Entre el jueves y el viernes, se produjo la detención de 20 hombres, 18 de ellos colombianos y dos estadounidenses de origen haitiano.
La policía de Haití presentó a los medios a los sospechosos y armas del asesinato del presidente Jovenel Moïse.
La búsqueda de los "mercenarios" que mataron al presidente de Haití Jovenel Moïse ha puesto la atención en Colombia.
El político de 53 años y su esposa, Martine Moïse, quien resultó gravemente herida, fueron atacados a tiros en su vivienda en Puerto Príncipe la madrugada del pasado miércoles.
Tras el fatal ataque, las autoridades haitianas iniciaron una "cacería" de los sospechosos.
Entre el jueves y el viernes, se produjo la detención de 20 hombres, 18 de ellos colombianos y dos estadounidenses de origen haitiano, según la Policía Nacional de Haití.
Otros tres colombianos fueron abatidos en los enfrentamientos de la operación de búsqueda y captura y cinco permanecen prófugos.
Moïse estaba en su residencia con su esposa y dos hijos cuando un grupo de hombres fuertemente armados irrumpió alrededor de la 01:00 local (05:00 GMT) del pasado miércoles.
En el lugar, el mandatario recibió 12 disparos de armas de gran calibre y 9 milímetros, informó el juez Carl Henry Destin, encargado del levantamiento forense.
Su esposa resultó gravemente herida. Fue trasladada de emergencia a un hospital de EE.UU. en donde se reporta "grave pero estable".
La hija mayor de la pareja, Jomarlie Moïse, se escondió en el dormitorio de su hermano y resultó ilesa. Tanto ella como sus dos hermanos se encuentran en "lugares seguros", dijeron las autoridades.
Aún no está claro por qué la guardia de Moïse no pudo intervenir en su defensa. Dos encargados de su seguridad han sido citados a declarar.
Luego de una operación de "cacería" de los responsables, el jefe de la Policía Nacional haitiana, Léon Charles, informó que el comando estuvo compuesto por 28 hombres.
De ellos, 26 eran colombianos y los otros dos estadounidenses-haitianos. Estos últimos fueron identificados como James Solages y Joseph Vincent.
Por su parte, la Policía Nacional de Colombia confirmó este viernes que, con base en la última información disponible, 15 de los detenidos y dos de los abatidos son nacionales de su país.
"Se han identificado a estas personas como exmiembros de nuestro Ejército nacional. No están en activo", explicó Vargas.
El comandante de las Fuerzas Militares, Luis Fernando Navarro, dijo que "las verificaciones que hemos hecho en sus hojas de vida está que sus retiros ocurrieron entre el 2018 y el 2020".
"Las motivaciones en el mercado mercenario, porque esto es un tema de actividades mercenarias, están alrededor de temas netamente económicos, presumimos nosotros y es lo que hemos podido verificar hasta el momento", detalló el general.
El corresponsal de BBC Mundo en Bogotá, Daniel Pardo, señala que en la mañana del viernes, los medios colombianos fueron publicando a cuentagotas los nombres, las trayectorias y las fotos de los militares retirados involucrados en el magnicidio.
La mayoría de ellos rondan los 40 años, ejercieron de soldados y, como parte de una práctica usual en el ejército al no poder ascender, se retiraron jóvenes, hace menos de dos o tres años.
Según el diario El Tiempo, el teniente coronel Carlos Giovanni Guerrero es el detenido con más alto rango.
Aún se desconoce la motivación detrás del magnicidio y quién es el autor intelectual.
El primer ministro interino, Claude Joseph, dijo que el presidente se había opuesto a "algunos oligarcas en el país".
"Creemos que esas cosas no dejan de tener consecuencias", expresó sin dar más detalles sobre sus sospechas.
Con base en la información recabada, Vargas indicó que dos colombianos, Duberney Capador y Germán Rivera, viajaron en mayo a República Dominicana y desde ahí se trasladaron a Haití el día 10.
Otros 11 colombianos llegaron en junio a través de la misma ruta, con algunos días de estancia en Santo Domingo y Punta Cana.
Colombia también investiga los movimientos financieros de los sospechosos, así como cuatro empresas -no reveladas- que habrían facilitado los viajes.
La esposa de Francisco Eladio Uribe, uno de los nombrados en Haití, le dijo a la W Radio que el exmilitar fue soldado profesional durante 20 años, que se retiró en 2019 y que recibió varios reconocimientos castrenses.
Según ella, Uribe estuvo investigado por el caso de los falsos positivos, un esquema de cuotas que pasaba bajas civiles como bajas guerrilleras en combate, pero "fue absuelto".
Aseguró que estaba en República Dominicana contratado por una supuesta empresa de seguridad que le pagaría US$3.000 al mes.
"A ellos no les dijeron para dónde se los iban a llevar exactamente (…) era una oportunidad laboral con una agencia para cuidar familias de jeques", aseguró.
Los medios colombianos también hicieron hincapié en el caso de Manuel Antonio Grosso, un paracaidista y miembro de las fuerzas especiales antiguerrilla que publicó fotos en redes sociales hace una semana desde República Dominicana.
Al parecer cruzó la frontera a Haití el día antes del asesinato de Moïse.
El embajador de Haití en Estados Unidos, Bocchit Edmond, pidió el miércoles una "cacería internacional" de los responsables de un ataque "bien orquestado".
Si bien dijo que no quería especular, señaló tener información de que el atentado fue perpetrado por "profesionales".
Explicó que llegaron a la residencia del presidente afirmando falsamente ser agentes de la Administración para el Control de Drogas de EE.UU. (DEA, por sus siglas en inglés).
"Así es como se presentaron, como agentes de la DEA", declaró Edmond a la agencia Reuters. "De ninguna manera eran agentes de la DEA".
"Tenemos un video y creemos que son mercenarios", señaló.
La tarde del miércoles un portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. rechazó cualquier implicación de la DEA.
"Estados Unidos condena este acto atroz, estos informes falsos no son más que eso, solo informes falsos", dijo Ned Price.
Lo dicho por el embajador Edmond coincide con videos difundidos en la prensa y redes sociales -cuya autenticidad no ha sido verificada por las autoridades- que muestran a un grupo de hombres armados en una calle, presuntamente grabados por vecinos del barrio donde vivía el presidente Moïse.
En un momento se escucha a alguien decir en inglés "Esta es una operación de la DEA" a través de un megáfono.
Una persona yace en el piso mientras algunos hombres con armas largas hablan entre sí. En otro segmento se escuchan disparos, pero es poco lo que se aprecia en la oscuridad.