episodio.
Sobre el incidente en Potosí, el comandante de la Policía de Potosí, coronel Fernando Benítez, declaró a la prensa: “Cinco personas, mayores de edad, fueron encontradas dentro de la mina. La causa de la muerte es asfixia por aplastamiento. Asumimos que el cerro cedió en alguna porción y los aplastó”.
El oficial añadió que hasta el viernes por la tarde lograron recuperar los cinco cuerpos, aunque solo dos de ellos habían sido identificados.
El comandante regional, coronel Fernando Barrientos, precisó que los fallecidos eran trabajadores artesanales provenientes de comunidades rurales cercanas a la mina.
“La causa de la muerte fue por asfixia por aplastamiento. Gran cantidad de tierra se desprendió en el interior de la mina y los aplastó. Estamos investigando las causas del accidente”, dijo Barrientos a los medios.
El hecho reaviva la preocupación por las condiciones de seguridad en las operaciones mineras del país. De acuerdo con la Policía, gran parte de las víctimas de este tipo de incidentes trabaja en minas gestionadas directamente por mineros o cooperativas, en contextos donde la precariedad laboral y la ausencia de medidas de seguridad son comunes.
La mina de Amayapampa se encuentra a unos 600 kilómetros al sur de La Paz. A pesar de su magnitud y producción, la práctica del paqoma persiste en sus alrededores como una forma de subsistencia para habitantes de comunidades vecinas, que extraen restos de mineral con herramientas básicas y sin infraestructura adecuada.
BD/RED